MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Tabasco requiere de la organización social para atender las recientes inundaciones

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Todo el país ha sido testigo de la terrible situación que se vive en el estado de Tabasco, que fue azotado a principios del mes de octubre por un frente frío y por el huracán "Eta”; y a finales del mismo, por dos frentes fríos y el huracán "Iota”. Los lamentables efectos persisten aún después de 60 días.

La información en los noticieros y las redes sociales es tan copiosa que no hay lugar a dudas. Según datos oficiales del Instituto Estatal de Protección Civil (IEPC), en la primera inundación se vieron afectados 14 municipios de 17 que hay en Tabasco, con un aproximado de 623 mil damnificados, de los cuales 486 mil pertenecen a Villahermosa; por su parte, en la segunda, que provocó la necesidad del desfogue de la presa Peñitas, se inundaron casi completamente los municipios de Nacajuca, Centla, Cunduacán, Tacotalpa y Macuspana.

Cierto es que las inundaciones no son nuevas en esa entidad federativa, pero lo que sí es nuevo, es la indiferencia con que las autoridades estatales y federales trataron a los damnificados por estos eventos meteorológicos. Vimos tanto al gobernador del estado como al presidente de la República abandonar a los tabasqueños en desgracia: al primero, negarse a declarar el número de damnificados y de los albergues habilitados para atender a las víctimas, al mismo tiempo que se enfrascaba en una estéril discusión con el titular de la Comisión Federal de Electricidad que administra la presa arriba mencionada, en ves de aplicar un programa serio y efectivo de salvamento y ayuda a la población que lo perdió todo; y al segundo, negarse a recorrer la zona en desastre y hacerlo en helicóptero, con lamentables declaraciones acerca de su lugar de nacimiento y el lugar en que se encontraba el cementerio donde yacen sus familiares fallecidos.

Hoy sabemos que los gobernantes que encabezan Morena, cuyo discurso es "primero los pobres&rdquo, no fueron capaces de disponer de bombas para desaguar los cárcamos; y donde sí las hubo, no garantizaron que hubiera diésel para su funcionamiento; que ante los más de 70 bloqueos carreteros que realizaron habitantes desesperados por la falta de ayuda, se desplegó a la policía estatal y se encarceló a 8 personas entre humildes amas de casa y campesinos; que sólo se apoyó a 37 mil familias con 10 mil pesos; que las despensas que entregan las fuerzas armadas se entregaron sólo en los 272 albergues oficiales, en los que se atendió a 12, 330 personas y no para la población que no pudo llegar a ellos o que no tuvo cupo. Si recordamos que tan sólo en la primera inundación hubo más de 600 mil afectados, nos daremos cuenta que es en verdad irrisorio el apoyo brindado a las familias afectadas por estos fenómenos naturales.

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Al momento que esto escribo, y después de los señalamientos generalizados de los críticos y de la opinión pública en todo el país, sigue sin atenderse a la gente que aún está viviendo entre el agua y el lodo. Por lo tanto, es necesario que todos los mexicanos de bien entendemos lo que significa que las familias pierdan el patrimonio que con tanto sacrificio se construye, reflexionemos y actuemos en consecuencia. Nos toca solidarizarnos con los damnificados, porque la realidad nos demuestra de nueva cuenta, que los pobres sólo nos tenemos a nosotros mismos y esto es as&iacute, porque la sociedad est&aacute, se quiera o no, dividida en clases sociales y las autoridades que nos hemos dado los mexicanos, demuestran que los intereses que defienden no son los de las grandes mayorías. Porque en un país como el nuestro, que es la décima quinta economía en el mundo, las autoridades prefieren continuar con proyectos faraónicos, cuya inversión significa miles de millones de pesos, en vez de atender a la población en desgracia.

Por lo anterior, el Movimiento Antorchista Nacional ha emprendido una campaña de acopio de víveres, ropa y artículos de primera necesidad para socorrer a nuestros hermanos tabasqueños, para lo cual invita a todos los mexicanos de buen corazón a que nos sumemos a esta gran causa y con nuestro apoyo desinteresado hagamos la diferencia, diferencia que en el contexto de estos desastres potenciados por la pandemia del coronavirus, pueden significar que miles de personas conserven la vida. Al mismo tiempo, invitamos a quienes hoy lo han perdido todo, que saquemos las lecciones necesarias, que aprendamos a que la única forma en que se podrá enfrentar de mejor manera este tipo de acontecimientos es con la lucha organizada de la ciudadanía, que es necesario que se formen comités de organización que realicen, por un lado, actividades de prevención, garantizando la implementación de medidas como albergues permanentes, bien dotados de todo lo necesario; por el otro, que se realice una campaña de gestión y presión para que se elabore un proyecto hídrico de gran calado, que desarrolle la infraestructura necesaria para el desagüe en caso de futuras inundaciones.

Pero para que lo anterior sea posible, se requiere en primer lugar que la organización sea masiva, que se forme una fuerza social lo  suficientemente grande y  consciente, que lleve a otro tipo de representantes al poder, más comprometidos con las necesidades de las mayorías tabasqueñas. La oportunidad se presenta en las próximas elecciones, en que hay que garantizar que quienes lleguen a la cámara de diputados local y federal, se comprometan con este urgente proyecto de atención a las afectaciones que han cambiado de manera permanente la vida de cientos de miles de familias humildes.

El Movimiento Antorchista Nacional ofrece su fuerza y su capacidad de organización para este necesario y urgente proyecto social. Estamos a las órdenes de los tabasqueños que buscan progreso, bienestar y una respuesta efectiva a sus necesidades permanentes. La fuerza colectiva es nuestra garantía.

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