MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Gobierno de México, en deuda con los niños

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Cada año, el día 30 de abril se festeja a todos los niños de México, a lo largo y ancho del país, en escuelas y plazas públicas, se llevan a cabo actividades recreativas, culturales y artísticas con el único propósito de celebrar a los niños en su día, de promover su cuidado y el respeto de sus derechos.

Los niños son una parte importante de cualquier sociedad, pues el día de mañana son quienes participarán en el desarrollo económico, cultural, educativo y laboral de un país. Por ello y por su condición de vulnerabilidad es que se tiene que cuidar y proteger a los niños para que se eduquen, tengan buena salud y gocen de los cuidados necesarios que se requiere para que crezcan sin problema alguno y puedan desarrollarse plenamente.

La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) adoptada de forma unánime por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989, es el primer instrumento internacional que establece que todas las niñas, niños y adolescentes, sin excepción, tienen derechos y que su cumplimiento es obligatorio para todos los países que la han firmado, incluido México, que la ratificó en septiembre de 1990, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en ingles). Con la CDN, los niños y las niñas dejan de ser simples beneficiarios de los servicios y de la protección del Estado, pasando a ser concebidos como sujetos de derecho. Al firmar la CDN, los países asumieron el compromiso de cumplir cabalmente con sus disposiciones, adecuar sus leyes a estos principios, colocar a la infancia en el centro de sus agendas a través del desarrollo de políticas públicas y a destinar el mayor número de recursos posibles para la niñez y la adolescencia.

En México, los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes están previstos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en los tratados internacionales y en las demás leyes aplicables, esencialmente en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (publicada el 4 de diciembre de 2014). Algunos de ellos son: derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo; a vivir en condiciones de bienestar y a un sano desarrollo integral; a una vida libre de violencia y a la integridad personal; a la protección de la salud y a la seguridad social; a la educación; al descanso y esparcimiento; a la libertad de convicciones éticas, pensamiento, conciencia, religión y cultura; a la participación; a la seguridad jurídica y al debido proceso.

Queda claro que el preámbulo de los derechos de los niños resalta la idea de que ellos necesitan protección y un cuidado especial.

En nuestro país, poniendo especial énfasis en nuestro estado, desafortunadamente es cada vez más común ver en los cruceros a niños haciendo malabares, limpiando parabrisas, vendiendo semillas, de chalanes en la construcción, cantando en el centro histórico, pidiendo limosna en diferentes puntos de la ciudad, de "viene viene" en estacionamientos de los centros comerciales, aseando calzado, etcétera, etcétera. Violando con ello su derecho al sano crecimiento, a la educación, al descanso y esparcimiento, a la seguridad jurídica y el derecho de aspirar a una vida mejor.

Al respecto, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) a través del Módulo de Trabajo Infantil, dio a conocer que existen 3 millones 136 mil niños de entre 5 y 17 años de edad que laboran, principalmente, en el comercio, el sector agropecuario y en las industrias manufactureras y de la construcción.

El INEGI destacó que el motivo principal por el cual trabajan estos menores de edad son las necesidades económicas. Afirmó, además, que de todos los niños que laboran en el país, 1 millón 200 mil no asisten a la escuela y el 28 por ciento está expuesto a sufrir accidentes laborales, pues sus lugares de trabajo son inapropiados, peligrosos e insalubres. Siendo los sitios de trabajo más comunes entre los menores; las minas, ríos, lagos, calles, transporte público, construcciones, andamios, basureros, bares, cantinas y centros nocturnos. Señaló también que los niños son explotados laboralmente en cuanto a jornadas de trabajo y salarios se refiere. Al respecto, proporcionó los siguientes datos de horas laboradas por semana: 31 por ciento de los menores trabaja más de 35 horas, el 28 por ciento 15 horas, el 15 por ciento de 15 a 24 horas, el 7 por ciento de 25 a 34 horas y el 17 por ciento no tiene un horario regular. Y de éstos, sólo el 50 por ciento recibe una remuneración económica.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) existen 215 millones de niños en situación de esclavitud en el mundo, aunque las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) afirman que son 400 millones realmente. Siendo los niños más propensos para la esclavitud los de las minorías étnicas y los pueblos indígenas y tribales, los niños de clase baja y los niños desplazados

Pareciera entonces que esta situación podría resolverse con la sensibilidad de las diferentes instancias de gobierno o la aplicación de programas sociales, con lo que no estoy en desacuerdo, solo digo que es visiblemente insuficiente. El sistema económico imperante en la sociedad, el capitalismo, muestra una vez más su incapacidad para atender esta situación que cada día se agudiza más. Debemos darnos cuenta que la explotación infantil es una consecuencia de la injusta distribución de la riqueza de nuestro país y el mundo, que es provocada por el modelo económico de producción a quien sólo le importa acumular riqueza sin importar las consecuencias que esto pudiera causar.

Para atacar este problema de explotación infantil que hoy en día no sólo se manifiesta como explotación de su fuerza de trabajo sino también como la venta y trata de menores, prostitución, pornografía, tráfico de drogas y el reclutamiento forzoso al crimen organizado, tendríamos que comenzar por atacar sus causas más profundas: mejorar los salarios de la clase trabajadora, es decir, fortalecer la capacidad adquisitiva de nuestros salarios para obtener así los satisfactores necesarios para la alimentación y desarrollo de nuestros hijos, además de diseñar y aplicar políticas y programas para garantizar su educación y atención médica. Para ello, habría que comenzar mejorando la distribución de la riqueza nacional, haciéndola más equitativa, para evitar así que nuestros hijos, por hambre, tengan que salir a trabajar al campo, la ciudad o la industria.

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