MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Veracruz: dos visiones de país

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El pasado 26 de abril dos voces políticas hicieron eco en Veracruz. El primero, retratando la panacea, enfatizando las lamentaciones fáciles, de un discurso tosco y cada vez alejado de la realidad política, económica y social de México. El segundo, congruente entre la teoría y la práctica, no salpica a su público con ocurrencias, habla de la necesidad imperiosa de reivindicar la lucha de las masas organizadas contra los problemas nacionales. Con escasos minutos de diferencia, Veracruz, la entidad que se convulsiona entre la falta de dirección política, la pobreza y asolada por la violencia, la voz de un luchador social eclipsa contra el discurso presidencial que cada día derrapa de la consigna "Primero los pobres".

El primero, en Minatitlán, fue la del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien llegó con la retórica hilarante reproducidos ad nauseam en la prensa escrita y redes sociales. Habla de paz, en un punto de la geografía veracruzana donde la violencia cobró uno de los hechos sangrientos más agraviantes en la actual administración federal, (recientemente asesinaron a 13 personas, entre ellos un infante, la masacre más brutal en los tiempos que corren). En su discurso, reitera su compromiso de apoyar a los habitantes de Minatitlán, porque el gobierno que encabeza, "es un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo". Ofrece programas de desarrollo y bienestar porque dice estar convencido para garantizar una vida digna a los mexicanos. Habla de la necesidad de mantener los valores culturales, morales y religiosos, porque permite vivir en paz y tranquilidad en México. Y les receta la guardia nacional tan prometida, como el recurso mágico para contener la violencia, es decir, endurecer y reforzar la presencia del ejército en sus comunidades, una versión que no deja de ser "manu militari".

Da cifras de empleo permanente y apoyos posibles, pero no dice cuándo llegarán a los trabajadores del campo, esos que le miran con los rostros del hambre de una pobreza sistémica que caracteriza el sur de la entidad, mal que hermana a los municipios circunvecinos de Coatzacoalcos y Cosoleacaque. Dice que habrá "tandas de bienestar", "créditos sin intereses", porque ahora el gobierno está trabajando, repite, para el pueblo; arremete contra sus antecesores, los culpa, por enésima vez, de la corrupción. Asegura que todos los apoyos serán entregados sin "intermediaros", todo a base de tarjetas, que no habrá moches, etc., un discurso pernicioso, perverso, mentiroso cual flautista de Hamelin que, cual función, no duda en repetir cambiando solo el contexto geográfico.

Apoyos a adultos mayores, discapacitados, estudiantes y jóvenes que no tienen empleo, y que ahora tendrán ahora opciones de estudio y de trabajo mediante el programa "Construyendo el futuro" es la respuesta a los problemas de la delincuencia que azota a Minatitlán, a Veracruz y a todo México. Es todo lo que el presidente de la república ofrece a un pueblo, estado y al país, sumido en la pobreza y la desigualdad. Así es como intenta obturar la herida de Veracruz. No hay más, él y su gobierno resolverán los problemas de México.

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La segunda voz, en el Puerto, es la del dirigente nacional del Movimiento Antorchista, Aquiles Córdova Morán. El fundador e ideólogo de la única organización social mejor educada y organizada en el México actual también acudió a Veracruz, pero no resultado de la presión mediática, ni para sacarse la foto, sino para inaugurar el gran torneo nacional de voleibol que celebra ininterrumpidamente su movimiento desde hace 13 años en tierras veracruzanas. Noble, leal y lúcido, explica pacientemente a una multitud de veracruzanos que los problemas más difíciles de la economía y política mexicana deben enfrentarse de manera organizada y educada. Crítica con argumentos las contradicciones del modelo neoliberal que impera en el país y sus terribles consecuencias, además de la urgencia de un verdadero plan para sacar a México del atraso social, de la pobreza, ignorancia e insalubridad, y lamentablemente del baño de sangre que lacera a poblaciones rurales como Minatitlán. Llama a la organización y educación de los pobres de nuestra patria; lo hace de una manera ordenada, amplia y comprensible, como ha hecho desde su etapa universitaria, cuando inició su trabajo educativo entre las masas empobrecidas.

No solo los antorchistas, sino miles de mexicanos, vemos cómo el divorcio entre las palabras y los hechos del nuevo gobierno y del mandatario López Obrador, se hacen más patentes. El combate a la corrupción, de bandera política y esperanza que movilizó miles de votos, ha resultado en desencanto e incertidumbre. A poco más de cuatro meses de gobierno, el presidente está dando "una cosa por la otra", cuando nos prometió que iba a combatir la corrupción, en el mejor de los escenarios se ha quedado en austeridad. El cierre de guarderías, el fin del seguro popular, los comedores comunitarios, sostiene Córdova Morán en su discurso ante miles de familias veracruzanas, no puede entenderse más que en una política de austeridad que lamentablemente impacta en sectores empobrecidos.

"Como consecuencia del combate al huachicol, hoy, la gasolina es más cara y en lugar de bajar los precios están subiendo, estas supuestas medidas lo único que hacen es dañar más la economía de aquellos que dijo que iba a ayudar, López Obrador está dañando gravemente la economía de la gente más necesitada", advierte sobre una de las políticas más definidas de la actual administración.

"Todos los programas implementados por el nuevo gobierno son viejísimas, y nunca han resuelto los problemas de México. Los programas son un engaño del presidente, porque hasta ahora no se le ha entregado apoyos a la gente más necesitada, los programas sociales van a volver a fallar como han fallado desde hace 20 años", puntualiza sobre la política de asistencia social puesta en marcha.

En su discurso de poco más de 45 minutos Córdova Morán explica que lo más lamentable de un gobierno que se presenta como de izquierda es su negativa a tratar con organizaciones, a las que ha calificado con todo tipo de adjetivos. Y es que el presidente de República "está empeñado en prohibir –aunque no lo diga de manera abierta- la organización del pueblo para su defensa, quiere dejar al mexicano indefenso antes los poderosos, quiere eliminar organizaciones auténticas nacidas del propio pueblo con líderes populares, honradamente ligados al pueblo pobre, conocedores de sus necesidades y dispuestos a luchar por ellas", adelanta.

El líder histórico de Antorcha Revolucionaria finaliza diciendo que "el Movimiento Antorchista lucha contra sus enemigos, con la verdad y con los hechos y ahora está amenazada de muerte como organización. Los antorchistas sabemos lo que somos, lo que queremos y cómo lograrlo y estamos dispuestos a pelear por nuestro derecho a existir como organización. Vamos a defender la existencia del derecho a organizarse y a existir como organización popular y la exigencia de que se respete nuestro derecho a gestionar y a ganar para el pueblo las demandas que el propio pueblo exige y necesita. Vamos a defender a Antorcha como un solo hombre, como un solo ideal". Y aunque son pocas las cámaras y los micrófonos que recogieron la voz del luchador social, aquellos realmente deseosos de que las cosas cambien, verán el faro que representa el antorchismo para la vida pública del país.

A los mexicanos agraviados y ávidos de cambios reales en su patria, les decimos, lo que el gran veracruzano, Salvador Díaz Mirón, nos legó a los luchadores populares:
"Erguido bajo el golpe en la porfía,
me siento superior a la victoria.
Tengo fe en mí; la adversidad podría,
quitarme el triunfo, pero no la gloria". Es por ello que ni los motes gratuitos-ni siquiera viniendo de la primera magistratura del país-, ni las insinuaciones, ni siquiera la guerra de descalificaciones como "huachicoleros", "intermediarios" ni demás epítetos cuidadosamente escogidos han hecho mella en las filas antorchistas, porque en los convulsos tiempos por venir, "Los claros timbres de que estoy ufano/han de salir de la calumnia ilesos". Y aunque aún queden seis años de pantano por cruzar, los antorchistas avanzamos sin rabia, con ímpetu y alegría, viviendo los tiempos de nuestro país, tan dispuestos a la lucha como lo amerita la liberación de los pobres. 
Al tiempo.

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