MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Te vendo mi tesoro

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"Te vendo mi tesoro, poca cosa, pero quizás, en él, haya una rosa… y hasta un poco de orgullo y de ilusión y, por venderlo todo, remataré también el corazón". Así, poco a poco, creando un bordado de armonías infinitas y pocas veces permitidas, inicia la canción "Remate", en las voces de Sonia y Miriam.

Chile dio a luz a dos hermanas de inigualable voz que rozaban con las impresiones de la armonía clásica, pero aún así la superaban. Sonia y Miriam Von Schrebler, quienes desde niñas empezaron a inspirar a los demás con sus tiernas voces. 

En tierra de grandes otros artistas, insuperables músicos y sempiternos portas, Sonia y Miriam, con su armonía, lograron acercar bella música, entre la que destacan piezas mexicanas, a todo el mundo.

La música popular chilena encontró a dos niñas de 10 y 11 años que llegaron a ser conocidas en su país natal y en Argentina y que fueron evolucionando junto con la música para poder incursionar en un sinfín de géneros musicales entre boleros, bossa, canciones rancheras, tangos, trova yucateca… Las voces de las hermanas Von Schrebler supieron llevar a todo el mundo las letras y melodías de grandes músicos, no solo de Chile, sino también de nuestros grandes autores de la música popular mexicana. Álvaro Carrillo, José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Tomás Méndez, Guty Cárdenas son solo algunos de estos grandes músicos que no faltaban en el repertorio de Sonia y Miriam.

La gran importancia de la carrera musical de ambas reside, sobre todo, en dos puntos, el primero ya mencionado, el que a través de la belleza de sus voces, pudieron acercar al pueblo la música de grandes autores y al mundo entero la música popular mexicana; el segundo es un poco más técnico pues, reside precisamente en cuestiones científicas de la música. La armonía es la rama de la música que estudia no solo el acompañamiento sino la superposición de notas que se sintetizan en una mayor belleza de la obra musical y las reglas para lograr este proceso son, en muchas ocasiones bastante complejas rozando en la estrechez de lo permitido. Pero las hermanas lograron no solo entender sino superar la teoría armónica.

A la segunda de primera, como era llamada la encargada precisamente de las armonías en sus canciones, en ocasiones (buscando lograr la máxima belleza entre sus voces) se le señalaba el cruce de voces, el salir del registro permitido, pero los resultados parecían echar abajo la teoría musical y dándole aún mayor riqueza al acompañamiento y la voz principal, como si creara una nueva escuela de armonía permitida para grandes voces como las suyas.

En 1950, Sonia se casó y dedicó su tiempo entero a su familia, por lo cual Miriam se unió al trío Llanquiray, aunque fue en 1958 cuando el dueto resurge y en Cuba se codean con figuras de la talla de Omara Portuondo, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, entre otros y aquél tango bellísimo "Adiós" se escuchaba en todas las radiodifusoras. Para 1964, una segunda y definitiva ruptura del dueto, ahora por el matrimonio de Miriam, daría paso también a la carrera solista de Sonia, bajo el seudónimo “Sonia la Única” y por cuyo labio siguieron pasando bellas melodías de grandes autores como Armando Manzanero.

Hoy, quedan sus voces en el recuerdo y discos de vinilo que se han remasterizado pero han logrado sobrepasar las barreras del tiempo, el espacio e incluso la muerte para seguir llevando a nuestros oídos, cantando “Remate” y embelleciendo a la música (sí, aún más) con la armonía única de las hermanas.

“Y si es que nada tienes y no me puedes pagar, me regaló contigo, nomás déjate amar..”
 

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