Indudablemente que la primera parte del discurso de López Obrador, dirigido a la nación con motivo de su toma de protesta como presidente de la república, ante el Congreso de la Unión, fue una acertada descripción de las consecuencias que para los países en desarrollo trae la aplicación a rajatabla del neoliberalismo.
El Movimiento Antorchista Nacional, desde hace 44 años ha denunciado de manera sistemática, por escrito y verbalmente, el hecho de que la gran pobreza que vive nuestro país es producto de la injusta distribución de la riqueza, trayendo consigo la delincuencia que vivimos, así como la falta de empleo y salarios justos que trae aparejado el atraso cultural y científico y el rezago material y social en el que está inmerso nuestro país, males todos producto del sistema neoliberal que vivimos. Hemos sostenido que la privatización de la gran industria nacional así como del sistema bancario nacional y los aumentos a los precios de los productos como la gasolina, los cobros desmedidos de las comisiones bancarias y el abaratamiento de las materias primas, son consecuencia natural del neoliberalismo cuyo único y último propósito es obtener la mayor ganancia a costa de lo que sea. ésta es la razón que nos lleva a afirmar que López Obrador hace una descripción correcta del neoliberalismo y sus consecuencias, y no nos mueve para reconocerlo, pero no en la lambisconería ni el oportunismo político.
En cambio, diferimos totalmente con la segunda parte de su discurso, donde plantea como remedio a los males arriba descritos, becar a 2 millones de "ninis" (la tercera parte aproximadamente de los existentes en México), construir el Tren Maya, realizar una nueva refinería en Dos Bocas, Tabasco, aumentar al doble los apoyos a los ciudadanos de sesenta y cinco años y más, etcétera, etcétera, con los recursos que obtendrá del combate a la corrupción. En contraste, Antorcha ha planteado desde hace muchos años, como verdadera y única solución a los problemas que causa el neoliberalismo, la implantación de un régimen cuyo propósito central sea la distribución equitativa de la riqueza nacional, distribución que sustancialmente se lograría mediante la implementación de cuatro medidas indispensables.
1.- Empleo para todos los ciudadanos y ciudadanas que se encuentren en edad de trabajar.
2.- Todos los empleados deberán recibir un sueldo que les permita vivir con dignidad y como seres humanos.
3.- Establecer un régimen impositivo progresivo donde los que ganen más, paguen más.
4.- Deberá invertirse el presupuesto del gasto público, aplicando mayor porcentaje del PIB (Producto Interno Bruto) a la atención del pueblo pobre y menor porcentaje al apoyo de la iniciativa privada.
Como puede notarse, acerca de lo antes mencionado no pronunció palabra López Obrador. Pudiera argumentarse que no lo hizo porque los planteamientos de Antorcha son equivocados. En defensa de nuestra posición, recurrimos a la experiencia de otros países que, con un cobro de impuestos progresivo, han lograda ascender a un mayor desarrollo social, cultural y material; con un sueldo remunerador a los trabajadores, aunque no dejan de ser explotados, les permite llevar una vida digna de ser vivida. Como ejemplo figuran países como Alemania, Suecia, Estados Unidos y otros.
Así, debemos concluir que López Obrador acierta en el diagnóstico pero no aplica la medicina adecuada. Esto lo tiene que saber y conocer el pueblo, porque hasta hoy la gran mayoría piensa que con López Obrador se acabarán nuestros males y con ellos la necesidad de organizarse y luchar. Será cosa de esperar y ver cómo evoluciona la situación nacional. Pero el hecho de no referirse al aumento sustancial de los salarios a los trabajadores y dar respuesta a cómo va a obtener recursos de forma cierta y responsable para la realización de estos proyectos, así como el hecho de allegarse a asesores que son producto del neoliberalismo y se han enriquecidos a su amparo, como Salinas Pliego, Vázquez Raña, Hank Rhon y otros, nos dice que los pobres para tener progreso y bienestar debemos esperar para las calendas griegas. Por eso, luchar y organizarnos para la toma del poder político en México y aplicar la política social arriba descrita en favor del pueblo es hoy más necesario que nunca.
Si realmente queremos forjar una patria justa para todos sus hijos es necesario organizarse y luchar para la toma del poder político por el pueblo y para el pueblo. Por tanto, unirnos y desarrollarnos para forjar la organización de los pobres y construir un verdadero hogar para todos los mexicanos es la tarea de hoy, de mañana y de siempre.
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