El 5 de febrero de 2017 se cumplieron 100 años de la promulgación de la constitución general de la república, nacida de la Revolución Mexicana. Esta constitución dice que todo hijo de mexicano tiene derecho a recibir educación, que el Estado tiene la obligación de garantizar educación laica, gratuita y obligatoria hasta el nivel medio superior ¿Se cumple la Constitución? No se cumple.
Cuba se toma muy en serio el tema de la educación. Se convirtió en una prioridad después de que Fidel Castro liderara el triunfo de la Revolución en 1959, pues esta ayudó a que el país se deshiciera de la etiqueta que le habían impuesto de ser el territorio más desigual del Caribe hispánico durante los periodos coloniales y postcoloniales de principios del siglo XX.
Las bases de la nueva orden social -y socialista- de Fidel se fundamentaban en la idea común de que sólo una educación de calidad podría acabar con la grave situación de pobreza, ignorancia y subdesarrollo que sufría el país. Los logros de Cuba no son fruto de milagros o coincidencias. Son el resultado de años de esfuerzo, de trabajo, de sacrificio y de cumplir compromisos con métodos muy eficaces.
En México existen escuelas que se encuentran en pésimas condiciones y nos topamos con la permanente insensibilidad de las autoridades, que un día sí y el otro también se niegan en los hechos a mejorar las condiciones materiales de los centros educativos, como es el caso del Colegio de Bachilleres del Estado de Tamaulipas (COBAT) Plantel 23 "El Bayito" de Nuevo Laredo, en donde a pesar de haber realizado múltiples comisiones presionadoras, negociaciones con administraciones pasadas, oficios entregados en tiempo y forma y compromisos establecidos, hasta el día de hoy el gobierno panista encabezado por el C. P. Enrique Rivas, mantienen su postura irracional de negar la donación de un terreno para mejorar la infraestructura de esta institución educativa.
Finalmente, ante esta problemática educativa en todos los niveles, creo que en primer lugar, lo que debemos hacer los estudiantes es unir nuestras fuerzas y organizarnos para exigir que se respete el derecho a la educación, pues si solamente seguimos contemplando cómo día a día se violenta el artículo 3º. Constitucional, sin nosotros obrar en consecuencia, la responsabilidad de una sociedad aún más ignorante, pobre, violenta y desangrada será también nuestra, no solamente de la clase gobernante, a pesar de contar con el instrumento legal La Constitución Mexicana.
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