Desde que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) asumió el cargo de presidente de México, ha implementado acciones que trastocan a todo el sistema educativo nacional, según él, para responder a una exigencia social y fortalecer a la educación pública, laica y gratuita, y asegurar una mayor equidad en el acceso a una educación de calidad, con lo que se beneficiaría a los más pobres.
?Ordenó el cierre de las estancias infantiles, tras considerar que el programa no daba cobertura a la población para la que fue creado, que los recursos se otorgaban de manera discrecional y arbitraria, además de que existía poco control en el ejercicio de los recursos asignados a ese rubro. Señaló que había corrupción en la asignación de los recursos, pues había padrones fantasmas de niños por los cuales el gobierno pagaba, pero que no recibían el servicio.
El Programa de Guarderías y Estancias Infantiles para Apoyar a Madres Trabajadoras inició su operación el 11 de enero de 2007, con el objetivo de disminuir la vulnerabilidad de los hogares en los que el cuidado de los hijos recae en una madre trabajadora o con intención de incorporarse al mercado laboral. Las estancias brindaban un servicio de calidad para el buen desarrollo psicomotor, cognitivo, social y de lenguaje de los niños.
Al cierre de la administración de Enrique Peña Nieto, en el país operaban alrededor de nueve mil 200 estancias infantiles que atendían a 315 mil menores. Pero como AMLO tenía otros datos, canceló el programa, sin importarle el daño que ocasionaba a las madres trabajadoras que usaban el servicio.
El siguiente golpe fue reducir drásticamente los recursos económicos destinados a mejorar la infraestructura escolar.
Como cada año, el Gobierno federal planea el gasto público y etiqueta los recursos federales, definiendo los renglones a los que se destinarán durante el próximo ejercicio. En un escenario que propone una recuperación económica favorable a lo largo de 2022, el presupuesto educativo recibió un dos por ciento más de recursos que en 2021; sin embargo, su monto absoluto es la propuesta de recursos más baja presentada en los últimos cinco años, desestimando completamente la crisis educativa que atravesamos tras los efectos de la pandemia de covid-19, y demostrando en los hechos que no pretende invertir en aquellos programas determinantes para alcanzar la inclusión, equidad y calidad educativa establecidos en el cuarto Objetivo de Desarrollo Sustentable (ODS).
Pero para sus obras emblemáticas, el presupuesto aprobado es el siguiente: para el financiamiento de la construcción de la refinería Dos Bocas, en 2022 se propone destinar al menos 45 mil millones de pesos adicionales. Aprobó 63 mil millones de pesos para continuar con la construcción del Tren Maya. También, se han gastado al menos cinco mil 150 millones de pesos por encima del costo proyectado para la construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles. En contraste, para mejorar la infraestructura educativa se destinaron sólo 14 mil 763 millones de pesos. Esta distribución revela donde se encuentran realmente las prioridades de AMLO.
Otra prueba de la nula importancia que la educación tiene en los proyectos del gobierno morenista, es el decreto para desparecer el Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC), cuyo anuncio fue hecho por Delfina Gómez, titular de la Secretaría de Educación Pública, el pasado 28 de febrero.
No les importó la opinión de organismos independientes y analistas que elevaron a tiempo su voz para defender la necesidad de tal programa, como la organización Mexicanos Primero, que señaló que la desaparición de las ETC afectaría a más de 27 mil escuelas y 3.6 millones de niños en situación vulnerable o en contextos de riesgo social, para así combatir los índices de abandono escolar. También informó que la gran mayoría de las escuelas beneficiadas con este programa, son indígenas y pertenecen al medio rural. Así pues, el Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC) tenía como objetivo el de generar las condiciones necesarias para mejorar el aprendizaje de los alumnos.
Una nueva medida, entre todas las que demuestran la falsedad del discurso morenista y la forma en que la Cuarta Transformación simula atender el tema educativo, se materializó el pasado 27 de abril, cuando anunció el nuevo modelo educativo que tiene como prioridad alinear sus objetivos a los propósitos del morenismo.
Con dicho modelo, pretenden desaparecer los grados escolares y cambiarlos por fases que incluyan desde preescolar hasta secundaria. Las fases de dividirían de la siguiente manera: Fase 1, abarca educación inicial desde cero a tres años de edad. Fase 2; abarca los tres años de preescolar. Fase 3; incluye primero y segundo año de primaria. Fase 4; sería lo que ahora es tercero y cuarto de primaria. Fase 5; se refiere a quinto y sexto de primaria. Fase 6; serían los tres años de secundaria. En realidad, lo único que hacen es cambiar de nombre, ya que se da el giro de grados escolares a fases, pero en realidad no existe ninguna mejoría de fondo para la educación de los menores.
Esta supuesta gran transformación educativa no tomó en cuenta las esperanzas del magisterio, que se cifraban en un esfuerzo oficial para rescatar a los alumnos rezagados o que desertaron durante la pandemia. Nuevamente, los problemas reales del sistema educativo fueron descartados mientras los actuales funcionarios se comportan como si no existieran los altos índices de deserción y la manera en que ha descendido la matrícula en los diferentes niveles educativos no fuera ya motivo de alarma nacional.
Detengamos de una vez los atentados contra la educación organizándonos, como un solo hombre, bajo un solo ideal, para que construyamos una patria más justa, más equitativa, en la que todos podamos tener una mejor vida.
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