MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Será que siempre tendremos que vivir así?

image

Situados en el kiosco de Zacualtipán, a las 5:45 de la tarde y cubiertos por una densa neblina, esperando a nuestro amigo José; hace unos días nos platicaba sobre las dificultades que viven los obreros de este municipio para conseguir vivienda y hoy nos ha invitado a acompañarlo al pueblo donde nació, uno enclavado en lo profundo del municipio de Tianguistengo.

Tan pronto como lo vemos llegar nos apresura, pues nos comenta que son solo tres las camionetas que se dirigen hacia allá durante el día y la última sale a las 6 pm. Apresuramos el paso y abordamos el transporte, después de una media hora atravesamos la cabecera municipal y nos enrumbamos hacia una carretera que lleva hacia otros municipios como Yahualica y Calnali, es un camino demasiado deteriorado. Mientras, don José nos dice que en un tramo que se construyó apenas en el 2007 son más los baches que asfalto. Hemos llegado a un entronque llamado “La Cumbre”, aquí salimos de la “carretera” e ingresamos en un camino de terracería. Por fín, después de casi tres horas hemos llegado a su comunidad, pasaremos la noche en una pequeña chocita con paredes de barro y techo de cartón.

Nos recibe con mucho gusto la madre de José, doña Chayito, quien tiene alrededor de 60 años; su rostro refleja la dura vida de trabajo y pobreza. Modestamente nos ofrece algo de cenar y un café, pronto nos sentimos en confianza y comienza a platicarnos parte de su vida. Nos dice que José es su único hijo, pero que por poco no lo tendría ni a él, “si te contara como fue que nació ni lo creerías. Ya tiene cuarenta años mi José. Cuando estaba embarazada de él, no llegaban los carros hasta acá porque no había camino, para agarrar carro teníamos que caminar hasta “La Cumbre”. Tenía como 8 meses apenas de embarazo, todavía me faltaba, pero como me caí cuando fui a traer agua al pozo se me adelantó el parto. Es una tristeza vivir por acá, donde estamos todos olvidados, cuando hay una emergencia así no tenemos donde nos atiendan, menos hace 40 años. Me acuerdo que ya no podía levantarme, solo mi viejito como pudo me cargó y así me llevó caminando, si en carro te tardas mucho, ahora imagínate caminando, fue solo su amor de esposo y padre lo que le dió fuerzas porque no se detuvo ni un momento ni para tomar aire siquiera. Llegamos a La Cumbre y ahí por suerte iba pasando don Lencho en su carro, así fue como me llevaron a Tianguistengo, donde no me pudieron ayudar porque no tenían lo necesario para atenderme, de ahí me mandaron a Zacualtipán pero ahí tampoco me quisieron recibir, al final fuimos a dar hasta Pachuca. Así se sufre en estos pueblos, ni antes ni ahora hay donde curarnos, ahorita ahí está la Casa de Salud, pero de qué sirve si siempre está cerrada, no hay nada ahí adentro”.

Y es que en un panorama así Informe Anual sobre la Situación de Pobreza y Rezago Social 2024, dio a conocer que, en el estado de Hidalgo, más del 50% de la población no cuenta con acceso a servicios de salud y el 65.4 % no cuenta con acceso a la seguridad social, medio millón más que en el 2022. Como podemos apreciar, la tendencia no es que las condiciones mejoren, al contrario, empeoran. Y, sin embargo, en 2025, el presupuesto destinado al sector salud a nivel nacional sumará 918.4 mil mdp, lo que representaría un recorte de 11%, respecto a 2024. Para la población sin seguridad social, la SSa presentaría un recorte de 34%, equivalente a 34 mil 420.9 mdp. ¿No que eran “primero los pobres”?

La historia se repite

Tras un rato de silencio, nuestro amigo José pregunta con un tono de tristeza “¿será que siempre tendremos que vivir así?, parece que las cosas nunca cambian, las historias se repiten, es como si la pobreza nos agarrara con tanta fuerza que parece imposible escapar de ella, yo salí de aquí con mis dos hijas y mi esposa buscando una vida mejor que hasta ahora no hemos encontrado. A los 5 años de llegar a Zacualtipán, no tuve para pagar la renta y nos corrieron de donde estaba, nos fuimos a una colonia que se llama El Pantano, ya con el puro nombre te digo todo, ahi nos prestaron un “jacalito” pequeño y humilde, a pesar de eso yo me sentía feliz porque mi mujer estaba embarazada de un varoncito, mucho tiempo estuve esperando esa noticia, no digo que no ame mucho a mis hijas, pero yo quería un niñito.

“Me puse a trabajar muy duro en la fábrica para tener algo de dinero para cuando él naciera. En mi loquera o emoción o no sé qué fue, fui a preguntar en una clínica particular cuánto me costaría si mi hijo naciera ahí, luego luego me bajaron de mi nube, como siempre, hay cosas que para los pobres son imposibles. Trabajaba más de 12 horas, a veces hasta 15 porque empecé a agarrar trabajos por destajo para ganar un poquito más, entraba a las 7 de la mañana y a veces salía hasta 9 o 10 de la noche. En las últimas semanas de embarazo de mi mujercita, siempre salía a trabajar con la preocupación de que no se pusiera mala mientras estaba en la fábrica, y así fue, eran casi las 6 de la tarde cuando me avisaron que ya iba a nacer mi hijo, pedí permiso al patrón para salir e irme a ver a mi esposa pero no me dejó porque urgía sacar la producción, había un pedido muy grande que entregar. Cuando por fin terminé de coser el último pantalón, salí corriendo bajo una fuerte lluvia rumbo a mi casa, justo cuando llegué se le rompió la fuente a mi mujer, empecé a buscar un carro para llevarla al Seguro pero no había ninguno, llamé a la presidencia pero como siempre, solo te buscan cuando hay campañas ni me atendieron, de la ambulancia ni hablar, me dijeron que no estaba disponible, lo único que me quedó fue agarrar una carretilla, subí a mi esposa y con qué esfuerzos pudimos salir del lodo, todos mojados, pero por fin llegamos al Seguro donde para hacer más penosa nuestra situación, no había camas para atenderla…”

Pésima situación del IMSS en Zacualtipán

La atención médica en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Zacualtipán ha suscitado un creciente descontento entre pacientes y sus familias, las quejas se concentran en un servicio deficiente y en largas esperas, que a menudo superan las tres horas. Muchos derechohabientes han señalado que se ven obligados a acudir a la institución en condiciones críticas para obtener atención inmediata, lo que pone en riesgo su salud.

A esta insatisfacción se suma una preocupante falta de insumos médicos y medicamentos, frecuentemente los pacientes únicamente reciben recetas y ningún medicamento. La decadencia del sistema de salud pública en Zacualtipán, obliga a las familias trabajadoras a buscar atención en hospitales privados, incrementando así la carga económica sobre ellos, esta situación lleva a muchos a cuestionar la capacidad del IMSS para cumplir con su misión de ofrecer servicios de salud accesibles y de calidad.

Después de otro rato de largo silencio, José se anima a preguntarme ¿qué podemos hacer para cambiar las cosas?, ¿no crees que ya es justo que las cosas cambien? En efecto, le contesté, es necesario cambiar las cosas, debemos cambiar la situación en la que viven millones de mexicanos, pero para eso, es necesario organizar a toda esa gente que padece pobreza, que sufre las injusticias, es necesario que todos nos unamos todos como una sola fuerza, el cambio no puede ser obra de nadie más que del pueblo mismo. Debemos organizarnos, pero también debemos concientizarnos del papel que jugamos los trabajadores de este país, que toda la riqueza que aquí se produce es fruto de nuestras manos y que, por tanto, tenemos derecho a disfrutar de esa riqueza y vivir mejor. Eso es lo que busca Antorcha, que todos los mexicanos vivan mejor, un mejor país es posible y debemos luchar por él.

0 Comentarios:

Dejar un Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados *

TRABAJOS ESPECIALES

Ver más