Hace algunos días navegando por internet, me encontré con una publicación que decía: "En México también existe desabasto de cultura, y no se ven largas filas en museos, bibliotecas y centros artísticos", aunque dicho en forma de sátira motivada por la reciente falta de combustibles en el país, no por ello deja de ser una cruda verdad.
Según los datos ofrecidos por la Encuesta nacional de hábitos, prácticas y consumo culturales realizada hace algunos años, el 48% de la población mexicana no muestra interés por la cultura o por las actividades relacionadas con este ámbito (teatro, danza, literatura, música), se reveló también que 45% de la población nunca había ido a un concierto o presentación de música en vivo, 67% señaló que jamás había visto una obra de teatro, 57% no ha estado en una biblioteca, 66% nunca ha asistido a una función de danza, 43% no conocía un museo y 86% jamás ha estado en una exposición de artes plásticas (dibujo, grabado, escultura, pintura, arquitectura).
Aunque se pudiera concluir que se trata de una prueba de la poca sensibilidad artística del pueblo mexicano y de su atraso e ignorancia motivada por su propia idiosincrasia, no se debe olvidar que vivimos en un país bastante desigual en términos económicos, estamos en el top 10 de los países más desiguales según la Oxfam, la Organización de las Naciones Unidad (ONU) y el Banco Mundial, como prueba, existen cien millones de mexicanos en pobreza, según investigadores serios como Julio Boltvinik. Asistir a espectáculos artísticos como todos saben es costoso y los pocos que son gratuitos se restringen a la actividad académica de las universidades públicas, centros de investigación o entidades gubernamentales que generalmente se encuentran en las capitales de los estados, que cuentan con poco presupuesto y que no tienen acceso a la difusión masiva que suponen los medios tradicionales de comunicación.
En 2017 fue creada la Secretaría de Cultura, la que hace un mes estuvo en el ojo del huracán tras un comunicado oficial a raíz del recorte presupuestal de 500 millones de pesos que pretendían aprobar los diputados federales, en donde se afirmaba que "el presupuesto es suficiente para las actividades sustantivas", aunque finalmente el monto se fijó en 12 mil 400 millones, esta cifra no difiere de lo que en los últimos tres sexenios se ha invertido; se argumentó que el presupuesto es apto porque se recortarán los excesivos gastos superfluos de la dependencia y se disminuirá el salario de los funcionarios de alto nivel para dar prioridad a "un programa de cultura más justo, democrático y de alcance nacional a través de la inclusión de los sectores históricamente marginados". Aún es temprano para juzgar los resultados de la política cultural del nuevo Gobierno. Sin embargo, si no hay cambios esenciales, no nos extrañemos que los resultados no difieran de la encuesta citada líneas arriba.
Lo que es innegable, es que sí existe una política cultural exitosa y sin compararla en todo el país, esa es la política que desarrolla el Movimiento Antorchista Nacional, lo digo sin exagerar y sin ningún tipo de miopía política por pertenecer a dicha organización, pasaré a dar mis razones:
Primero, el proyecto antorchista pretende fomentar las actividades artísticas en toda la población, es decir, masificar su práctica llevándola hasta los pueblos y colonias más alejadas de la geografía nacional, para ello prepara maestros que imparten clases de forma gratuita a niños, jóvenes y adultos que de otra forma no podrían aprender alguna de las Bellas Artes. Esto es importante, pues una de las fallas que a mi juicio tiene la línea gubernamental, consiste en restringir el ejercicio artístico a grupos o personas selectas con habilidades "fuera de lo común", haciendo creer que el virtuosismo estético está reservado para unos pocos. No está mal fomentar a los talentos, pero estos existen por miles, justamente en las entrañas del pueblo, hay que encontrarlos e incentivarlos.
Segundo, el trabajo de gestión que realizamos, también contempla la lucha por espacios culturales dignos, hemos logrado auditorios, salas de ensayo, escuelas, teatros, etcétera; además de materiales indispensables como vestuario, utilería, instrumentos musicales y transporte. Esto permite que la práctica cultural cuente con las condiciones óptimas, porque cualquier disciplina artística supone una inversión económica que no puede desatenderse, so pena de caer en la inactividad por falta de los medios necesarios. Este aspecto no se contempla muchas veces en la planeación del Gobierno, o lo que hay, es simplemente muy escaso.
Tercero, las masas populares, campesinas y estudiantiles organizadas en Antorcha, son el público ideal, para que los artistas incipientes demuestren su talento frente a la gente. Esta es la parte esencial de la política cultural antorchista, que las masas reciban dosis de aculturamiento, que entiendan que la riqueza artística es propiedad de todos y que tienen derecho a disfrutarla. Esa simbiosis entre espectador y artista se da en Antorcha a niveles asombrosos. Nuestros grupos culturales se presentan ante públicos imponentes, en ocasiones correspondientes a decenas de miles como en nuestros eventos de aniversario o en la inauguración de alguna obra importante. Así la masa se va más culta, más enriquecida espiritualmente y el artista siente la satisfacción que provoca hacer feliz a la gente y se retira con los aplausos eufóricos que despierta su interpretación.
La combinación de estos factores hace que los resultados de nuestra política cultural sean asombrosos, pues nosotros no disponemos en automático de 12 mil millones de pesos como el Gobierno, la mayor parte del tiempo nuestros grupos de bailarines, poetas, actores y músicos, se sostienen haciendo actividades económicas y colectas públicas, pero sobre todo, luchando contra gobiernos retrógradas que prefieren la ignominia de la masa antes que destinar dinero al arte.
Si existe duda de nuestro éxito inigualable, debo informar que los primeros 10 días de febrero, Antorcha celebrará la vigésima edición de su Espartaqueada Nacional Cultural en Tecomatlán, Puebla, congregaremos a más de 20 mil artistas populares de todo el país y demostraremos a quienes en últimas fechas hacen de su oficio difamar a los antorchistas, que somos tan "delincuentes", tan "paramilitares", que realizamos el mayor evento cultural amateur de todo México. El que tenga ojos para ver, que vea.
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