Antorcha es cultura y es progreso, es la alternativa para el pueblo desprotegido de México, es la verdadera opción para convertir a nuestra patria en una más justa,
más digna, más soberana y mejor para todos. Para ello es indispensable que el pueblo de México comprenda a profundidad los principios de nuestro movimiento y, sobre todo, su programa de acción para que lo abrace, lo haga suyo y se disponga a educarse, organizarse y luchar por una vida mejor. Decirlo, claro está, es de lo más sencillo; sin embargo, hacerlo es de lo más difícil, pues hay que romper con los esquemas que la manipulación del sistema ha impuesto a los mexicanos.
Entre el plan de acción que tenemos los antorchistas, está el hacer de los mexicanos hombres y mujeres cultos, lectores, preparados, conocedores de la buena música, de la danza, del teatro, de la poesía. Para ello, estamos convencidos de que debemos hacer que nuestros niños, desde el kínder, la primaria y los subsecuentes niveles educativos, entren en contacto con las artes, tanto para la realización, como para la apreciación de las artes. Que nuestros niños aprendan a cantar, a pintar, a bailar, a declamar, a hacer teatro; pero, también, a apreciar la música, el baile, la poesía, la pintura, el teatro, etc.
Por ello, uno de los frentes de lucha más importantes que la organización ha impulsado como ariete para penetrar en la conciencia popular es la actividad cultural. Muchos mexicanos de buena fe han conocido a Antorcha por la vía de la cultura, por ejemplo, en una entrevista de radio en puebla, Franco Escamilla dijo lo siguiente: “En Tecomatlán, Puebla, que no es una ciudad muy famosa de este estado poblano, yo la conocí por una competencia, que no sé si todavía hagan, que se llama Espartaqueada, como una Olimpiada pero de Esparta, te estoy hablando que cuando yo fui fue por ahí del noventa y cinco, noventa y seis, y la Espartaqueada es muy bonito (sic) porque era una competencia cultural, de toda la república mandaban: cantantes, bailarines, pintores, músicos en general, hacían
representaciones teatrales, corales. Yo recuerdo haberme hospedado en una secundaria, te mandaban a dormir a los salones de las escuelas, pero los mejores dos días de esa época para mí, porque fue un ambiente cien por ciento cultural, porque en la escuela en la que yo estaba, salíamos a dar el rol, así, en el patio y había gente ensayando porque están concursando en esos días y veías bailables, obras de teatro breves, cuartetos de cámara tocando, culturalmente no había
más…”
Estas palabras de un joven famoso, son sensatas y nos dicen con claridad cómo alguien que no es antorchista, pero que sí es un mexicano sensato, ve la labor cultural de Antorcha. Asimismo, vale la pena señalar que las Espartaqueadas siguen en pie y que en abril del año que viene se realizarán en el nuevo auditorio de Tecomatlán y serán todavía mejores, pues el escenario será superior, como los esfuerzos de nuestro movimiento para la construcción de un país mejor.
De la misma manera, mi primer contacto profundo con el Movimiento Antorchista fue en una Espartaqueada en el año de 1991. A mí me tocó dormir en el piso del auditorio. Esa experiencia me marcó, me convenció y me hizo decidirme a dedicar mi vida a luchar por educar y organizar al pueblo para construir una patria más justa y mejor.
Pues este fin de semana que pasó, del 22 al 24 de noviembre, en el Teatro de La Paz y en el Instituto Potosino de Bellas Artes, en el Centro de Difusión Cultural "Raúl Gamboa", se llevó a cabo, con gran éxito, el vigésimo tercer Encuentro Nacional de Teatro del Movimiento Antorchista. Veintiún puestas en escena, de diferentes regiones del país y de dramaturgos grandes como Bertolt Brecht, Jean Racin, Johann Wolfgang von Goethe, Nikolái Gógol, Federico García Lorca, entre otros.
Participaron más de 600 jóvenes en escena y con ello se demuestra la congruencia entre lo que decimos y lo que pensamos. Efectivamente, los actores, en su mayoría, son jóvenes estudiantes de las escuelas promovidas por Antorcha y a todo mundo le consta que en un gran número de las escuelas de México no hay plazas para maestros de cultura y, por lo mismo, se hace el trabajo antorchista a pulmón, es decir, con los recursos que entre todos los activistas y estudiantes juntamos con muchos esfuerzos. Adicionalmente, son las casas de estudiantes las que presentaron obras de teatro, casas que no tienen tampoco subsidios oficiales y que los gobiernos, por lo general, no impulsan ni apoyan, pero la Casa Nacional de Estudiantes “Calmécac” y la Casa de Estudiantes “Hermanos Serdán”, llevaron puestas en escena que ocuparon lugares entre los finalistas. Pero también las escuelas de nivel superior que impulsa el Movimiento Antorchista son un ejemplo: el Centro Universitario Tlacaélel presentó Fuente Ovejuna de Lope de Vega y la Escuela Normal "Ignacio Manuel Altamirano" presentó "Fedra", del francés Jean Racin, una obra excepcional. Ambas instituciones, así como la preparatoria Ignacio Manuel Altamirano de Chimalhuacán, que presentó la Gaviota de Antón Chéjov, jugaron un papel destacado en este encuentro.
Como se ve, se trata de un acto de congruencia, de poner en práctica los principios de nuestro programa y con ello demostramos a la nación que lo que dice Antorcha lo hará y lo hará con decisión como parte de un proceso integral, como parte del proceso educativo de la nación y al arte podrán acceder las clases trabajadoras y desprotegidas. Antorcha es cultura y estamos convencidos de que sí es posible construir una patria más justa, más libre y mejor para todos si el pueblo toma en sus manos el poder y guía los destinos de la patria con un rumbo distinto. Este XXIII encuentro de teatro en la ciudad de San Luis Potosí, es aire puro en el contaminado mar de la violencia, de la inseguridad, de las políticas supremacistas de los Estados Unidos y de la guerra. Felicito a los jóvenes que participaron, a los directores, a los compañeros de San Luis Potosí, a los miembros de la Dirección
Nacional y, además de transmitirle nuestra gratitud, le externamos nuestro profundo reconocimiento, pues es el ingeniero Aquiles Córdova Morán, fundador de nuestro Movimiento, el alma que ha inspirado e impulsado estos encuentros y quien ha dado al pueblo de México el instrumento para su liberación: el Movimiento Antorchista y la cultura es uno de sus brazos forjadores.
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