Se han cumplido seis meses turbulentos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Pero, contrario a lo que se pensaría, los perjuicios de las políticas de gobierno aplicadas a partir del 1 de diciembre de 2018 no han sido en contra de las clases poderosas y ricas del país, sino que los efectos negativos los ha padecido la inmensa mayoría de los mexicanos de a pie. Aquel paraíso prometido y que todos los mexicanos anhelaban para sí y para sus familias resultó ser impracticable en el terreno de la realidad.
Después del triunfo en la jornada electoral y antes de la toma de protesta del mandatario tabasqueño, podía escucharse en el transporte público, en las calles, en las plazas públicas, en los parques, en las escuelas, en los círculos políticos y, en general, en todos los lugares en los que pululaban los creyentes de un cambio radical de régimen en el que se sepultaría a los protervos y ocuparían su lugar los impolutos, comentarios esperanzadores que veían en aquel hecho el arribo al poder de un político que velaría por los intereses de los más necesitados. El tiempo avanzó y la realidad ha desnudado la contradicción entre las palabras y los hechos del presidente de la República.
Pero la verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua, decía Miguel de Cervantes en boca de Don Quijote, y mientras que las fortunas de sus allegados se incrementan, los pobres de México siguen apretándose el cinturón para hacerse de lo indispensable para sobrevivir. Tal parece que hay una República para los pobres y otra para los ricos, porque la consabida austeridad republicana sólo se ejecuta sobre los menesterosos, negándoles obras públicas y servicios básicos; mientras que, por otra parte, se adjudican contratos millonarios de manera directa y sin licitación o con licitación restringida (es decir, que el gobierno elige quienes sí y quienes no participan), como lo informó, por ejemplo, el periódico Expansión el 24 de mayo al asegurar que el gobierno adjudicó el primer contrato de obra por casi cinco mil millones de pesos para la construcción de la refinería de Dos Bocas en Tabasco, relacionado con el dragado del área que ocupará. El consorcio ganador, la holandesa Van Oord, se asoció con la mexicana Grupo Huerta Madre, levantando suspicacias debido a que ésta se constituyó legalmente apenas el 17 de mayo de 2019.
Otro grupo empresarial beneficiado y que ha incrementado en 56.3 por ciento sus ganancias en la Cuarta Transformación es Grupo Salinas, aumentado la fortuna de su presidente Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca y Banco Azteca, al pasar de siete mil 100 millones de dólares en 2018 a 11 mil 100 millones de dólares en 2019, ubicándose como el tercer mexicano más rico del país, sólo detrás de Carlos Slim y Germán Larrea, según informó Forbes México. Como se sabe, Salinas pliego forma parte del Consejo Asesor de empresarios de Andrés Manuel López Obrador, además de ser Banco Azteca el intermediario financiero que entrega los programas sociales del gobierno. El titular del Ejecutivo federal ha repetido una vez sí y otra también, cuando resulta acorralado ante cuestionamientos que lo relacionan con el tráfico de influencias, que él tiene la "autoridad moral" para que no se dude acerca de su actuar. ¿En dónde quedó la trillada frase de "no traicionar, no mentir, no robar"?
Una vez más la incongruencia del titular del Ejecutivo federal quedó en evidencia cuando se le preguntó en la conferencia matutina el 29 de abril, si no cometía un error al reunirse en Palacio Nacional con empresarios dedicado a la industria aeroespacial y la construcción de trenes en la que destacó la presencia de Luis Téllez, a quien apenas en el mes de febrero el presidente criticó de saltar del gobierno a la iniciativa privada. Su respuesta fue: "No aplica aquello de que dime con quién andas y te diré quién eres". Juzgue usted amable lector.
Del otro lado de la moneda la desigualdad y la pobreza siguen creciendo en el país a niveles alarmantes, los recortes presupuestales han puesto al borde de la inoperancia a los hospitales públicos, que han quedado desabastecidos de medicamentos y sin capacidad de pago para los trabajadores del sector salud, sin dejar a los enfermos otra opción que acudir a hospitales privados que los pobres no tienen para pagar.
Asimismo, se ha desatado una ola de violencia que ha superado los registros estadísticos de los peores sexenios en materia de seguridad, afectando a las clases pobres y a los más indefensos. Según el informe publicado recientemente por Save The Children "Construyendo una vida mejor para la niñez" en México hay una tasa de 4.9 homicidios de menores de edad por cada 100 mil habitantes, superando a Siria y Palestina cuya tasa es de 1.0 y 2.7, respectivamente; además México supera a países como Corea del Norte y Afganistán. El informe destacó que en promedio cuatro niños y adolescentes de entre 0 y 19 años son asesinados a diario.
López Obrador ha anunciado que "la Cuarta Transformación va porque va", en una clara actitud intransigente y amenazadora que advierte que pasará por encima de quien se atreva a cuestionar y señalar los errores del gobierno y que está dispuesto a entregarle su alma (y la de todos los mexicanos) al diablo, con tal de salir avante en su experimento social, que ha demostrado en un periodo corto de tiempo, su inviabilidad práctica. En el contexto internacional tampoco hay buenos augurios: de concretarse la amenaza del gobierno de Estados Unidos de imponer aranceles del cinco por ciento hasta alcanzar el 25 por ciento a todas las mercancías procedentes de México a partir del 10 de junio, ocasionará inestabilidad financiera y más desempleo. Han transcurrido seis meses del nuevo gobierno, y el balance reporta números rojos para los pobres de este país.
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