La oratoria para el Movimiento Antorchista es muy importante, ya que con ella se puede convencer a la gente y hacerle entender la realidad en la que está viviendo, por ejemplo, que el sistema actual se puede cambiar.
En muchas ocasiones, a través de la historia, se ha demostrado que la oratoria es muy importante para el levantamiento de las masas. Lenin, en 1917, logró la Revolución Rusa; Fidel Castro, en 1959, junto con sus barbudos, realizó la Revolución Cubana; Mao Zedong en China logró la revolución socialista en 1949.
Esos son casos donde millones de personas despertaron y se dieron cuenta de que la realidad que estaban viviendo podía cambiar.
Hay otros casos donde el uso de la oratoria casi ocasiona el fin como el que hoy lo conocemos. En 1939, Adolf Hitler ocasionó la Segunda Guerra Mundial e intentó adueñarse del mundo y acabar con el socialismo. Él era conocido como uno de los mejores oradores de sus tiempos, pero su pensamiento estaba mal encaminado.
Sin embargo, Lenin, Mao Zedong y Fidel Castro también eran conocidos por ser buenos oradores que, al momento de hablar, incentivaban a las masas a un cambio de poder político y lo lograron.
Ya que en un mundo capitalista, que es en el que hoy estamos, donde se utiliza todos los medios posibles para mantener a la gente dormida y manipulada, es de reconocer que la palabra tiene una importante labor en el convencimiento para las masas.
¿Cómo mantiene el capitalismo manipulando a la gente? A través de los medios de comunicación, que defienden los intereses de los dueños de los medios de producción, bombardean cada segundo a la gente con información que, poco a poco, va moldeando el pensamiento del pueblo.
También con las películas gringas, en las que todo el tiempo ellos salen como los salvadores del mundo, las telenovelas, la estética, las leyes, la misma educación que hoy se imparte en nuestro país, que son formadoras de obreros para las grandes fábricas, y la religión, que incita al pueblo trabajador a que no luche ni se organice, asegurando que mañana ellos serán los que disfruten del mundo que hoy no pueden. Además, hay ideologías que defienden con uñas y dientes este pensamiento.
Todo esto porque los grandes revolucionarios que ya mencioné antes tuvieron que enfrentarse con todas estas dificultades y más, como las fuerzas armadas del imperialismo, y aun así lograron sus objetivos.
Un orador tiene que tener bien claro qué es lo que le quiere dar a conocer a la gente, y si le va a hablar al pueblo trabajador de la necesidad de luchar por un mundo mejor, tiene que tener claro qué es lo que quiere cambiar y cuáles son los elementos que no le gustan del mundo, para así poder hablar sobre ello de manera convincente.
Es decir, que el individuo sea un estudioso de la realidad y, con sus argumentos bien estructurados, pueda convencer a la gente. Eso es la oratoria.
El poder de la palabra es tan poderoso que, si se utiliza de manera correcta y a beneficio de un mundo mejor, se puede llegar a convencer al pueblo, que hoy más que nunca lo necesita. ¿Cómo hacerlo?
Hablarle de la realidad en que la gente está viviendo, decirle que el mundo puede mejorar, que las calamidades en las que hoy se encuentra pueden cambiar y que la única salida a todas las dificultades que vive día con día es un verdadero cambio, donde el pueblo sea el que gobierne en beneficio de los más necesitados.
Eso es lo que propone el Movimiento Antorchista con la oratoria. Hoy por hoy, es una de las organizaciones más fuertes en todo el territorio mexicano, y eso es porque, en primer lugar, tenemos como dirigente al maestro Aquiles Córdova Morán, que con sus discursos, artículos, libros y pláticas ha hecho que miles de mexicanos luchen por un mundo mejor, dejando toda vida individual para formar parte de la vanguardia que cambiará el curso de la historia de nuestro país.
Además, hemos demostrado con trabajo que somos la única organización que verdaderamente ha trabajado por mejorar las condiciones del pueblo de México. El Movimiento Antorchista ha hecho del arte un arma poderosa para poder despertar al gigante que aún está dormido, pero con perseverancia puede lograr hacerlo. Y, más tarde que temprano, lo lograremos si educamos y organizamos al pueblo de México.
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