MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Desigualdad en México

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Ayer leí una nota de El Economista que sostiene que el “10% de los más ricos concentran el 71% de la riqueza nacional”. Hay, pues, una desigualdad brutal: la clase empresarial del país se queda casi tres cuartas partes de la riqueza nacional, mientras que la clase pobre y trabajadora se queda con el cuarto restante de la riqueza que todos producimos. Los datos son el resultado de un estudio realizado por el “Informe sobre la Desigualdad Global 2026” y en él se detalla que México es uno de los países más desiguales del mundo.

“El 10% de los (mexicanos) que más ganan capta alrededor de 59% del ingreso total, mientras que 50% (de los mexicanos) con menos ingresos recibe sólo el 8%”, dice el reporte. Es decir, la mitad de la población total que trabaja durante ocho, 10 o 12 horas al día se queda solo con el 8% del total del dinero, con una miseria si pensamos en que se trata de la mitad de la gente trabajadora del país.

El reporte ofrece más datos espeluznantes. “Las disparidades en la riqueza son aún mayores: 10% más rico posee alrededor de 71% de la riqueza total y 1% con más ingresos (los millonarios o multimillonarios), alrededor del 38%”. Lo diré de otra manera: las familias más acaudaladas, las familias de los dueños de las empresas más importantes que operan en nuestro país (como las minas, las compañías telefónicas o las tiendas de autoservicio gigantescas que tienen sucursales en todas las ciudades) se quedan con el 38% de la riqueza nacional. En cambio, los trabajadores de esas empresas, los que ganan el salario mínimo y que no tienen más que su fuerza de trabajo para ganarse el pan cada día, que son la mayoría de todos los mexicanos, sólo se quedan con el 8% de la riqueza nacional. Esto refleja la desigualdad que reina en el país.

Debido a los salarios de miseria que se dan en los trabajos formales y a que millones de trabajadores informales no cuentan con salarios mejores, sino peores, los mexicanos no podrán salir jamás de la pobreza y la pobreza extrema, muy a pesar de los aumentos al salario mínimo que acuerda Morena con el empresariado nacional. Festejan mucho por esos “aumentos”, pero no solucionan el problema. Por eso, se hacen necesarios los apoyos económicos del bienestar, que se entregan en tarjetas (comprando votos al por mayor durante varios años). El gobierno debe dar migajas dinerarias, para que la población no se levante a pelear por cambios económicos radicales. Pero esa olla de presión puede explotar más temprano que tarde, porque llegará un día en que ni los pobres aumentos salariales, ni las tarjetas, ni nada de nada, lograrán calmar el hambre del pueblo trabajador.

En el mundo, la cosa no cambia. “De acuerdo con el informe, 10% de la población más multimillonaria posee tres cuartas partes de la riqueza mundial, mientras que la más pobre sólo posee 2 por ciento. De esta manera, por cada 100 pesos de riqueza que hay en el mundo, 75 se concentra en la riqueza personal total de los más ricos”, dice el informe. 

El economista Ricardo Gómez-Carrera sostiene: “Un grupo de 60 mil personas, que es la que cabe en un estadio de futbol, posee más riqueza que la mitad de la humanidad en su conjunto”.

¿A qué se debe la desigualdad? A que los empresarios y dueños de las empresas explotan la mano de obra de la gente y le pagan sólo lo necesario para que pueda medio comer, medio descansar, procrear nuevos trabajadores y regresar a laborar al día siguiente. De una jornada de 8 horas, según las estadísticas actuales, al trabajador se le pagan solo 11 minutos (el salario mínimo) y el patrón se queda con lo que se genera en las restantes 7 horas con 49 minutos. Así la explotación laboral en México. Haga usted la cuenta de cuántos salarios mínimos implica lo que se queda el patrón o el empresario y entenderá por qué mientras ellos viven en la opulencia, gastando millones de pesos en buena comida, residencias, viajes, ropa carísima, etcétera, el trabajador mexicano promedio sobrevive con el salario mínimo que sólo le permite que su familia medio coma, medio vista, medio estudie y medio viva.

Para cambiar esta situación, urge que los mexicanos se organicen en un partido único, que tome el poder y que haga cambios radicales en la economía que busque, en serio, terminar con la pobreza y la desigualdad en el país. No hay de otra. ¿Y qué organización popular encabezará ese cambio? Sí existe y hay que hacerla crecer.

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