En primer lugar, quiero manifestar mi solidaridad con todo el personal médico y con todos aquellos que tienen una encomienda en el sector salud, pues hoy son la primera línea de defensa de la población ante el ataque del covid-19. Y mayor debe ser nuestro reconocimiento y apoyo cuando conocemos, por sus propias denuncias y protestas y por información directa, personal, de algunos amigos médicos y enfermeras, de las condiciones en que se encuentran para realizar su trabajo: sin equipo adecuado para protegerse del contagio, sin el personal suficiente para realizar todas las faenas, sin las camas necesarias y menos con los ventiladores indispensables para salvar la vida de aquellas personas que han enfermado por el coronavirus. Además de tener que rechazar en la mayoría de los hospitales públicos a aquellos pacientes afectados por otra enfermedad, y que en ocasiones requieren de una intervención urgente, simplemente, por la saturación; se les dice: si no es de coronavirus, no puedes ser atendido. Los médicos reclaman equipo, seguridad y mejores condiciones para realizar su trabajo, reclamos muy justos; toda la personal salud debe saber que en Antorcha encuentran una mano amiga y fraterna y que haremos todo lo que esté en nuestras posibilidades para lograr que el gobierno cumpla con su obligación de proteger a sus trabajadores de la salud y hacer efectivo el derecho a la salud de todos los mexicanos.
Para nadie son desconocidas las condiciones en que nos encontró en México esta pandemia, con un sector salud totalmente colapsado, sin el presupuesto necesario y con reducción al destinado a la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud (tuvo una disminución de casi 57 millones de pesos en su presupuesto para este año). Comparado con otros países, estamos muy lejos de tener las condiciones para cuidar de todos los mexicanos; por ejemplo: México tiene apenas 2.4 doctores y 2.9 enfermeros por cada mil habitantes, mientras que Austria cuenta con 5.2 médicos y Noruega con 17.8 enfermeros por cada mil habitantes; una gran brecha. En camas de hospitales apenas llegamos a 1.4 por cada mil habitantes, en cambio, Japón cuenta con 13.1; sólo tenemos 1.2 escáneres de tomografía computarizados por cada millón de habitantes, muy por debajo de los 111 con los que cuenta Japón por cada millón de personas. En unidades de resonancia magnética, Japón tiene 55.2 por cada millón de habitantes, México 2.6. El número más bajo de máquinas de mastografía por cada millón de habitantes pertenece a Polonia, que cuenta con 9.6, el penúltimo lugar corresponde a México, con 10, apenas superior a Polonia. Estados Unidos tiene cinco veces más que México, por cada millón de habitantes.
Pero, además, de acuerdo con cifras oficiales del Coneval, 19.1 millones de personas carecen totalmente de acceso a los servicios de salud, a pesar de ser un derecho constitucional; aunque en dichas cifras, seguramente, se está considerando a todos aquellos que supuestamente tienen servicios médicos a través del impracticable Insabi, porque si tomamos en cuenta a los 34 millones de mexicanos que se encuentran en el sector informal (57 por ciento de la Población Económicamente Activa) y, por lo tanto, no inscritos como derechohabientes en ninguna institución de salud pública y que mínimamente tiene cada uno un dependiente económico (hijo, padre, cónyuge), las cifras son realmente escandalosas. Para tener un México más saludable, competitivo y que pueda hacerle frente a cualquier pandemia, se necesitan servicios de salud más incluyentes y eficientes.
Por otra parte, resulta inconcebible la insensibilidad y la falta de oficio político por parte del propio presidente de la República, López Obrador, y de algunos gobernadores, como el de Hidalgo, para dar alternativas a la población que, ante la parálisis económica del país provocada por la pandemia, no atinan a dar respuestas efectivas a los mexicanos que se han quedado sin poder trabajar; sólo repiten "quédate en casa", pero esa orden no va acompañada de una opción eficaz para los millones de trabajadores que viven al día. Los señores no logran entender la angustia de quienes padecen hambre, y cuya situación hoy se ve empeorada; a quienes tienen que trabajar todos los días para poder subsistir, pues jamás han tenido la posibilidad de ahorrar, por lo miserable de su salario y el gran cúmulo de necesidades. Y eso se ve claramente; los gobernantes no entienden, no sienten y seguramente no les importa mucho la suerte de esos millones de mexicanos que hoy claman a gritos un apoyo gubernamental que venga a aliviar un poco sus penurias.
Apenas hoy Oxfam declara y pone al descubierto (desnuda, dice la nota de Infobae) "las carencias de la política de programas sociales de la administración de López Obrador, donde se concluye que el 60 por ciento de todas las personas en situación de pobreza no cumplen con los requisitos para ser beneficiarias de los proyectos prioritarios del gobierno" [federal]..."no están diseñados para apoyar a muchas personas en situación de pobreza en esta coyuntura, que trabajan día con día y subsisten con ingresos precarios". Uno de los problemas, de acuerdo con el análisis, es que el diseño de la política social actual se enfoca en cubrir a las personas antes y después de entrar al mercado laboral y deja sin protección a una mayoría de personas trabajadoras y desocupadas. Oxfam concluye: "son necesarias políticas públicas adecuadas para este grupo social, no sólo créditos, sino transferencias directas de efectivo para poder preservar el nivel de vida de muchas familias en situación de pobreza". Siquiera, agrego yo, para poder subsistir. Por eso, el Movimiento Antorchista Nacional, insiste, además, en que se instrumente tanto por el gobierno federal, como por los gobiernos estatales un Plan Emergente de Alimentación, ¡pero ya! Mañana las cosas se pueden salir de control, pues, ciertamente la mayoría de los mexicanos son sufridores, han soportado muchas injusticias y humillaciones, pero el hambre no la han de soportar; no creo que estén dispuestos a ver morir a sus hijos de necesidad ante unos gobiernos de piedra que se gastan sus impuestos en publicidad, proyectos y obras caprichosos. Mexicanos: hagamos valer nuestro derecho a la vida y a la salud, unidos como un solo hombre podemos vencer. ¡Súmate al Movimiento Antorchista Nacional!
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