Dicen que los países se miden con relación al bienestar de sus habitantes, pero si nosotros ponemos como principal medidor esta característica, México saldría en los últimos números de la lista, a pesar de que es, como nación, la décimo cuarta economía mundial; es decir, México se encuentra entre los primeros 20 países que tienen buena economía, pero la pregunta es obligada, ¿dónde se refleja esta economía, acaso en los pobres, en los servicios?
La desigualdad en nuestro país, como en muchas otras naciones, se va haciendo cada vez más grande, el pobre se vuelve más pobre en cantidad y calidad, y el rico se vuelve más ricos, pero son cada vez menos las personas que aumentan su poder adquisitivo, hoy por hoy México pertenece al grupo de países donde la pobreza está creciendo muy rápida, pues aunque pareciera que la inversión extranjera “iba a ayudar a disminuir la pobreza”, los salvadores del extranjero nada o poco han hecho para poder cumplir con esta ilusión del gobierno.
Todos recordamos la gran empresa de talla internacional que se ubicó en el municipio de Tijuana, levantando una de las más grandes bodegas en menos de dos meses, en una de las zonas más pobres del municipio fronterizo, en El Alamar, donde la pobreza se respira, no porque las familias no trabajen, sino porque las condiciones que ha dado el gobierno son nulas, pues siguen como cuando llegaron, calles sin pavimentar, sin servicios estables como agua, luz, alumbrado público, hundidos en la pobreza, al igual que el Gobierno federal, estatal y municipal, también hizo ilusión Amazon, sin embargo, a años de sus construcción y de la promesa de llevar progreso, nada ha pasado.
Llama la atención la gran fiesta nacional que se hizo cuando se dio el anuncio de la entrada de una nueva empresa internacional, la más importante tal vez, que invertirá en el estado de Nuevo León, pero ¿acaso no ocurrirá lo mismo que cuando entró Amazon? La realidad nos demuestra que sí pasará, que lo que urge es que el gobierno se cinche los cinturones y exija mejores condiciones para los obreros mexicanos, que exija que estas empresas, que ganan millones de pesos por día, y a lo mejor por hora, inviertan en la comunidad, inviertan en crear mejores condiciones de vida para los habitantes y en particular, mejores salarios para los obreros.
Un último informe señala, por ejemplo, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) que, sólo en los dos primeros años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador, la población en situación de pobreza creció en 3.8 millones de personas y en 2.1 millones las personas en pobreza extrema. Advirtió que de 2018 a 2020 los de mayor rezago fueron las mujeres, los grupos indígenas, los niños, adolescentes y los jóvenes, entre otros.
En su Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2022, que entregó al pleno de la Cámara de Diputados, expuso que “entre 2018 y 2020, a nivel nacional se observó un incremento en el porcentaje de población en situación de pobreza, al pasar de 41.9 a 43.9 por ciento, lo que representó también un aumento en términos absolutos de 3.8 millones de personas (51.9 millones en 2018 y 55.7 millones de personas en 2020)”.
Estas cifras, aunque parecieran pequeñas, son alarmantes, dado las condiciones sociales en las que se encuentran los mexicanos, por un lado, la carencia de medicamentos, por otro la falta de empleo, el aumento de la canasta básica, y muchos males mal que golpean a los pobres de México, son lo que hacen cada vez más castigada la vida.
La salida está clara, un cambio de raíz es necesario, un cambio que genere las condiciones sociales de todos los mexicanos y no solo los de las clases poderosas.
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