MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Nuevo Laredo y Matamoros prueban que la militarización no es la soluciona

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En los asuntos de seguridad para la población, la situación en todo nuestro país es cada vez peor, dada la completa militarización del país decretada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que, por cierto, es una situación contraria completamente a lo prometido muchas veces en campaña electoral, desde 2010 , cuando decía que si ganaba la presidencia en seis meses iba a regresar al Ejército a sus cuarteles.

Todos sabemos que fue una mentira electoral, y que López Obrador ha extendido hasta 2028 la participación del Ejército y la Marina en operativos de seguridad ciudadana, con desprecio absoluto a las muchas denuncias sobre la creciente militarización del país. De esta manera pende amenazadora sobre las cabezas de los mexicanos la espada militar. En aquel lejano año de 2010 digo yo, López Obrador, o no sabía nada de lo que hablaba, o ya de por sí sabía  que engañaba  con sus promesas.  

En ambos casos su irresponsabilidad quedaba encubierta a ojos de la incauta población que ahora, transcurridos cuatro años y medio de gobierno morenista, sigue intimidado con el poder castrense con hechos como el siguiente.
 
En la madrugada del 26 de febrero, en la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas, siete jóvenes se retiraban a sus domicilios en una camioneta Silverado después de salir de una discoteca, en el camino una patrulla militar formada por varios vehículos los persiguió durante varias cuadras hasta que los acorraló. Sin advertencia alguna los soldados dispararon fuego graneado sobre la camioneta con los siete ocupantes dentro. Cinco de los muchachos murieron ejecutados por los soldados, uno más resultó gravemente herido y solo uno salió ileso de la agresión militar. 

Leamos lo dicho por el joven herido: “Un soldado me disparó por la espalda, cuando ya estaba en el suelo“, declaró esta semana el joven Luis Gerardo S., ante la Fiscalía General de la República (FGR). Agregó que soldados le dispararon hasta en dos ocasiones, cuando él, malherido, tirado en el piso pedía ayuda, declaración que coincide prácticamente en todo con la del otro superviviente, Alejandro Pérez, el único que salió ileso. Los cuerpos de los cinco jóvenes fueron atravesados por la potencia de las balas militares según la autopsia de ley que les realizaron. Ninguno de los siete muchachos portaba armas de ningún tipo. Los militares les dispararon en más de 60 ocasiones. El país entero quedó inconforme frente al desalmado hecho, según el diario El País, del 11 de marzo de 2023.

La política contra la inseguridad que arrastra México data desde hace varios sexenios (aún antes del gobierno de Felipe Calderón), ha estado basada en el uso inconstitucional del Ejército en labores de policía. Todos esos regímenes sexenales han fracasado estrepitosamente en el método de imponer, al Ejército y a la Armada, tareas para las que no están preparados, pues su función primordial es la defensa de la patria ante enemigos externos.

Y la labor interna de seguridad a la población en todo el territorio nacional corre a cargo de la policía federal, de las policías estatales y de las municipales, quienes deben estar preparadas de una manera científica, entrenadas, capacitadas y armadas convenientemente para enfrentar, controlar y derrotar al crimen organizado y al no organizado. Su función principal es la seguridad y tranquilidad de todos los habitantes del país. 

Así está plasmado en la Constitución mexicana. En cuanto a  dar las garantías constitucionales de seguridad a la vida y patrimonio de cada mexicano los gobernantes no saben o no quieren cumplir con la ley, y el Ejército sigue cometiendo graves violaciones y crímenes como el que hoy cito contra la indefensa población.

 Las policías están desde hace décadas rebasadas por las bandas criminales y por los criminales solitarios. Hoy, aunque no es su función, el Ejército espía a los ciudadanos, como es el caso del ciudadano Raymundo Ramos, dirigente de una organización de derechos humanos en Nuevo Laredo que ha dado cobertura, información, de aspectos del operativo militar contra los siete jóvenes, con los repudiables resultados condenados por la sociedad, que le dieron vuelta al mundo.   

No hay excusa que justifique la militarización del país llevada al extremo por el presidente López Obrador y que causa mayores agravios y dolores a la nación. López Obrador, con tanto poder acumulado en sus manos, no ha podido, no puede, ni podrá devolverles jamás la tranquilidad a los mexicanos. Seguiremos sin policías capaces en quien depositar la paz y tranquilidad que merecemos las grandes e inmensas mayorías trabajadoras de este indefenso país. Todo por un presidente obsesionado en sus ideas, salidas del desconocimiento para gobernar.

 Los policías del país irán cada vez más, de mal en peor, porque el presidente no les destina el apoyo principal, los recursos suficientes del erario público que se usen aumentando sus fuerzas en número y preparación, con una cada vez mejor labor de investigación científica para contener y derrotar de acuerdo con la ley y los derechos humanos a las bandas criminales que asuelan a la patria mexicana.

Los mexicanos tenemos la obligación, si queremos servir a nuestro país como es obligación de todos, y dejar un mejor México a nuestros hijos, ya no hacer caso a las prédicas electoreras del presidente que van de fracaso en fracaso.

La política debe servir para elevarnos y unirnos, nunca para dividir al pueblo, con su política errada y agresiva,  como lo hace todos los días Morena y el presidente de este país

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