MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La peligrosa engañifa de los apoyos directos

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Muchos no lo saben . . .  o no quieren recordarlo, pero quien comenzó a darle vuelo a la política de no aceptar organizaciones intermediarias entre el gobierno y los ciudadanos (versión original de no aceptar intermediarios, sino dar apoyos directos) fue el expresidente panista Vicente Fox Quezada. 

Y de ahí pal real, como dice el pueblo, los que le han seguido, hasta llegar al actual merolico de los apoyos directos, siguieron cultivando ese discurso, con diversas formas y nombres, porque les convenía y les sigue conviniendo.

Dicha consigna, originariamente de la derecha panista y ahora disfraz de cordero de la política obradorista, aparentemente justiciera y de combate a la manipulación, ha resultado ser el arma más afilada de las clases dominantes contra la necesaria unión y organización popular.

Ha resultado ser para los poderosos de antes y de ahora, uno de los disfraces más adecuados de su feroz negativa a resolver los problemas colectivos y sociales de las comunidades humildes, pues el tipo de obras que requiere ese progreso social colectivo, no pueden realizarse dando a cada quien su apoyo directo para que haga su drenaje, su clínica, su electrificación, su carretera, y con ello los ha ido resignando a solo recibir dinero individualmente, a cambio de renunciar a la realización de obras de más trascendencia. Con ello ha fomentado la fragmentación, el individualismo y la desunión entre los pueblos, que es el más peligroso veneno para las clases trabajadoras y populares que sin su unidad, no son nada: el pueblo va quedando descabezado, desunido y a merced de sus verdaderos enemigos que desde siempre los han gobernado y ahora también.

Ya con esta arma en ristre y, con el pretexto de combatir la corrupción, cierta o exagerada, que se daba en algunas instituciones o programas de gobierno, también se han dado a la tarea de echar abajo una serie de apoyos de tipo colectivo o institucional (como el seguro popular, las guarderías infantiles, el ramo 33, las escuelas de tiempo completo, el Fonden y otros más) que, si bien no eran una solución de fondo para diversas necesidades populares, algo ayudaban a la precaria situación social del pueblo pobre de México y lo que es peor, los echaron abajo, pero sin sustituirlos aunque fuera con algo igual pero libre de corrupción, ni mucho menos con algo mejor.

Aun con eso, la engañifa de la entrega directa de apoyos ha quedado, poco a poco, en cueros como lo que realmente ha sido desde el panismo y ahora con el obradorismo: una farsa con la que se busca someter por la vía de aprovecharse del hambre y la necesidad de la gente, para tenerla a sus órdenes como carne de elección y de voto. 

Los dichosos apoyos directos (miles de millones de pesos, que entre otras cosas se han dejado de aplicar en obras públicas de tipo social que darían progreso a las comunidades y colonias humildes), manejados por las huestes morenistas a su libre albedrío, son un extraordinario recurso de manipulación para tener a los beneficiarios sujetos al voto a favor del ahora partido oficial: buscando hacer a un lado a los intermediarios de antes (vale decir, en algunos casos, a los que les reclamaban atención y soluciones) no gratos al poder actual, por los intermediarios y manipuladores de ahora (militantes abiertamente morenistas o con el disfraz de servidores de la nación) se dan vuelo en el descarado uso clientelar y electorero de los recursos públicos.

Están así cernida la trampa de los apoyos directos, las clases más necesitadas de la población han quedado reducidas a la impotencia para ejercer sus derechos de reclamo, de hacerse oír y respetar en sus derechos ciudadanos más elementales como son los de libre organización, de petición, protesta y manifestación pública, que han quedado prácticamente abolidos, pues ahora sólo son los todopoderosos funcionarios morenistas y en especial el Presidente de la República, quienes pueden decidir sobre lo que hay que hacer con los recursos públicos.

Si a esto le sumamos, los problemas económicos que se han agravado por el mal gobierno morenista y que se manifiestan en una inflación y carestía galopante y desbocada, en el creciente desempleo, la pobreza laboral y también la violencia y la falta de oportunidades, tenemos al pueblo cada vez más pobre, pero indefenso, desorganizado y sin cabeza que lo guíe, pero además sujeto por el hambre y las tarjetitas a ser dependiente de los nuevos poderosos.

Urge que el pueblo, levantándose por sobre su hambre y su necesidad, se yerga como la fuerza poderosa que es, despertando y poniendo un alto a todo esto.

En Hidalgo y otros estados, se acercan las elecciones para renovar las gubernaturas. Momentos en que la manipulación de siempre caerá una vez más, sobre las clases populares para hacer escarnio y burla de sus legítimas aspiraciones: todos los candidatos harán promesas y casi todas serán muy parecidas y muy generales e imprecisas, todos habrán de jurar que cumplirán su palabra y todos harán uso de las promesas de los apoyos directos para engatusar a los votantes; unos a otros se lanzarán las acusaciones más infamantes y en contrapartida presumirán de su conducta intachable . . . pero y ¿dónde quedan los compromisos más específicos y concretos?, ¿Dónde los planes bien pensados y realistas de crear empleos, suficientes y con buena paga?, ¿Dónde las propuestas para mejorar la atención médica de la población, lo educativo, los caminos y carreteras, las vialidades, el surtimiento de agua potable, la seguridad?

Si los votantes, si el pueblo en general sólo se queda esperando los apoyos directos y las tarjetitas, y pierde de vista las cosas más importantes y no reclama unido como un solo hombre que se atiendan sus necesidades más trascendentales, si se deja seguir dividiendo y desorganizando, otra vez volverá a quedar burlado y apaleado.

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