No solo el gobierno federal se niega a tratar con organizaciones sociales, si no también, autoridades de menor rango como gobernadores y presidentes municipales que no quieren resolver las demandas de sus ciudadanos organizados en las filas del Movimiento Antorchista, que exigen se resuelva sus necesidades elementales, por ejemplo, obras en beneficio para sus comunidades, como drenajes, alumbrado público, agua potable, electrificaciones, pavimentación de calles, todo esto con la visión de mejorar sus condiciones de vida.
Sin embargo, ante todo el panorama de pobreza en la que se encuentran los campesinos, colonos y estudiantes, con la nueva política de la llamada "Cuarta Transformación" de "entregar los apoyos de manera directa" a lo único que se han encontrado, es en el mejor de los casos, una rotunda indiferencia porque en el otro extremo, cuando la gente organizada se moviliza para exigir solución a sus demandas sociales se encuentran con la vil represión por parte de sus representantes que ostentan el poder público.
Los "argumentos" indemostrables de que "las organizaciones son intermediarias", desde mi punto de vista, no aportan ni una pizca de razón para probar lo que dicen, solo se conforman en repetir una vez y otra también, lo que ya han dicho gobiernos anteriores con el único interés de detener la lucha que el antorchismo viene haciendo desde hace 45 años; mismos que no tiene un medio fehaciente al cual recurrir para probar lo que dicen, por ello recurren a la calumnia o, peor aún, crean una política represiva para no brindarle atención al pueblo pobre.
Tal es el caso del gobierno de Hidalgo que encabeza, Omar Fayad Meneses, de filiación priista, (en este sentido, no se distingue que color gobierna; la forma es la misma) que como amo y señor del estado, se hace oídos sordos para no atender la necesidad de miles de hidalguenses que sufren día con día los latigazos del hambre. En vez de eso, utiliza el poder del estado para bloquear, perseguir y encarcelar a gente inocente que sólo busca mejorar su tan ya miserable vida. Coarta el derecho constitucional de todo ciudadano mexicano a la libre manifestación, a la libre organización y a defender lo que por derecho le corresponde.
Ante tal respuesta por parte del gobierno de Hidalgo, los antorchistas realizaron una marcha multitudinaria, miles de hidalguenses manifestaron su inconformidad, aunque por orden del gobierno del estado, bloquearon los accesos para impedir que se pudiera llevar a cabo la marcha en la capital; pero a pesar de todo eso, los antorchistas no desistieron y a pesar de la distancia, recorrieron varios kilómetros para hacerse escuchar. No titubearon un solo momento para demostrar de qué estaban hechos y la grandeza de la hazaña que acometían.
En vista de no ver resueltas sus demandas, el pueblo pobre de Hidalgo se mantiene firme en un plantón indefinido que lleva más de 40 días, y haciendo uso de su derecho, exigen de manera enérgica y decidida, resuelvan sus demandas.
Y por lo tanto, sabedores de esta situación tan complicada y de lo que pasa con mis hermanos de lucha de Hidalgo; y previendo que se avecina una crisis sin precedentes en el país, la única arma con la que contamos los pobres de esta patria, es la unidad de todos los necesitados, el apoyo fraterno y la lucha diaria para conquistar un mejor futuro para los de ahora y la de generaciones venideras.
Compañeros, nuestra lucha es justa y necesaria y, por lo tanto, no desistamos, porque como dice Antonio Mediz Bolio, en su obra Manelic; dirigiéndose al pueblo:
¡Oh carne santa y pura del pueblo, carne abierta
bajo el golpe del látigo infamador; despierta!
! Cuando entre la impudicia de los hombres te sientas,
cuando en tu pecho el odio desate sus tormentas,
cuando todo te nieguen y te insulte el orgullo,
levántate y exige que te den lo que es tuyo!
Hagamos que se garantice el derecho constitucional de los mexicanos. Si no lo hacemos ahora, nadie más lo hará.
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