Carlos Marx, en su magnus opus El Capital, explica la ley de la acumulación capitalista, que en la medida en que aumenta la productividad del trabajo social y en la que los medios de producción se vuelven más sofisticados y requieren menos fuerza de trabajo humana para ponerlos en acción, rápidamente este progreso social se tuerce capitalistamente en su contrario, pues la población obrera crece de forma más rápida que la necesidad de mano de obra del capital. Dicho en otros términos, los progresos que la ciencia y la tecnología le imprimen a la producción, así como el grado de organización dentro de los centros de producción, vuelven superflua una parte importante de brazos humanos para los que el sistema no puede brindar trabajo, pues es remplazada por las maquinas. Esta es la explicación científica del desempleo que impera en las sociedades capitalistas y de la existencia de lo que Marx llamó: ejército industrial de reserva.
Pero Marx va mucho más allá, también explica que este supuesto error en el funcionamiento del sistema, no es más que un mal necesario para su desarrollo y para su funcionamiento, pues la existencia de una buena cantidad de población desempleada funciona como válvula de presión sobre los trabajadores que sí tienen empleo, pues los obliga a someterse a las condiciones laborales que sus patrones les imponen, engendrando mayor grado de sometimiento y, por lo tanto, mayor generación de plusvalía (trabajo no pagado) en provecho de los dueños del capital. Pues todo intento de subversión en contra de la explotación es rápidamente sofocada con el despido de los obreros descontentos que son reemplazados por personas del ejército de reserva.
Por tanto, cuanto más crecen las potencialidades de la producción, el volumen y la intensidad de su crecimiento, mayor es también la cantidad de población existente y su capacidad de trabajo, que al no encontrar cabida dentro de las fronteras de producción capitalista, va formando una capa de desempleados, de ejército industrial de reserva, que crece en proporción a la riqueza y que en la medida en que su número supera al de los obreros en activo, mayor es el grado de explotación que los patrones ejercen sobre sus trabajadores y por tanto mayor extracción de riqueza, de acumulación de ganancia es la que obtienen. Tal es, según Marx, la ley general de la acumulación capitalista. Véase pues, cómo la existencia de masas de desempleados son una palanca de desarrollo del modelo capitalista de producción.
A pesar de que esta ley fue formulada hace 150 años, mantiene total vigencia al día de hoy, ahora que la concentración de la riqueza se ha vuelto más salvaje y que efectivamente el grado de sofisticación de los medios de producción también es mayor, que en tiempos de Marx, mayor es también el número de desempleados. En México, mientras un sólo hombre, Carlos Slim, concentra tanta riqueza como 60 millones de pobres (Oxfam México), existen 20 millones de desempleados, ésta cantidad de "parados" tiene que sobrevivir de alguna forma, una de ellas, tal vez la más honrada y útil para la sociedad, es la del mal llamado "trabajo informal" que engloba entre otras cosas al ambulantaje.
Vemos cómo en todas las grandes y medianas ciudades de México se encuentran verdaderos ejércitos de ambulantes, que a través de la venta de sus mercancías buscan conseguir algunas monedas que les permitan sacar adelante a sus familias. Porque ese es el único camino que les ha dejado esta injusta sociedad. Porque: "[...] lo que en un polo es acumulación de riqueza, en el polo contrario, es decir, en la clase que crea su propio producto como capital, acumulación de miseria, de tormentos de trabajo, de esclavitud, de despotismo, de ignorancia y de degradación moral" (Marx, Cap. xxiii). Mientras exista capitalismo, existirá también pobreza, desempleo y ambulantaje.
Vistas así las cosas, mis compañeros comerciantes de Coatepec tienen toda la razón económica, social y política cuando demandan espacios dignos para desempeñar su labor, al no ser culpables de su situación. El Gobierno municipal, comete un grave error, producto, tal vez, de su ignorancia de la teoría económica, al acosarlos, intimidarlos y agredirlos constantemente. Al intentar desaparecerlos violentamente, actúa en defensa de los intereses de los poderosos económicamente, que a pesar de que deben su riqueza, también a la miseria de los ambulantes, siempre han buscado extinguirlos, por la repulsión que seguramente les provoca pero sobre todo por el temor de que algún día descubran el origen científico de su miseria.
Por ello, los antorchistas de todo el país, estamos resueltos a defender a nuestros compañeros coatepecanos contra todo intento de lastimar su integridad física y económica, pues llevan más de dos años luchando por espacios dignos, porque ya han sufrido violentos desalojos y porque no es la primera vez que salen a exigir al municipio que atienda su petición. Aunque se usen artilugios para desvirtuar su noble labor y se les calumnie como "alteradores del orden público", no se les podrá desaparecer, sencillamente porque su existencia depende de la existencia del orden económico.
Compañeros de Coatepec, ustedes saben que su lucha es justa, hoy es por espacios dignos que les permitan palear su precaria situación, mañana será por un mejoramiento de fondo en las condiciones de vida de ustedes y de toda la clase pobre de este país, un cambio en el modelo económico que brinde empleo para todos los que estén en edad de trabajar así como salarios que les permitan tener una vida digna, aunque ello evidentemente reduzca la cuota de ganancia del capital y sus dueños. No hay de otra, adelante con su lucha, ya pronto llega el día.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario