MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Urge un cambio de modelo económico para erradicar la explotación del trabajo infantil

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En el marco del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se conmemora cada 12 de junio desde 2002, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) indicó con estadísticas que el problema existe y su gravedad se acentúa, ya que se estima que en la actualidad hay unos 160 millones de niños, hijos de familias pobres, que tienen que trabajar para subsistir o para aportar al gasto familiar; de estos, casi la mitad, unos 79 millones lo hacen en labores peligrosas que ponen en riesgo su integridad física a cambio de salarios ínfimos: niños y niñas que realizan trabajos domésticos sin descanso y en medios insalubres; en trabajos agrícolas, de sol a sol, que requieren grandes esfuerzos; en trabajos industriales o mineros extenuantes; o decenas de miles de “niños soldado” reclutados por grupos armados.

Se sabe también que existen otras formas de trabajo y explotación infantil en las que gente sin escrúpulos, involucraron a más de 1.2 millones de menores víctimas de tráfico infantil, niños y niñas utilizados en redes de comercio sexual, o bien, niñas casadas y destinadas al trabajo doméstico desde temprana edad. Pero, cual sea el caso del que se trate, la explotación del trabajo infantil existe porque es altamente lucrativo para los patrones, al contar con un ejército de trabajadores sin derechos y para con quienes no tienen ningún tipo de obligación.

De los 3.7 millones de menores que son forzados a trabajar, 48.9 por ciento tenía de 15 a 17 años; otro 40 por ciento de la población en trabajo infantil estaba dentro del grupo de 10 a 14 años y 10.8 por ciento tenía entre 5 y 9 años.

Niños y jóvenes de hasta 17 años provenientes de los estratos más empobrecidos de la sociedad, se ven privados de su infancia, de su derecho a jugar y de su crecimiento físico, mental y moral. Muchos de ellos tienen que abandonar la escuela, sufren traumas psicológicos y en el futuro, tendrán menores posibilidades de progresar y de abandonar el círculo de la pobreza en la que viven, porque es precisamente la pobreza, la base sobre la que descansa el trabajo y las esclavitudes infantiles.

En México, la situación del trabajo infantil también es preocupante. Niñas, niños y adolescentes trabajan exponiendo su desarrollo, salud e integridad, pese a los programas aplicados por los gobiernos en turno. Según los últimos datos disponibles de la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (ENTI) 2022, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), 3.7 millones de los 28.8 millones de niñas, niños y adolescentes que habitan en nuestro país, de entre 5 y 17 años, se encontraron en situación de trabajo infantil -explotación laboral- en ese año, lo que representó el 13.1 por ciento de esa población.

Por rango de edad, según los datos de la ENTI 2022, de los 3.7 millones de menores que son forzados a trabajar, 48.9 por ciento tenía de 15 a 17 años; otro 40 por ciento de la población en trabajo infantil estaba dentro del grupo de 10 a 14 años y 10.8 por ciento tenía entre 5 y 9 años.

Además, del total que se encontraba en esta condición, 2.1 millones lo hacía en una ocupación no permitida: trabajos peligrosos o insalubres que señala la ley como la construcción, la minería, la manufactura, el sector agropecuario y aquellos que se llevan a cabo en bares o establecimientos no industriales después de las diez de la noche.

Por tipo de actividad, el sector agropecuario concentró la mayor cantidad de trabajadores infantiles en el país, con 33 por ciento de los 3.7 millones. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), esto ocurre porque el trabajo forzado de menores de edad en esta actividad es a menudo invisible, ya que la mayoría de los niños trabajan como trabajadores familiares no remunerados o es activamente ocultado por los empleadores.

En tanto, en el sector servicios trabajaba 23.2 por ciento de la población infantil explotada laboralmente, y en Comercio, 21.5 por ciento. Además, 1.9 millones de menores se desempeñaron en quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas.

La problemática se agrava más con la incidencia de grupos delictivos, señala Carmen Gabriela Ruiz Serrano (académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM). “Es alarmante porque estos grupos están captando a los niños y niñas para actividades que van desde la explotación sexual hasta para usarlos como sicarios”. A esto se suma el desafío migratorio, “muchos niños transitan solos por nuestro país y eso los pone en un foco de riesgo”.

Así pues, en nuestro país hay una deuda histórica con la erradicación del trabajo infantil, y tiene que ver con un contexto social nada favorecedor en el que millones de familias se debaten en la pobreza y la desigualdad, donde niñas y niños se ven obligados a realizar actividades que truncan su desarrollo biológico, de salud, educativo y mental.

No es casual que sean entidades pobres como Guerrero, Chiapas, Nayarit, Oaxaca, Michoacán, Puebla, Colima, Zacatecas, Veracruz y Guanajuato, las que concentren la mayor tasa de trabajo infantil de menores de 5 a 17 años. 

México es un país capitalista neoliberal donde los multimillonarios persiguen sin importar los medios, la obtención de las mayores ganancias posibles, entre ellos, la explotación inhumana de niños y adolescentes. Así de diabólico y vivo es el capital en el que se encuentra inmerso nuestro país, a pesar de que el presidente en turno haya “acabado” con el neoliberalismo rapaz, por decreto. Hoy existen en nuestro país, millones de niños abandonados descaradamente por la Ley Federal del Trabajo y su número, en lugar de disminuir se dispara. “El Capitalismo es el mayor genocida de la historia, un asesino sin rostro ni código genético… no deja rastros y sus crímenes son casi perfectos” -Gilles Perrault Jean Ziegler en su obra, “El libro negro del capitalismo”-.

Ante esta situación ¿qué salida queda a los mexicanos? Tenemos que defender los derechos de los niños y de los jóvenes ya que ellos no pueden hacerlo y los esfuerzos oficiales no han acabado con la explotación del trabajo infantil, por tanto, no queda más que tomar el problema en nuestras manos y trabajar en pro de un cambio radical del sistema económico vigente e instaurar uno nuevo, un socialismo modernizado y corregido que acabe con la explotación del hombre por el hombre, y, por ende, del trabajo infantil.

La conquista del derecho a la educación, al esparcimiento, al deporte y a la cultura para la niñez y la juventud, únicamente será posible, acabando con el sistema que promueve un mundo de pobreza y desigualdad para las grandes mayorías mientras los ricos amasan escandalosas fortunas a costa de la vida de millones. Es urgente salvaguardar a los niños y los jóvenes contra los efectos destructivos del sistema económico vigente, para que la emancipación de la infancia no sea solamente un piadoso deseo y sí fuerza motriz en el camino de emancipación de la humanidad.

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