"El arte es una poderosa arma transformadora del hombre, de su conciencia, sensibilidad y voluntad, haciéndolo un hombre mejor, con sentimientos y pensamientos más elevados; transformándolo en un hombre nuevo, más solidario, tolerante e inteligente y, por lo tanto, más capaz de convivir con sus semejantes y de ayudarlos a vivir una vida más plena. El arte sea literatura, música, pintura, arquitectura, teatro, etc., genera, casi automáticamente, ideas elevadas en el hombre, lo emparenta con los grandes valores de la humanidad como la belleza, la bondad, la verdad, la tolerancia; lo acerca al mundo de las ideas superiores y lo aleja de los sentimientos bajos, de la envidia, la mezquindad, el egoísmo, la ira, del deseo de hacer daño. Lo hace por eso, un hombre mejor, superior, incapaz de hacer daño a sus semejantes y muy dispuestos a hacerles todo el bien que pueda de acuerdo a sus posibilidades personales", ingeniero Aquiles Córdova Morán en sus Conferencias Culturales.
La relación entre el pueblo y el teatro se puede observar desde sus inicios, basta con remitirse al nacimiento de este arte. En la antigüedad, los griegos practicaban, a través de ceremonias religiosas, antecedentes inmediatos del teatro, culto a Dionisos y a Apolo. Las ceremonias dirigidas al primer dios se practicaban con desenfreno, una danza desordenada y se consumía mucho vino, la del segundo se practicaba con mesura, serenidad y orden. Los griegos de la clase baja encontraban en las ceremonias a Dionisos una manera de desahogarse de todos los sufrimientos, las injusticias y los dolores reprimidos que no podían representarse en estado sano porque, simplemente, recibían la represión de la clase dominante. Eran explosiones de fe, de dolor, pero eran también explosiones de rebeldía y por eso tenían hondo raigambre en el pueblo que sólo participaba emocionado y espontáneamente en la fiesta del dios del vino, nunca en la fiesta de Apolo. Las grandes masas que seguían en su recorrido al dios, se concentraban en las laderas de la Acrópolis de Atenas en un círculo, en el centro quedaba un lugar abierto en el cuál sólo se colocaban aquellos que sabían cantar y bailar mejor que los demás, vemos, pues, cómo nace de las entrañas del pueblo y que era y sigue siendo un espectáculo popular, un espectáculo de las grandes masas. Aunque muchas veces se trataban de temas mitológicos, en el fondo contenían asuntos económicos y políticos de la época. Lamentablemente, en nuestra sociedad éstas cosas no se les dice a los jóvenes, menos a los campesinos y a los obreros o colonos humildes.
El teatro se ha alejado del pueblo y, desgraciadamente, está en manos de la clase que tiene el poder económico y lo usa en su contra, para fomentar en él sus valores, es decir, para maleducar. Antorcha sabe que es un arte nacido de las entrañas del pueblo y que por lo tanto debe pertenecerle al mismo, no puede prescindir del arte como herramienta de transformación de los seres humanos. El reto que tiene Antorcha es devolverle al pueblo lo que le pertenece y no como una mercancía que tienen que comprar para poder utilizarla, sino como un arma educativa artística por excelencia.
Es por eso que el Movimiento Antorchista de Oaxaca te invita a su II Maratón de Teatro el próximo sábado 4 de mayo en el importante Teatro "Macedonio Alcalá" de la capital oaxaqueña. La Compañía Nacional de Teatro del Movimiento Antorchista Nacional nos presentará "El burgués gentilhombre", de Molière, y "La muerte de un viajante", de Arthur Miller, dos grandes clásicos de la dramaturgia mundial. La entrada es libre, no pueden perder esta oportunidad. ¡Antorcha invita!
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