El pasado 27 de octubre del 2018, una terrible noticia llegó a los antorchistas, el fulminante accidente que terminó con la vida de Berenice y Omar, dos jóvenes que se encontraban colectando en uno de los cruceros de Culiacán, Sinaloa; este hecho que conmovió e indignó al antorchismo nacional, dejó un gran hueco en el corazón de todos nosotros y en el activismo de Sinaloa, donde ellos hacían trabajo y donde se ganaron el cariño de miles de sinaloenses, ya sea en el trabajo popular o en el de las áreas culturales. A 7 años de haber ocurrido este acto vil, nosotros los seguimos recordando y seguimos levantando su bandera, la bandera de los pobres de México para llevarla a la victoria.
Hemos apostado a que del pueblo mismo sigan saliendo líderes que dediquen su vida a la lucha de los pobres de México
A lo largo de los 50 años del Movimiento Antorchista, hemos venido sufriendo pérdidas importantes que han fracturado el trabajo y que han dejado vacíos importantes, sin embargo, durante estos años también, hemos venido poniendo a la cabeza de los pobres de México, personas con capacidades importantes que responden a las necesidades de gestión y de organización de todos ellos; ellos, a los que hemos llamado activistas, son líderes naturales y nacen de la lucha misma del pueblo, son el verdadero ejemplo de que sí es posible que el pueblo gobierne, que es posible que ellos sean, junto con los comités y plenos de trabajo, el punto de lanza para que nuestra organización avance.
Así como Bere y Omar, como de cariño les decíamos sus hermanos de clase, hemos apostado a que del pueblo mismo sigan saliendo líderes que dediquen su vida a la lucha de los pobres de México, porque en comparación de quien diga que el pueblo es sabio, hemos entendido que el pueblo tiene que abrir los ojos y entender la realidad, no dejarse engañar por los paladines que lo adulen, sino entender que es posible una vida mejor, con condiciones de vida superiores a las que se encuentra y que esto se dará, únicamente si se organiza y lucha de la mano con sus hermanos de clase.
Nuestra tarea es grande, nuestra tarea, la de los antorchistas que hemos aceptado este reto, es una de las más importantes y nobles, pues ella implica riesgos y no lisonjas, ella implica sacrificios y no ganancia alguna; la tarea de organizar y educar al pueblo, a millones de mexicanos para que se unan a nuestras filas y juntos busquemos este cambio social, no por el simple hecho de quererlo o soñarlo, sino porque hemos entendido que es posible y una necesidad.
A México le urge más personas como Bere y Omar, hombres y mujeres honestos, sencillos y abnegados que dediquen su vida a los millones de pobres que ven en Antorcha, la única llama que alumbrará su camino; no por el simple hecho de la fe, sino por la convicción de que el cambio del modelo económico que hemos planteado es necesario y urgente y necesitamos líderes que lleven este proyecto a flote para caminar juntos hasta la victoria.
Este domingo, el antorchismo sinaloense rendirá merecido homenaje a Bere, Omar, Mercedes Martínez, Benjamín Fragoso y al pequeño Vladimir Hernández, líderes que han fallecido y que dedicaron su vida a la causa de los pobres de México; este significativo homenaje será de importancia para todos los antorchistas, pues en él reafirmamos nuestro compromiso por la causa de los más desprotegidos.
Más hombres y mujeres como Omar y Bere, como Mercedes y Benjamín, hombres que dediquen su vida a los pobres de México, hombres y mujeres que entiendan y hagan suyo el ideal de que una vida justa y equitativa es posible, seres humanos que entiendan que lo único que tienen por perder es su vida y dedique a la causa de la humanidad esta vida, por la que siempre serán recordados, pues como dicen muchos, “por sus obras los conoceréis”, y nuestros hermanos caídos dejaron una gran obra y debemos seguir trabajando para terminar de construirla.
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