En días recientes el columnista Ricardo Morales Sánchez escribió una columna titulada "El jugoso botín de Santa Clara" en la que describe varios hechos suscitados en el municipio de Ocoyucan y la importancia que ha ido cobrando este en los últimos años, puntualizando que "Santa Clara Ocoyucan se ha convertido en el objeto del deseo de diversos grupos políticos que se disputan el control de este municipio por una sola razón: su riqueza inmobiliaria. (...) A la mezcla de intereses entre Antorcha, la perredista Roxana Luna y Morena, ahora se suma la mano del diputado local José Juan Espinosa (...)". Es decir, de acuerdo con el columnista la disputa entre los involucrados es por hacerse del control de lo que muy seguramente pueden ser unas jugosas ganancias. Pero me parece que, aunque hay algo de verdad en su conclusión, no es la verdad absoluta. Vamos por partes.
Decía en mi colaboración anterior, que hablar de Ocoyucan es hablar de "un lugar que -pareciera que es su única ‘virtud’- se ha convertido en la joya de la corona por la cantidad de proyectos inmobiliarios y las ganancias económicas que ello implica". Estamos de acuerdo en cuando a los beneficios económicos que puede proporcionar el proyecto inmobiliario, aunque no estoy de acuerdo en que todos los grupos políticos busquen a Ocoyucan tan sólo por beneficiarse de esas ganancias.
Habría que preguntarnos: una vez que la empresa inmobiliaria se ha beneficiado con la compra de los terrenos, ¿qué beneficios obtiene el municipio? ¿Es que acaso la empresa no debe contribuir al desarrollo y progreso de las comunidades?
Aquí es en donde quiero hacer la aclaración, considero, muy necesaria, puesto que no estoy de acuerdo en que a Antorcha se le meta en el mismo costal que a los demás, como lo hace el señor Ricardo Morales porque, como dice el dicho popular: aunque todos estamos hechos del mismo barro, no es lo mismo bacín que jarro. Para demostrar esto, analicemos por partes la columna mencionada.
Primero. El columnista comienza aseverando que Ocoyucan "alberga las torres repetidoras de los canales de televisión abierta de las tres grandes empresas de este país (Televisa, TV Azteca e Imagen); eso hacía medianamente atractivo gobernar este lugar, ya que los emporios de la comunicación pagan una renta mensual". Esta información resulta equívoca al ser los propietarios de los terrenos donde se ubican dichas antenas quienes reciben el pago de esa renta mensual, por lo tanto, no llega un solo peso al ayuntamiento.
Segundo. Aclara aquí que "hasta que Lomas de Angelópolis comenzó a crecer. Fue entonces cuando el PRD le empezó a disputar el control del municipio a Antorcha y comenzaron los conflictos políticos". Y efectivamente, Antorcha ya hacía trabajo en el municipio, pero cuando otra gente -como Roxana Luna- vio que podía beneficiarse con el crecimiento de Angelópolis, se interesó en querer "gobernar". Vaya que la casualidad es expresión de la necesidad.
Tercero. Y cito: "Otro factor que también entró en pugna en esta demarcación fue la irrupción política del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), cuyo candidato original a la alcaldía para la elección de este año, Aarón Varela, murió asesinado antes de arrancar la campaña". Este lamentable hecho, por el cual fuimos de los primeros en exigir justica, fue utilizado por este grupo político y por la señora Araceli Bautista como bandera para atacarnos mediáticamente acusándonos de ser los autores de tan nefasto crimen sin nunca, hasta el día de hoy, presentar prueba alguna. Esto pone de relieve sus verdaderos intereses, ascender al poder.
Cuarto. La columna afirma que "(...) La codicia por manejar el predial, los permisos de uso de suelo, las licencias de construcción, sólo por mencionar algunas cosas, hacen de este municipio un jugoso botín para cualquiera". Así, tal cual, para cualquiera, es decir, esta afirmación hace suponer que "cualquiera" que haga uso de estos recursos puede destinarlos para el fin que mejor le convenga, inclusive sus intereses personales. Y, otra vez digo: no somos lo mismo. Para nosotros este tipo de ingresos que tienen todos los ayuntamientos son una herramienta para mejorar los servicios e impulsar el desarrollo a través de obras de calidad como servicios básicos, infraestructura deportiva, educativa, entre muchas otras. Se trata pues, no de un "botín", sino de los recursos de los ciudadanos que deben ser regresados a ellos para mejorar su calidad de vida. Quien se beneficia con casi el total de ingresos a través del catastro es el Estado, quien se ha negado a entregarlo al municipio, precisamente por eso, porque ellos sí lo ven como un botín.
Quinto. Ante el señalamiento de que "(...) Todo ello hace muy apetecible convertirse en alcalde de este lugar; de ahí la anulación de la elección por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)" deja en claro que realmente hay intereses de grupos poderosos para hacerse con el control del municipio con tal de beneficiarse de los recursos que aquí se generan y, por ello, despojaron de un triunfo legítimo obtenido en las urnas al antorchista Rosendo Morales.
De todo esto, se deduce que quienes ahora buscan llegar al ayuntamiento de Ocoyucan es para enriquecerse a costa del municipio sin importarles en lo más mínimo la voluntad popular y mucho menos su bienestar, muy contrario a los gobiernos antorchistas que sí trabajan a favor de todos los sectores sociales que integran a Ocoyucan. Por dar tan sólo un ejemplo señalaré que la administración que culminó hace unos días, y que estuvo encabezada por el antorchista José Santos Técuatl Mejía, trabajó hasta el último momento de su gobierno y aún en el minuto final hizo entrega de siete nuevas patrullas para el cuerpo de Seguridad Pública. Pero no sólo eso, dejo en marcha -haciendo un uso correcto, inteligente y de máximo provecho para los ciudadanos-, 14 obras en las diferentes comunidades en las cuales se invertirán más de 30 millones de pesos. La verdad comienza a revelarse.
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