Poner en el centro de la conversación temas tan sensibles, como el de los problemas que enfrenta la población infantil en nuestro estado, resulta difícil, primero porque a la mayoría de la población, y sobre todo a quienes son papás, les gustaría proteger a sus hijos de cualquier situación traumática, dolorosa, difícil de procesar, o lo que es peor, de alguna situación que ponga en riesgo sus vidas, sobre todo cuando son más pequeños y vulnerables.
En el marco de los festejos del Día del Niño, 30 de abril, fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas como el “Día Universal del Niño”, con la finalidad de reconocer los derechos de la infancia y crear conciencia entre la ciudadanía para proteger a los menores más desfavorecidos en el cumplimiento de su bienestar y desarrollo, y sobre todo hacer notar que los niños son los más vulnerables y los que sufren más los problemas del mundo, en nuestro país y por lo tanto en nuestro estado.
Es la pobreza producida por la clase poderosa el principal factor que provoca que no se hagan valer los derechos de la niñez y la adolescencia.
Los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes están previstos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en los tratados internacionales y en las demás leyes aplicables, esencialmente en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, los reconoce como titulares de derechos y, en su artículo 13, de manera enunciativa y no limitativa.
Bajo este contexto, vemos cómo la niñez morelense enfrenta problemas serios que ponen de relieve que la población infantil en nuestro estado está lejos de alcanzar una felicidad completa con la garantía de una vida digna, y poco se dimensionan los problemas y las consecuencias terribles que se derivan de ellos.
Los niños morelenses se enfrentan a diversos problemas graves como: abuso sexual, rezago educativo, falta de atención médica, violencia física, son víctimas de violencia feminicida, se encuentran en situación de pobreza y, con mayor frecuencia, están expuestos a diversos factores vinculados a la violencia infantil que los hacen susceptibles de ser reclutados y utilizados por diversas agrupaciones delictivas. Los niños son explotados por falta de ingresos en su familia, y los siguientes datos lo revelan.
En Morelos existen 502 mil 504 menores de entre cero y quince años, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi); de ellos, más del 50 % vive en pobreza. En el terreno de la educación, por ejemplo, en la matriculación o escolarización en la educación inicial —es decir, aquellos niños de cero a tres años que asisten a cualquier centro de cuidado o educación— Morelos se encuentra por debajo de la media nacional. Tiene una tasa de 2.8 por cada mil niños.
Por lo que hace a la salud, en 2025, la tasa de mortalidad infantil en Morelos es de 17.2 muertes por cada mil nacimientos. Esta cifra es mayor que la tasa nacional, que es de 13.5 muertes por cada mil nacimientos. Los factores que contribuyen a esta tasa incluyen la calidad de la atención médica, el acceso a servicios de salud, la nutrición materna e infantil y la salud pública en general.
En la cuestión de inseguridad y violencia, también nuestros niños sufren. Morelos está ubicado en el quinto lugar con más personas de cero a diecisiete años hospitalizadas por violencia sexual en 2021 (Inegi, 2022).
Además, la cantidad de niñas, niños y adolescentes que fueron atendidos en hospitales de Morelos por violencia familiar, sexual y física aumentó entre 2020 y 2021, al igual que los homicidios de personas de cero a diecisiete años en ese mismo periodo. En 2024 se registraron al menos cuatro feminicidios de menores de edad (Red por los Derechos de la Infancia en México, 2022).
En el mes de enero de este año, la titular del Sistema Nacional de Protección Integral para Niñas, Niños y Adolescentes, Lorena Villavicencio, reveló que Morelos es uno de los estados más violentos para las infancias.
Muchos políticos y gobernantes ofrecen discursos rimbombantes y hablan de lo que han venido trabajando y han logrado en el campo de los derechos de los niños, reconocen que los niños son una población importante, que las niñas y niños son primero, pero en la realidad no se refleja.
No se nota disposición para cambiar; hay pocas políticas públicas, tanto federales como estatales. Se habla en términos de derechos de manera retórica, pero no se convierten en acciones concretas.
No existe ninguna política que resuelva de fondo el problema, debido a que la causa del problema es la injusta distribución de la riqueza nacional, misma que provoca pobreza, la cual no sólo está respaldada por la clase en el poder, que por años se ha mantenido en las esferas del poder político y gubernamental, sino que busca todos los mecanismos para sostenerse y continuar explotando al pueblo trabajador a costa de no brindarles mejores condiciones a ellos y a sus hijos.
Es la pobreza producida por la clase poderosa el principal factor que provoca que no se hagan valer los derechos de la niñez y la adolescencia.
En Morelos no se garantizan los derechos que tienen las niñas y niños para ser felices: donde puedan vivir en una familia que los quiera y los trate bien, donde tengan salud, vivienda, alimentación, que vivan en un medio ambiente limpio, que sus casas tengan agua potable, que hagan deporte, que salgan a jugar al parque, a la calle, que convivan con seguridad, etcétera.
Por lo tanto, si queremos que la situación de los niños cambie, es necesario que cambie el modelo económico y, para ello, es el pueblo trabajador y consciente quien debe tomar el poder para distribuir la riqueza en manos de quien la produce, para que los niños tengan hogar, pan, vestido, aulas, cultura, que sean libres y felices.
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