Desde que la sociedad, como producto de su desarrollo económico, es decir en la forma de producir, distribuir y consumir lo necesario para subsistir, se dividió en clases sociales, siendo una la productora de la riqueza y otra su detentadora con el auxilio de todo el andamiaje superestructural de la misma, las crisis en el ámbito que sea no se viven de la misma manera en ambos extremos de la antítesis.
Actualmente, en el país se están dejando sentir los efectos devastadores del cambio climático en la atmósfera terrestre, que amenaza cada vez más con la extinción de todas las especies vivas, ocasionado precisamente tanto por la descomunal sobre explotación de las riquezas naturales convertidas en materias primas de la industria, como por la brutal contaminación de tierra, agua y aire, que no se detiene de noche ni de día en el frenético e irracional afán de acrecentar sus ganancias, explotando intensivamente hasta la fuerza de trabajo materializada en la persona de los productores directos que, sometidos a extenuantes jornadas valorizan, con su trabajo, las mercancías producidas, que al salir del proceso productivo, el cual es al mismo tiempo proceso de valorización, contienen ya en su cuerpo material, además de la suma del valor transferido por los medios de producción utilizados, el plus valor, o valor nuevo agregado por el trabajo del trabajador.
Una burda apropiación de la riqueza de todos los seres humanos se lleva a cabo mediante la apropiación de fuerzas productivas, por ejemplo, fuerzas naturales como el vapor, la electricidad, y elementos como el agua.
Un reciente estudio realizado por la Universidad de las Naciones Unidas, a través del Instituto para el Agua, el Medio Ambiente y la Salud, señala, entre otras cosas, que “la expansión del mercado del agua embotellada esencialmente funciona en contra del avance, o al menos lo ralentiza, afectando negativamente las inversiones en infraestructura pública del agua a largo plazo”. “En muchos países de ingresos bajos… El aumento del consumo de agua embotellada puede verse como un indicador indirecto de décadas de fracaso de los gobiernos para cumplir con los compromisos de sistemas públicos de agua segura”. (Crisis del agua, negocio redondo para embotelladoras, El Sol de San Luis, encarte del 5 de abril 2023.).
Sin forzar la lógica, en el plano local, pudiera decirse lo mismo, guardando las debidas proporciones, por ejemplo, del jugoso negocio que implica la venta del agua a través de los camiones cisterna llamados comúnmente pipas.
El problema es serio y difícilmente exagerado. Veamos. “Aumentan municipios con sequía”. “De acuerdo con datos de la Conagua, más del 60 por ciento de los municipios del estado potosino se encuentran en alerta por la sequía. El Monitor de Sequía de la Conagua clasifica a 16 municipios con categoría D2 sequía severa: se trata de las localidades de San Luis Potosí capital, seguido de Cerro de San Pedro y Zaragoza… La falta de precipitaciones ha puesto en alerta a las autoridades por una posible crisis de agua dentro de un mes, por lo que ya se han adelantado a crear acciones y proyectos que aminoren las afectaciones”. (planoinformativo.com, 9 abril).
De acuerdo con versiones periodísticas, el problema más agudo se presentará en la capital del estado por la salida de funcionamiento de la presa El Realito, la cual ha presentado más de 56 fallas, dejando igual número de veces sin agua entubada a las colonias que el Interapas (organismo descentralizado en el que participan tres municipios conurbados, creado por decreto estatal en el gobierno de Horacio Sánchez Unzueta, en sustitución de un acusado de ineficiente Sistema de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento del municipio capitalino) surte con el líquido de este embalse que requiere cirugía mayor.
Según estas mismas versiones, para la contención del actual problema, el gobierno capitalino se ha propuesto en lo fundamental sumar 13 pozos nuevos a los que ya maneja, por la vía de perforar, reparar o recuperarlos, de manos de particulares.
Sin embargo, de acuerdo con lo dado a conocer por el reconocido periodista local Miguel Ángel Álvarez, en su columna del 27/03/23 en el periódico El Heraldo, hace falta mucho más que eso, por ejemplo “hacer efectivo el funcionamiento la planta de tratamiento Tanque Tenorio, construido hace tiempo para surtir las empresas de la zona industrial y evitar así que agoten el agua del subsuelo con sus pozos particulares; que se construyan obras hidráulicas que eviten el uso del agua del subsuelo en la termoeléctrica de Villa de Reyes; rehabilitar y desazolvar las presas que ya existen, y construir otras que estaban en proyecto, como la de Las Escobas en la sierra de Escalerillas, o en La Tinaja, que aprovecharía el agua que se desfoga a través del Río Santiago la cual se desperdicia, y cada año inunda las tierras de La Purísima, en el municipio de Soledad. Desde luego que tales inversiones requerirían la participación de todos los niveles de gobierno, incluido el federal que se ha caracterizado por paralizar la obra pública casi en todos lados con tal de invertir sólo en sus obras emblemáticas”, pero inservibles a los intereses del pueblo.
Eso es lo que se requiere, si en verdad se trata de atacar los efectos devastadores de la crisis del agua que se avecina, pero también de la insultante, e injusta brecha de desigualdades que impera, también en el ámbito local, entre los poseedores de la riqueza y poder, y las clases marginadas que no cuentan con más posesión que su fuerza de trabajo para vender, y que padecen un sinfín de penurias e inconvenientes, junto a sus familias, las cuales viven en las periferias, en colonias o comunidades marginadas, que no cuentan siquiera con los servicios elementales y que son, en todo caso los que siempre terminan pagando los platos rotos y sufren más, en carne propia, los embates de las crisis, el desabasto y falta de disponibilidad de recursos tan elementales como el caso concreto del agua potable.
Tomar conciencia de esto y luchar por mejores condiciones de vida, debe ser no sólo una aspiración, sino la materialización concreta de los derechos plasmados en la constitución, para lo cual, es necesaria la organización de los pobres, su politización y concientización, que los lleve, más pronto que tarde, a la construcción de una sociedad más próspera, pero sobre todo más justa con todos sus miembros.
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