Mucho se ha dicho sobre la aprobación del “Plan B” de la reforma electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, considero importante poner en el papel las siguientes ideas, con la finalidad de que los ciudadanos conozcan de que se trata. De antemano, el presidente ha dicho hasta el cansancio que esta reforma no afecta en nada al Instituto Nacional Electoral (INE), el cual –como en otros casos-, está engañando. Además, el INE, como opera actualmente, fue el responsable de organizar las elecciones que llevó al poder al actual gobierno de Morena –a nivel federal y estatales- y al propio López Obrador.
La revista Buzos, en su edición de esta semana, reporta que los argumentos utilizados por AMLO tienen que ver, con que en las elecciones de 2006 y 2018 hubo fraude y corrupción, por ello su “Plan b”.
En realidad, pretende apropiarse del INE para mantenerse en el poder si en los comicios de 2024, los votos no le favorecen; no es descabellado tal argumento, pues durante las últimas semanas, ha tachado de defensores de la corrupción a todos aquellos que rechazan su reforma.
En palabras de la académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Érika Granados Aguilar, “que no nos extrañe que para el proceso del 2024 se vea todo un desorden y se acuse de fraude electoral”. En el mismo sentido, se pronunció el académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Luis Espinosa Piña “…Desde ahora, desde antes, descalifica al árbitro electoral para que, llegado el momento, sino le favorecen las urnas, justificar que toda su descalificación anterior tenía razón, es una estrategia muy burda, muy básica, primitiva”.
Mientras, tras la aprobación por parte de los legisladores de Morena del “Plan b”, de la reforma, se encuentra en manos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) su rechazo, que, a decir del especialista Espinosa Piña, “existen argumentos legales suficientes para echarlo abajo”.
Ante esto ¿qué implica el “Plan b” contra la democracia? Uno de los principales cambios, es la reducción de dos mil 264 puestos de trabajo, entre ellos, quienes ocupaban los cargos de vocales, que son los encargados de organizar las elecciones en las juntas auxiliares, es decir, en las comunidades más apartadas. Cabe hacerse la pregunta ¿Quién organizará las elecciones en estos lugares?
Con el Plan B, establece “que a nadie le pueden quitar una candidatura, salvo los supuestos del artículo 38 constitucional, esto significa que solamente quien esté sujeto a un proceso penal podría eventualmente estar inhabilitado”, explicó Luis Carriedo, académico de la UNAM. Esto, es interpretado como una revancha del presidente López Obrador, luego de que al senador Félix Salgado le fuera retirada la candidatura por Guerrero tras no reportar sus gastos de campaña. Aunque en un acto de nepotismo, colocó a su hija como candidata.
En la marcha multitudinaria realizada el domingo pasado para defender al INE, acudieron miles de personas, así se logró apreciar las imágenes de la protesta. Sin embargo, solo aquellos que pudieron movilizarse llegaron a la cita, es decir la clase media acudió al llamado de la sociedad civil, no está mal, es correcto, aunque los más pobres de México –que son las mayorías-, tienen que ser informados respecto a las pretensiones de López Obrador, pues, como bien se ha dicho, el INE no es del presidente ni de Morena, es de los mexicanos, por lo tanto, todos debemos sumarnos en su defensa.
Los partidos políticos de oposición, las diversas organizaciones de la sociedad civil, si quieren triunfar en la defensa del INE, tienen que voltear al campesino, al obrero, a la ama de casa, a los estudiantes y universitarios, pues también son ciudadanos, que resultaran afectados en caso de que la 4T se apropie del INE. La fuerza social en México esta también entre los más pobres.
Mientras, mi contribución desde estas líneas, es decirles a los ciudadanos más pobres de todo el país, que la democracia se construyó con instituciones, entre ellas el INE, las cuales se debe respetar. Es hora de exigir democracia y respeto de nuestro voto.
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