MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Hidalgo, pobreza y el fracaso de Morena

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La pobreza en Hidalgo es una realidad que golpea a millones de personas. El gobierno morenista llegó al poder en 2022 con la promesa de acabar con el atraso económico y social, pero la situación sigue igual o peor.

Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2020, más del 60 % de la población de Hidalgo vivía en pobreza, y el 28 % en pobreza extrema.

Hoy en Hidalgo, la pobreza sigue siendo el reflejo del fracaso de un gobierno que prometió cambios, pero que ha demostrado incapacidad para gobernar.

En el tercer trimestre de 2024, la pobreza laboral disminuyó en 3.4 %, pasando del 46.3 % al 43 %. Sin embargo, en el cuarto trimestre, volvió a aumentar en 3.3 puntos, llegando al 45.2 %. ¿Dónde está el trabajo de dos años y medio del gobierno morenista?

Las brechas en educación, salud, seguridad social y empleo perpetúan este ciclo. En un estado donde el 38 % de los hogares carece de acceso a servicios de salud y el 56 % sufre carencias en al menos tres de los seis indicadores del Coneval, es evidente que las políticas públicas implementadas no han logrado un cambio significativo.

El gobierno de Morena en Hidalgo, encabezado por Julio Menchaca Salazar, prometió transformar el estado y mejorar la calidad de vida de los hidalguenses. No obstante, a más de dos años en el poder, los resultados siguen siendo inexistentes.

Desde el inicio de esta administración, el Movimiento Antorchista ha buscado diálogo y soluciones para más de 25 mil familias organizadas en Antorcha. A través de pliegos petitorios, se ha expuesto la falta de servicios básicos, educación y el pago a maestros en múltiples municipios, pero la respuesta de Menchaca ha sido la de un político ciego y sordo.

Uno de los problemas más graves de Hidalgo es la profunda desigualdad entre sus regiones. Mientras que en Pachuca y otras zonas urbanas la situación es relativamente mejor, regiones rurales como la Huasteca y la Sierra Alta siguen en extrema pobreza. 

En estos lugares, los servicios básicos son deficientes, la infraestructura es precaria y el acceso a empleo y educación es escaso. Muchos habitantes sobreviven con trabajos informales, sin seguridad social.

La falta de inversión ha ampliado la brecha entre zonas urbanas y rurales, perpetuando la desigualdad y la pobreza. Si Morena realmente quisiera combatir la pobreza, debería enfocar sus esfuerzos en el desarrollo económico y social de estas regiones olvidadas, priorizando empleos dignos, mejor infraestructura y acceso a servicios básicos.

Hidalgo necesita un cambio estructural en su enfoque de políticas públicas. Es urgente invertir en educación y capacitación para que los jóvenes y adultos accedan a empleos mejor remunerados. También es fundamental mejorar los sistemas de salud, con énfasis en la atención primaria, para garantizar servicios médicos de calidad. Hoy podemos afirmar que Morena no sabe gobernar.

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