Con las medidas antipopulares que ha venido tomando el gobierno de AMLO y que han generado más pobreza, angustia y desesperación entre las masas trabajadoras (despidos multitudinarios, desaparición de apoyos sociales que se venían dando desde hace muchos sexenios, etc.) han aumentado también, como nunca antes, los índices delictivos, en general la inseguridad social se ha desatado como nunca antes en la historia de México.
Y es que, ante esta situación tan crítica para la clase trabajadora, sólo hay de dos: o se resigna el trabajador despedido a dejar morir de hambre a su familia y a él mismo o ...comienza a delinquir, no importa de qué forma y a que nivel para intentar, de manera desesperada, sobrevivir en esta sociedad que cada día es más excluyente, desigual y contradictoria.
Las "limosnas" del gobierno morenista sólo benefician a sectores muy reducidos de la población: a una parte de los "ninis" y a otra de los adultos mayores de 68 años.
Esperar del gobierno demagogo de AMLO una especie de seguro para el desempleo sería bastante ingenuo (aunque el slogan de su partido dice lo contrario: "la esperanza de México"). Y de la parte empresarial, ya ni qué decir, cuando los capitalistas mexicanos han sido caracterizados por diversas voces, oficiales y extraoficiales, nacionales y extranjeras, como los más negreros del mundo, etc.
La mancuerna entre gobierno, empresarios y sindicatos charros hoy es más fuerte que nunca. Para muestra, baste un botón: en la recién aprobada reforma laboral, anunciada con bombos y platillos, ¡se les olvidó abolir las outsourcing! Además, por si quedara alguna duda, el actual gobierno ha dado todo su respaldo al charro de charros: Napoleón Gómez Urrutia (no sólo lo regresó del exilio...hasta lo hizo senador. No nos sorprenda que su recién formada Central Internacional Obrera (CIO) en un corto plazo logre cooptar a la mayoría de los obreros de México y claro, no para defender sus intereses económicos y menos políticos, sino para ejercer un control todavía más efectivo y adormecedor sobre los trabajadores, para amordazarlos y tenerlos atados de pies y manos.
Gracias a las ocurrencias de AMLO se ha llegado al absurdo (entre muchos otros) de que un "nini"(totalmente improductivo) obtenga un ingreso mayor que el de un obrero (que ha sido productivo a la sociedad toda su vida).
Ante este panorama tan desolador, injusto y absurdo sólo queda un camino: que las escasas fuerzas sindicales realmente independientes se unan con las fuerzas sociales progresistas que, desgraciadamente, son muy escasas en nuestra actual sociedad y juntos puedan dar una lucha mucho más eficaz por la consecución de sus intereses económicos y políticos.
Por el contrario, si no se actúa en este sentido, las ocurrencias del gobierno de AMLO y su entreguismo total a los intereses de la burguesía nacional e imperialista, irán minando de manera acelerada a lo más sano y productivo de la sociedad mexicana: la clase obrera. Pero como dijo el maestro del proletariado mundial: en la lucha de clases, el obrero no tiene nada que perder, excepto sus cadenas. Que así sea por el bien del pueblo trabajador.
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