Muy pocos lugares en el país pueden presumir de haber sido construidos mediante la lucha, el esfuerzo, la carne y la sangre de sus habitantes, de sus dirigentes, de una visión panorámica del futuro, de metas a largo plazo, de objetivos bien delimitados.
Esos pocos lugares que pueden presumir de ello son antorchistas, como Tecomatlán o Huitzilan de Serdán, ubicados en el estado de Puebla. Pero en esta ocasión hablaré de uno que ha vivido un proceso largo de lucha, de batallas, de eventualidades complicadas y de progreso. Me refiero a la colonia Cerro del Tejolote, en Ixtapaluca, Estado de México.
Lo hecho no sólo en el Tejolote, sino en el municipio entero, es una obra colosal, inigualable y portentosa; por eso llamamos a la gente a sentir el orgullo de ser antorchistas.
En el Tejolote, en 1986, se formó el primer grupo antorchista de Ixtapaluca y de Antorcha Popular. No es una colonia formada por Antorcha, ya había habitantes, pero no contaban con ningún servicio ni calles pavimentadas. Eso motivó a que un obrero de fábrica (Nicolás Valdez, activista antorchista hasta el último día de su vida: murió en 2020 víctima del covid-19) invitara a un grupo de jóvenes a acudir a la colonia y ayudar a organizar a la gente para luchar por desarrollar su asentamiento popular.
Fue así como llegaron los primeros activistas, entre ellos la licenciada Maricela Serrano, quienes pusieron manos a la obra. La energía eléctrica la obtenían mediante un cable comprado en colectivo que conectaban en un transformador de la colonia vecina Valle Verde, de tal manera que cuando se les iba la luz tenían que salir y agruparse porque seguramente se lo estaban robando.
El agua potable la conseguían persiguiendo pipas que les vendían caro el vital líquido, pues no querían subir debido a que no había caminos y la mayoría de calles eran intransitables. El drenaje era inexistente y la gente tenía que instrumentar fosas sépticas. Al principio la gente no creía que las palabras se fueran a hacer realidad, pues hablaban de espacios culturales, deportivos, educativos y de salud, lo cual veían muy lejano dado que no contaban con nada.
Sin embargo, se organizaron y lucharon por la obtención de esas obras y lo lograron. Uno de los éxitos fundamentales fue cuando pudieron inaugurar su pozo de agua, pues con eso aliviaban una de sus grandes preocupaciones.
Las escuelas es otro de sus éxitos, pues pudieron hacerse de una primaria, la secundaria, el preescolar y posteriormente la preparatoria. Actualmente hay una escuela de nivel superior que es la Escuela de Bellas Artes. Posteriormente lograron la energía eléctrica, el drenaje, las pavimentaciones y el magno auditorio In Xóchitl in Cuícatl, único en la región que inició su construcción mediante faenas de los vecinos y activistas.
Se logró el centro de salud y la unidad deportiva, y los caminos empezaron a funcionar de manera adecuada. Ese desarrollo, que en múltiples ocasiones quisieron frenar los enemigos de la organización popular, produjo que más gente se quisiera sumar al Movimiento Antorchista.
Por esto inició la fundación de otras colonias. Hace 31 años, una lucha para obtener los permisos, que según cuentan los fundadores, entre ellos la arquitecta Gloria Brito Nájera, se dio durante un fin de año en la capital del Estado, Toluca, de tal manera que vecinos y activistas tuvieron que celebrar una Navidad y un Año Nuevo en plantón en la explanada frente al palacio, encabezados entonces por la licenciada Maricela y el biólogo Jesús Tolentino Román.
Esa lucha extensa dio frutos e inició la Melchor Ocampo, quienes tuvieron que luchar después por sus servicios y sus obras. Fue así como surgieron posteriormente otras colonias, como la Wenceslao Victoria Soto, Marco Antonio Sosa, Ricardo Calva, Humberto Gutiérrez, además de que se sumaron otras colonias ya existentes que no formó Antorcha pero que sufrían la falta de servicios y que se cobijaron bajo el ala solidaria de la organización.
Hoy El Tejolote tiene todo lo elemental: centro de salud, auditorio, escuelas de todos los niveles, unidad deportiva con gimnasio polivalente y una alberca semiolímpica, un mercado digno, una subdelegación también digna para las autoridades locales, calles con pavimento y energía eléctrica, siendo la única colonia del municipio con estas condiciones.
Muchas cosas hechas en el Tejolote antes de que Antorcha ganara democráticamente y fuera gobierno, se quisieron replicar en el municipio. Se construyeron albercas en Los Héroes, Ayotla, San Buenaventura, 4 Vientos y San Francisco (que es parte de la ciudad deportiva), polivalentes, centros de salud, lecherías, parques y espacios culturales.
Lo hecho no sólo en el Tejolote, sino en el municipio entero, es una obra colosal, inigualable y portentosa. Por eso llamamos a la gente a sentir el orgullo de ser antorchistas, porque somos los constructores de todo esto, no sólo hablando de infraestructura, sino de un conglomerado de hombres y mujeres que en distintos episodios se unieron y lucharon por un futuro mejor.
Aun hoy somos miles los que seguimos creyendo que las cosas pueden cambiar, pero con la condición de que sigamos organizados. El evento al que estamos citando el 21 de abril, a las nueve de la mañana en el deportivo de El Tejolote, demostrará que hay quienes sí queremos un México distinto, un país como el que el Movimiento Antorchista plantea construir junto a todos y para todos.
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