De acuerdo con los últimos datos de Coneval, 46.8 millones de personas viven en pobreza en México, lo que equivale al 36.3 % de la población total del país. Aunque se registró una disminución de 5.1 millones de personas en pobreza, los mexicanos que viven en pobreza extrema se mantuvieron casi igual, con un leve aumento de 400 mil personas al pasar de 7.0 a 7.1 %.
Es decir, con millones de mexicanos sumidos en algún grado de pobreza, es necesario que esas millones de voces alcen la voz a través de cualquier medio, ya sea organizándose y luchando por mejorar las condiciones de vida de sus familias o descendientes.
Un pueblo debe tomar conciencia de su realidad y luchar por cambiarla, para que salga de su pobreza, no sólo en alimentación, sino también a nivel espiritual.
El Movimiento Antorchista tiene muchas maneras de alzar la voz. En ocasiones, el auge de un movimiento cultural es el preludio del nacimiento de una nueva era para la humanidad, tal y como se recuerda la Ilustración o el Renacimiento. Para crear algo nuevo, se necesita crear al hombre nuevo que, necesariamente, surge de una sociedad que se está pudriendo, que huele mal, y no sólo en México.
Para el antorchismo, es parte esencial y de suma importancia cultivar el arte entre los sectores más desprotegidos de la sociedad, con el fin de que comprendan que la cultura y el arte son elementos fundamentales en la formación de todo individuo.
Estas expresiones no deben estar limitadas a quienes pueden pagar por ellas o acceder a ciertos espacios, sino que constituyen un derecho al que todos los mexicanos debemos aspirar y exigir su cumplimiento.
Tener capacidades discursivas es sintetizar un mundo de conocimiento e historia que se traduce en el labio del orador, en el que revive el sentir de un pueblo profundamente abandonado, tomar la situación de cada uno de los lugares y describirlos, y con eso denunciar las injusticias. Antorcha se ha convencido de que la práctica de la oratoria es indispensable para agitar y transformar al pueblo trabajador de México.
Cuando el pueblo aborda temas de carácter social, político y económico, el suelo se fecunda con palabras que brotan en flores que, con su belleza, reflejan un paisaje distinto que ha sido labrado, sembrado y cosechado por el pueblo.
Un pueblo debe tomar conciencia de su realidad y luchar por cambiarla, para que salga de su pobreza, no sólo en alimentación, sino también en el alimento espiritual.
Con ello, la invitación a participar en la 5ta Jornada Nacional de Oratoria, que se llevará a cabo el próximo sábado 22 de febrero en cada uno de los estados del país, donde amas de casa, estudiantes, obreros, campesinos y el pueblo en general harán brotar de sus labios las palabras más enérgicas para denunciar y exponer la verdad profunda de las injusticias sociales.
El Movimiento Antorchista considera que el orador también es un artista de mucho valor, pues despierta el pensamiento crítico del ser humano y expresa el sentir del pueblo, provocando en el hombre los sentimientos más sublimes mediante el manejo de la palabra.
Por muy profundo que vea, por muy alto que piense o por muy bello que sienta, todo lo que el orador sabe, piensa y siente lo recoge de la sociedad, lo recoge de la vida material que nos rodea; tiene, pues, un origen social e histórico.
Y es en este contexto en el que Antorcha considera, con toda claridad, que la grandeza no sólo reside en la eficacia y belleza de su lenguaje, sino que la profunda calidad radica en el mensaje que nos quiere transmitir, en los problemas que le preocupan del mundo material, que lo agitan y conmueven. Es decir, su grandeza radica en la causa a la que sirve, en la causa al servicio de la cual pone su talento y maestría.
Por eso, nuestra organización, desde su origen, ha considerado a la cultura como un elemento de transformación del pensamiento humano, pero, sobre todo, como un medio que provoca en el hombre la asimilación de la injusticia en que vivimos, en la estructura económica, y que, por tanto, con una forma de pensamiento distinta, producto de un enfoque social de la cultura, nos decidamos a cambiar el modelo económico actual por uno mejor, equitativo y más humano.
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