¿Te imaginas al encuestador del Inegi recorriendo tu casa, abriendo la alacena, el ropero y los cajones? ¿Le darías explicaciones del adorno pintado de plata que está en la pared? Pues esa es la propuesta que hace Morena, la cual consiste en modificar la constitución y darle facultades al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) para que mida la “concentración de la riqueza” y pueda revisar el patrimonio inmobiliario y financiero de todas las personas.
Efectivamente el grave problema de la pobreza en México es a causa de la concentración de la riqueza en unas pocas manos millonarias, esas manos que no son las de los obreros, comerciantes, campesinos, amas de casa ni trabajadores del empleo informal, quienes son los verdaderos generadores de la riqueza nacional. ¿Qué se encontrará en las viviendas de estos trabajadores? Seguramente lo que estos pseudofuncionarios ya saben: miseria, hambruna, desnutrición en los niños, analfabetismo. Es absurdo pensar que encontrarán millones de pesos escondidos bajo el colchón o lujosos carros estacionados en los 60 metros cuadrados alquilados a cambio de una impagable renta cada mes.
En Morelos se siguen cobrando impuestos a pesar de que los casos de infectados por covid-19 continúan aumentando, pandemia que ha traído un incremento en el desempleo revelando que, si es imposible conseguir dinero para comprar alimento, mucho más complicado es pagar el recibo de servicios básicos con cantidades exhorbitantes. Solo como ejemplo de negligencia del estado, encontramos el grave caso de Cuentepec y Xoxocotla, pueblos morelenses indígenas con alto grado de vulnerabilidad, donde ninguno de los tres niveles de gobierno se ha preocupado por su bienestar y, en consecuencia, los casos de contagio van en ascenso, así como las lamentables muertes.
Y para colmo, está semana El Sol de México publicó que la administración del gobernador Cuauhtémoc Blanco había desembolsado cuatro millones 831 mil 230 pesos para financiar cuatro giras del presidente a Morelos durante los últimos tres años, mientras que en los presupuestos federal y estatal de 2021 y 2022 se argumentó “falta de recursos” para posponer la demolición, sustitución y restauración de varios hospitales dañados severamente en la entidad por el sismo del 19 de septiembre de 2017.
Dicen por allí que “el buen juez por su casa empieza”, por eso, es urgente un cambio de modelo económico por uno humanista que permita que la riqueza que está concentrada en manos de los grandes capitalistas se distribuya equitativamente entre la gran mayoría de pobres que son los que en estos momentos están sufriendo los estragos de la pandemia, esto propone el Movimiento Antorchista.
El gobierno federal,estatal y municipal debe visitar a las familias mexicanas pobres, pero no para ver si concentran alguna riqueza, sino para devolverles los impuestos traducidos en un plan alimentario emergente, asegurar los servicios básicos como agua potable así como garantizar un buen servicio de salud donde las instituciones médicas estén dotadas de insumos, para que en resumen, el eslogan “quédate en casa” pueda surtir efecto, evitando así el dilema de salir a buscar trabajo y contagiarse del virus o permanecer encerrado y morir de hambre. Que conste.
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