MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Organizarse y luchar, alternativa actual de los mexicanos

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(…) No te des por vencido, ni aún vencido,
no te sientas esclavo, ni aún esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y acomete feroz, ya mal herido.
 

Cierto que las circunstancias actuales no dan muchas esperanzas y el panorama que se presenta cada día es verdaderamente deprimente; la pandemia parece interminable, ahora con una nueva variante de SARSCOV-2, pues se ha reportado ya el primer caso de Ómicron en nuestro país, en una persona de 51 años de edad de origen sudafricano.

El periódico El País escribió el 9 de febrero de 2021, en su portal digital: “…a pesar de los programas sociales impulsados por el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) ha hecho público este martes un informe en el que se estima que debido a la crisis desatada por el nuevo coronavirus, entre 8,9 y 9,8 millones de mexicanos han caído en la pobreza debido a una disminución de sus ingresos…”. Si el gobierno actual estuviera cumpliendo su frase de campaña “primero los pobres”, no tendría porque aumentar la cantidad de gente pobre.

Están ocurriendo tragedias en nuestro país, como la expresada en la obra de teatro que presentó el 3 de diciembre la Compañía de Teatro de Movimiento Antorchista en Puebla, basada en un hecho real, de una mujer que vive en pobreza extrema y no tiene dinero para dar de comer a sus hijos.

Abramos los ojos. En este sistema capitalista hay desempleo, violencia, atraso académico y formativo de miles de estudiantes, problemas emocionales y así podríamos hacer una lista interminable de dificultades que parecieran no tener solución. Muchos mexicanos que votaron por el prometido cambio, ahora están arrepentidos, no encuentran solución alguna a las contrariedades que se les presentan diariamente y creen que nada de lo que hagan cambiará las cosas.

Considero que los mexicanos necesitamos aprender la lección, no podemos seguir creyendo que un iluminado vendrá a cambiar la situación en este país y nosotros no tendremos que hacer nada, que cruzados de brazos esperaremos a que lleguen a nosotros todos los beneficios que hemos soñado: una casa con servicios básicos, calles pavimentadas, espacios recreativos y buena educación para nuestros hijos, seguridad para que todos, saliendo del trabajo no corramos el riesgo de ser violentados, empleo bien remunerado, salud y mucho más.

Pero como decimos los mexicanos: “todo tiene solución, menos la muerte”, la solución está en cambiar nuestra manera de pensar y por lo tanto nuestra manera de actuar; dejemos de pensar solo en nosotros y hagamos conciencia que debemos empezar a preocuparnos por los otros, por esos que aún en edad adulta no tuvieron oportunidad de estudiar, que salen todos los días de su casa de madrugada y regresan al anochecer para ganar un mísero salario y se ven obligados a endeudarse para poder sobrevivir, que cuando se enferman sus hijos no tienen dinero para pagar un doctor y tienen que darles un remedio casero, que están desempleados o tienen un empleo informal; así viven millones de mexicanos todos los días, sin embargo, logran que nuestro país sea uno de los más ricos del mudo, considerando la riqueza que generan los trabajadores en un año.

Pareciera que no hay alternativas para los más necesitados, sin embargo, la realidad nos está gritando que nos corresponde históricamente transformarnos y transformar a esta sociedad en una más humana.

Confiemos en la fuerza que nos brinda el colectivo, hay que empeñarnos cada día, ya hay gente organizada, trabajando incansablemente en la construcción de esta nueva patria. El Movimiento Antorchista organiza eventos de teatro, canto, poesía, danza, torneos deportivos y concursos académicos que cada día atraen a más jóvenes convencidos de que el arte y el deporte están formando a ese nuevo ser humano que necesita la sociedad avanzada.

¡Es posible y además necesaria, una patria más justa!

(…) Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora (…)

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