Hay mucha diferencia, dicho de otra manera, una gran distancia; pero no absoluta. A veces la fantasía se aleja totalmente de la realidad, imagina cosas imposibles y no llega a coincidir nunca con lo real; otras veces la realidad presenta fenómenos que quizás nadie hubiera podido imaginar; algunas veces realidad y fantasía coinciden. Al respecto las variantes pueden ser muchas y de grado.
Los ejemplos pueden ser muchísimos y de todo tipo, pero, en el terreno social, es difícil imaginar todos los errores y horrores que se han cometido y cometen contra los seres humanos. La explotación y las formas en que se ha hecho y se hacen son inimaginables en las diferentes formaciones socioeconómicas que han existido. Se les ha obligado a trabajar jornadas extenuantes e insoportables, vejándolos, torturándolos y castigando a los rebeldes. En condiciones mínimas de sobrevivencia y luego desechándolos como cacharros viejos cuando ya no servían o sirven para el trabajo. La humillación, el dolor, la impotencia que han sufrido las clases trabajadoras son inenarrables.
Nadie, siendo un hombre bueno, podría haber imaginado el grado de refinamiento y de formas hasta fantasiosas, que los hombres han inventado para explotar y someter a otros. Aquí la fantasía supera a la realidad. La ambición de ganancia, de privilegios y de poder de unos cuantos, ha condenado y obligado a miles de millones de seres humanos a vivir con lo estrictamente indispensable y a veces ni con eso. La horrible fantasía, la pesadilla convertida en realidad para mal de los trabajadores de México y del mundo.
Y...todo lo que ha ocurrido ¿Es producto del pasado? ¿Ya no existe y solo son malos recuerdos, propios de un pasado ominoso, vergonzoso? ¡Pues fíjese usted que no! La explotación sigue igual o peor en el mundo entero y en México también.
Por ejemplo, la vida moderna obliga a la clase trabajadora a vivir en condominios, cuya superficie habitable es mínima, pero con todo y eso, quienes puede vivir aquí es porque tienen un ingreso relativamente seguro y con ello disfrutan de servicios como luz, agua potable, drenaje, etc.
Sin embargo, hay sectores de la población en peores desventajas, en relación con la vivienda. Por ejemplo, la superficie de los lotes para vivienda, en Culiacán, Sinaloa, son de 7 por 17 metros, es decir, 119 metros cuadrados; en Tlaxcala son de 10 por 10, o sea 100 metros cuadrados, pero, en Monterrey, Nuevo León la superficie dotada, para un solar, es de solo 3.60 por 10 metros, en total una superficie de 36 metros cuadrados. En esta superficie se debe construir dormitorio, cocina, baños, sala, comedor, etc. Evidentemente nunca se construye casi nada, primero porque los ingresos de las familias pobres no alcanzan para construir y segundo porque en un espacio tan reducido, que más parece una tumba (los narcos y muchos hombres poderosos ya muertos, tiene mayores superficies y mejores mansiones en los cementerios donde están enterrados) no cabe prácticamente nada. El oxígeno adecuado, la luminosidad suficiente, la privacidad, la moralidad, etc., en esas condiciones no existen ni pueden existir. ¿Se imagina? ¿Nacer, vivir y morir en ese mínimo espacio?
Pensar, imaginar a que grado de marginación, desamparo e indiferencia al dolor y carencias tienen millones de seres humanos difícilmente se hubiera concebido en épocas anteriores.
Como epilogo quiero decir que, colonias o fraccionamientos con superficies tan pequeñas crean núcleos con una superpoblación por metro cuadrado creando también, por lo tanto, la necesidad de otros servicios, por ejemplo, como la educación. Casi sobra decir que en estos lugares las escuelas están sobresaturadas, a tal grado que los directores de las escuelas solo han encontrado la alternativa de formar grupos a los que solo se les dan 2 horas de clase por día, y nada más.
¿Qué le parece? Se había imaginado usted el paraíso que, se nos dice, ¿es el capitalismo? Y, francamente hablando, no se ve por dónde ni cómo, vaya a cambiar esto, a pesar de la 4T.
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