Antes de iniciar a escribir estas líneas, no puedo omitir el cariño y orgullo que siento por esta tierra de Michoacán, donde nací, crecí y me he educado, rodeado de mis compañeros, familia y amigos. En este escrito hablaré en especial del campo esperando que mis palabras se traduzcan en la voz de todos los campesinos del estado que reclaman apoyos e insumos agrícolas, que piden que aumente el precio del maíz y del ganado cuando está en sus manos, en otras palabras, de los hombres y mujeres que exigen justica social, Pero, ¿cómo viven?, ¿por qué le está afectando la pandemia del Covid-19? ¿Qué se puede hacer?
Michoacán es un estado grande con 58,599 km2, y 4,584,471 habitantes, en 113 municipios, distribuidos en siete regiones económicas, clasificación de acuerdo la geografía, clima y por lo tanto actividad económica y tipo de vida. La orografía del estado es una de las más accidentadas de México y contiene numerosos volcanes que forman parte del Eje Volcánico Transversal y de la Sierra Madre del Sur. Esta topografía hace que el trabajo del campesino no sea nada fácil, pues se realiza mayoritariamente en la sierra, en planicies chicas y con poca o nula tecnificación, y desde luego, con muy poca industrialización.
El campo michoacano es productor de más 120 cultivos, pero los más importantes en la región de la que hablaré son: el agave, el aguacate, el arándano, el maíz, el mango, la papaya, el jitomate, la caña de azúcar y la zarzamora. Hago mención los productos cuya producción ocupa uno de los primeros cinco lugares en valor de la producción, a nivel nacional, de acuerdo con las estadísticas del 2019 de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agroalimentario del Gobierno de Michoacán. A pesar de que el gobierno federal este año no apoyó con el programa de fertilizante y la participación del gobierno estatal fue muy limitada.
Esto ha sido posible en un territorio con un desarrollo desigual, y en algunos lugares con técnicas rudimentarias, pero, además sometido a la producción capitalista, con inversiones de capitales locales y extranjeros, planificada para la exportación a los Estado Unidos, principalmente. En otras palabras, la producción del estado responde a las necesidades de otros países. Acotaré el presente trabajo a tres municipios que forman parte del sistema volcánico transversal: Madero, Tacámbaro y Turicato, que son los que tengo más de cerca, mencionaré las actividades productivas principales de cuyo trabajo todas estas familias viven, comen, visten, compran insumos para seguir cultivando, pagan la atención médica, pagan los gastos escolares de sus hijos, etc.
Madero, es un municipio con 1,018 km2, con 18,030 habitantes y un grado de marginación alto. Su relieve lo constituyen las Sierras de Curucupatzeo y Nocupétaro; y los cerros Porúa, Caracol, Moreno y otros. Aquí no hay planicies. Todos es sierra, bosque y grandes cañadas que descienden a la tierra caliente de Michoacán. Los principales productos agrícolas son: el agave mezcalero primer lugar estatal en producción con 6,474 toneladas, el maíz con 11,073 toneladas, el aguacate con 10,107 toneladas, y la resina. Aquí los campesinos viven en comunidades alejadas en la sierra, comunicadas por brechas a varias horas de distancia unas de otras, siembran rudimentariamente, en laderas muy accidentadas entre los cerros y cañadas. Para poder entrar y salir se necesitan vehículos 4X4 y bestias de carga (mulas) para los lugares donde ya no entran los carros. Para tragedia de los campesinos el mezcal, el aguacate y la resina son productos de exportación. En cuanto a los espacios de atención médica tienen poco personal y poca medicina, las casas de salud de las comunidades están abandonadas.
Tacámbaro, es un municipio con 788 km2, con 76,661 habitantes y un grado de marginación bajo. Su relieve lo constituyen las sierras de Santa Clara, del Coco y Acuitzio y los cerros Hueco, Colorado, el Jabalí y otros. Tampoco cuenta con planicies. La producción agrícola principal se centra en el aguacate con 180,463 toneladas, la caña de azúcar con 281,300 toneladas, la zarzamora con 19,891 toneladas y el jitomate con 16,826 toneladas, Además de que muchos son pequeños productores, víctimas de los bajos precios, que al final no les permite obtener las utilidades esperadas o en algunos casos, no se recuperan ni la inversión. Todos son productos de exportación, sometidos a las inclemencias del mercado mundial. Existen dos hospitales mal equipados y los centros de salud, como muchos otros están sin médicos, sin medicinas y sin equipos.
Turicato, ya en la tierra caliente, es un municipio con 1,544 km2, con 31,849 habitantes, con un grado de marginación alto. Su relieve está constituido por los cerros de San José, de Picachos, de las Guácimas, del Mirador y otros. La producción agrícola principal es el aguacate con 55,047 toneladas, la caña de azúcar con 119,970 toneladas, el maíz con 15,688 toneladas, la zarzamora con 1,040 toneladas y el jitomate con 3,209 toneladas. En este municipio, también se vive en comunidades chicas, alejas, y poco comunicadas. Se cultiva rudimentariamente, en las laderas de la sierra y se saca la cosecha con mulas. Si el estado de Michoacán es un estado sometido a la exportación, Turicato no escapa a esta realidad y los campesinos de este municipio corren igual o peor suerte, tanto en el campo como en la salud, pues no hay ningún hospital y los centros de salud pasan sin médicos, mal equipados y sin medicinas.
La crisis generada por Covid-19, ha provocado una caída del 70% en las exportaciones de aguacate, zarzamora y otros productos del campo, afectando a todos, a grandes y pequeños productores que no pueden vender sus productos o lo hacen a precios muy bajos o ni siquiera se les permite cortar, poniendo en riesgo la producción debido a la maduración o a que al ver las plantas llenas de fruta se convierten en una gran tentación para el robo o la extorsión. También afecta a los jornaleros, que trabajan por el día, a albañiles, comerciantes, empleadas del hogar, etc., cuyas actividades dependen del trabajo en el campo. Los centros de acopio de resina están cerrados; hay producción de resina, pero no hay no hay quien la compre. ¿Cómo se quedan en Casa? ¿De qué va a vivir? En fin, quedarse en casa significa morir por enfermedad o morir de hambre.
Las crisis económicas no se dan al gusto del campesino, son externas a él, son el resultado de la gran concentración mundial de la riqueza en unas pocas manos, en donde los campesinos son los principales afectados. Pero, ¿sólo afecta al campesino? La suerte que se vive en estos municipios es la misma tragedia de 3,209,130 personas el 70% de la población de Michoacán. Así pues, se vuelve necesario que el gobierno de la 4T, deje de mentir y manipular las cifras de contagiados y muertos a consecuencia del Covid-19. Que acepte la realidad y se ponga a trabajar. Pero, y si se contagian ¿Cómo se curan? ¿De dónde van a pagar los gastos? ¿En qué condiciones se les va atender? Se necesita que, a los hospitales, a los médicos y enfermeras; se les doté de lo necesario para atender bien y con seguridad a los pacientes con Covid-19, que se les aumente su salario, se les proporcionen trajes aislantes, cubrebocas con filtros capaces de impedir el paso al virus, lentes protectores para los ojos, que se aplique las pruebas necesarias para detectar a los infectados y se doten de medicamentos y kits sanitarios.
Para los afectados por esta crisis, hombres y mujeres sin ingresos fijos y sin ningún apoyo gubernamental, y que nos piden un tanto desesperados que hagamos algo, es para quienes el Movimiento Antorchista alza la voz en demanda de un programa nacional de distribución de alimentos para toda la población. Ya es momento de que la 4T, escuche al pueblo organizado. De que el gobierno del estado actúe y aporte su granito de arena; que se entreguen los alimentos y fertilizantes necesarios. Que los gobiernos municipales no se aprovechen del Covid-19, para evadir su compromiso y omitir su responsabilidad, y que no desvíen la atención con acciones tendientes a evitar la concentración de las personas, pero que no resuelven, en la esencia y en la forma el problema de la salud, la crisis económica y de alimentos de los campesinos.
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