MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Cuando la canasta básica se vuelve privilegio en Yucatán

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En el estado de Yucatán, los hogares de la gente humilde viven una verdad tan simple como brutal: alimentarse está dejando de ser un derecho cotidiano para convertirse en un lujo. Esto debido al alza sistemática de los precios en los alimentos de primera necesidad que está golpeando a las familias trabajadoras, campesinas y obreras, reforzando la desigualdad que el modelo económico mantiene, acentúa y reproduce.

Desde 2020 a la fecha, los hogares yucatecos han tenido que destinar 520 pesos más al mes sólo para adquirir los mismos alimentos básicos. Cuando antes te alcanzaba con mil pesos para comprar varios productos, hoy sólo te alcanza para cinco o un poco más.

Cada semana vemos a través de los diversos medios de comunicación que los productos de la canasta básica van en aumento y es justamente Mérida, la capital, quien tiene los costos más altos. De acuerdo al monitoreo de la Procuraduría Federal del Consumidor, en Yucatán el precio promedio de los productos que integran la canasta básica alimentaria fue de 893.65 pesos en un establecimiento monitoreado en Mérida.

Por si fuera poco, otros datos señalan que en Yucatán se ofertó esa canasta por mil 16 pesos. Además, desde 2020 a la fecha, los hogares yucatecos han tenido que destinar 520 pesos más al mes sólo para adquirir los mismos alimentos básicos. Cuando antes te alcanzaba con mil pesos para comprar varios productos, hoy sólo te alcanza para cinco o un poco más.

A pesar de esta situación, poco hace el gobierno para ver que los mexicanos sí puedan acceder a una buena alimentación. Pues a pesar de que el gobierno de México implementó, principalmente, el Paquete Contra la Inflación y la Carestía y el programa Cosechando Soberanía, además de programas de apoyo alimentario y regulación de precios, para hacer frente al aumento de la canasta básica, estos de nada han ayudado a la población.

Por consiguiente, el aumento no es sino estructural. Este fenómeno no puede verse como una ocurrencia aislada, sino como síntoma de la precariedad en que millones de familias han sido abandonadas por el Estado. Cuando los alimentos básicos suben, lo hace también el sufrimiento de obreros, campesinos y amas de casa, la base social del país.

A su vez, los hogares del pueblo humilde sufren severas consecuencias directas como menos ingesta calórica y de calidad. Optan por comprar los productos más baratos del mercado pero de baja calidad, muestra una desigualdad entre quienes pueden alimentarse bien y entre quienes no, aunado a los bajos salarios.

El gobierno se jacta de incrementarlos, pero así como suben, los precios de productos básicos también se hacen, por lo que es un ciclo del cual no se busca que el pueblo lo siga repitiendo.

Para cambiar esta situación, es necesario que el pueblo se organice, luche y vea en serio cambiar esta situación de desigualdad, donde el sistema sólo favorece a los que más tienen mientras que los que menos ingresos presentan los dejan en el olvido.

Pero el pueblo tiene la solución en sus manos, que es la de organizarnos, luchar por una patria más justa para todos, que es lo que el pueblo de México necesita. Mientras en Yucatán la canasta básica sube, la dignidad baja. Es momento de levantar la voz, de organizarnos, de exigir que vivir dignamente deje de ser una esperanza y se convierta en una realidad.

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