El 19 de febrero de 2006, en Pasta de Conchos, Coahuila, la acumulación de gas metano, dentro de la mina 8, ocasionó una explosión que sepultó a 65 mineros. Sus cuerpos jamás volvieron a ver la luz. En el año 2000 existen registros de denuncias sobre las fallas en la seguridad de la mina y de las condiciones infrahumanas en las que se encontraban los mineros.
A esto, las autoridades neoliberales omitieron estas denuncias y evitaron corregir las fallas lo que dio como resultando que fueran los responsables de este hecho.
En los tiempos de la 4T, las cosas no son muy diferentes, el pasado 3 de agosto de 2022, en el municipio de Sabinas, Coahuila, a solo 25 km de distancia, de Pasta de Conchos, se repite la tragedia. Una inundación provocó que colapsara la mina. Como hace 16 años: las deplorables condiciones de trabajo, infraestructura y nula seguridad.
Me pregunto, ¿Qué hace un hombre a 60 metros de profundidad horadando el suelo? Trabajan para paliar su hambre y sus necesidades. El obrero arriesga su vida por en un trabajo peligroso porque no hay donde más pueda ocuparse y llevar el sustento a su casa. Las difíciles condiciones de la vida obligan al hombre a aceptar cualquier tipo de trabajo.
Los obreros mineros se enfrentan a varios riesgos en la profundidad de la tierra. Las explosiones, causadas por acumulación de gases; inundaciones, producidas por filtraciones, como el caso del Pinabete, donde la cercanía del rio Sabinas provoca la presencia de agua en el subsuelo; derrumbes, ocasionados por el reblandecimiento de la tierra y por falta de estructuras que soporten el peso. Para evitarlos se debe tener una ventilación adecuada para el caso de los gases, en las inundaciones alarmas que informen los niveles de humedad y de presencia de agua, y, por último, estructuras dentro la mina que protejan a los trabajadores.
Se supone que el gobierno y los patrones están obligados a muchas cosas según se menciona en la Ley Federal del Trabajo, en el Capítulo XIII Bis de los Trabajadores en Minas. Entre los cuales se hace hincapié en la seguridad y la supervisión. La supervisión en el gobierno de AMLO está a cargo de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, pero por lo acontecido nos damos cuenta de que no están jugando su papel y si lo saben actúan de manera irresponsable poniendo en riesgo la vida de los mineros, como ya pasó.
El gobierno debe asumir su responsabilidad y no solo burlarse como hizo Andrés Manuel López Obrador en su visita a la mina. Se tienen que hacer las inspecciones de las minas y revisar que las condiciones de trabajo sean las adecuadas.
Es absurdo que el gobierno no sepa quién es el dueño de mina, si es el responsable de otorgar las concesiones para la explotación de los pozos de carbón, además de vigilar las cadenas de suministro.
El principal comprador de carbón es la Comisión Federal de Electricidad (CFE), por tanto, la compañía del Estado debería saber que el carbón que usa está manchado de sangre de los obreros que lo sacan en condiciones deplorables.
Los obreros, lamentablemente, aceptan las condiciones que sean con tal de llevar el sustento a su casa. Con experiencias como estas los trabajadores deben darse cuenta de que el gobierno ni los patrones son sus amigos y que son ellos los que deben luchar por mejores condiciones de trabajo.
Deben de organizarse e informarse sobre sus derechos como trabajadores. De no ser así, siguen arriesgando su vida. Como dijo Lenin, “organícense y luchen”.
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