El Movimiento Antorchista Nacional nació con el firme propósito de educar y organizar políticamente a la clase trabajadora. Desde el principio estuvimos conscientes de que la fuerza que tienen los pobres está, en primer lugar, en su número, pero también sabíamos que esta ventaja pierde energía si no está coordinada y consciente de hacia dónde va y qué es lo que quiere; es decir, la participación en política de las clases trabajadoras debe ser la palanca para pugnar por mejorar sus condiciones de vida, ya que muchas de las decisiones que se toman en el terreno político se hacen a las espaldas de los trabajadores y en contra de sus intereses.
La experiencia que tiene el antorchismo no deja lugar a dudas: mediante la lucha política hemos resuelto problemas urgentes en colonias y pueblos, desde programas asistenciales hasta obras de infraestructura de alto impacto, como teatros, centros culturales y deportivos. Pero estos avances importantes no bastan si la gente que luchó no adquirió plena consciencia de su situación social y política. Pues este despertar político va a garantizar, en el mediano plazo, resolver de forma permanente la injusticia social que padece. Dicho en pocas palabras, los antorchistas luchamos por demandas elementales y urgentes ante las autoridades de diferentes niveles, al mismo tiempo que van tomando consciencia. Educar políticamente es, pues, una labor de supervivencia para los antorchistas.
Como parte de su labor educadora, Antorcha ha colocado al arte como una de sus armas fundamentales porque hemos constatado que la apreciación constante del arte cultiva la sensibilidad y la inteligencia. Con este objetivo hemos fundado nuestros grupos culturales de bailes, música, declamación, pintura, teatro y oratoria. Y no solo eso, hemos creado una agenda cultural sin precedentes para organizaciones y partidos políticos. Cada año programamos eventos nacionales de las disciplinas mencionadas y no existe ningún evento político de protesta que no sea acompañada por un acto cultural. De todos ellos, el esfuerzo más destacado son las Espartaqueadas; evento al que asisten miles de artistas de todo el país provenientes, en su mayoría, de colonias populares o de pueblos marginados. Muchos de estos grupos son el resultado del trabajo de maestros en las escuelas y casas del estudiante. Para realizar estos eventos, nuestra organización gestiona y genera ingentes recursos económicos. No existe parangón alguno para realizar este esfuerzo: artistas realizan colectas públicas en semáforos, cruceros, plazas públicas, etc., para poder financiar sus presentaciones, su vestuario y producción. Paralelamente, pugnamos para que el presupuesto tenga una orientación cultural.
Todo este recuento tiene el propósito de dar una idea aproximada del papel que tiene la cultura y el arte dentro de las filas de Antorcha. Para nosotros, el arte no es una tarea superflua o de mera apariencia, nosotros estamos dispuestos a ofrecer pruebas al canto para demostrar nuestro trabajo en este rubro y que ha dejado, a más de uno, con una impresión sobradamente agradable.
En contraste, la política de Morena, ya en el poder federal, se direcciona en sentido opuesto. En los últimos días, los esfuerzos por financiar el trabajo de los artistas organizados en Antorcha, se ha visto bloqueado de manera arbitraria, la colecta y la difusión de sus actividades se ha hecho una labor casi imposible de realizar en los lugares donde justamente hay gobiernos morenistas; en algunos estados de la República, abusando de su autoridad, han encarcelado a jóvenes artistas y maestros que se dedican a llevar arte al pueblo pobre, tratándolos como verdaderos criminales y violentando sus derechos más elementales; por eso hago uso de este espacio para denunciar esa política represiva y retrógrada, que tiene como fin desarticular el trabajo que con mucho sacrificio nuestra organización realiza.
Sabemos plenamente que el morenismo, la llamada "Cuarta Transformación", nació al fragor de la lucha electoral; que su brega diaria, como la de todos los partidos, es por hacerse del mayor número de posiciones políticas y asegurar su posesión permanentemente. No estamos ante una nueva clase política, como aseguran sus más fervientes seguidores; el discurso sobre el que se levantó dicha fuerza política fue contestaría, embadurnada con dosis de verdad, se hizo popular, pero nunca se propuso acabar en serio con la desigualdad que impera en nuestro país, ni combatir a la pobreza sostenida en el asistencialismo. El arte es el sector más lacerado, el más ninguneado de la 4T, lo demuestra el recorte generalizado, el desprecio por apoyar a escritores y ampliar el número de becas a artistas; el terrible cierre de varios museos y bibliotecas en varias instituciones y el recorte a la radio pública y cultural (imer).
Desde la óptica presidencial este recorte se justifica porque la cultura es un "aspecto superfluo" de la sociedad. Y con esta actitud revelan su carácter conservador y no revolucionario. Conservador porque, como queda dicho, la nula práctica del arte por parte de las clases populares los aletarga políticamente, pues mantienen su conciencia alejada de la verdadera problemática, los mantiene conformes con el estado de cosas actúa, los hace aceptar su miseria. Nótese las diferencias, que no son palabras, son hechos constantes; en Antorcha el arte es un instrumento de lucha para la transformación del hombre y de su realidad; en Morena, un estorbo.
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