* La falta de acceso a agua potable y drenaje sigue siendo una realidad cotidiana para miles de familias en el Estado de México, perpetuando la pobreza y la desigualdad social.
María, vecina de Texcoco, se levantó temprano. Tenía una cita importante en el Ayuntamiento y estaba decidida a obtener una respuesta. La reunión fue en la delegación municipal, donde se encontró con otras vecinas que padecen el mismo problema.
La “maestra” Jovana, como le dicen, las citó para llevar un oficio al municipio y tratar de solucionar el problema de una vez por todas: hace meses que las fosas sépticas de su casa estaban al borde del colapso.
Sin drenaje público, la familia de doña Mari, como tantas otras en la comunidad, dependía de contratar vactoras para desazolvar las fosas. Pero eso no es sostenible. El costo de cada servicio es elevado y las fosas se vuelven a llenar en pocas semanas.
Con el celular en la mano, revisó una vez más los mensajes de su familia, al mismo tiempo que se dirigía con sus compañeras al edificio municipal. Al llegar, se dirigió a la oficina de Oficialía de partes.
Sabía que gestionar el acceso al servicio de vactor no sería fácil. Pero tenía esperanza, ya que iban todas juntas con Antorcha. Sin embargo, al presentar su solicitud, el funcionario detrás del escritorio solo la miró con indiferencia y le dio la misma respuesta de siempre:
—Lo siento, señoras. No hay disponibilidad de servicio de vactor para su colonia en este momento. Se lo podemos mandar el próximo martes.
El servidor público selló el oficio, lo regresó a las quejosas y una de las señoras preguntó: ¿qué harían ocho días sin el servicio?
Al cuestionar Jovana Bautista al funcionario sobre cuándo conectarían el drenaje de la colonia para evitar este problema, el licenciado se limitó a decir que él “no tenía conocimiento de ese trámite”. Las vecinas regresaron enfadadas porque, para el Gobierno, ocho días “no son nada”.
En pleno siglo XXI, la falta de acceso a servicios básicos como agua potable y drenaje sigue siendo una realidad cotidiana para miles de familias en el Estado de México.
Un ejemplo claro es la colonia Fray Servando Teresa de Mier, en el municipio de Texcoco, donde los habitantes carecen de un sistema de drenaje y se ven obligados a contratar pipas de desazolve para limpiar sus fosas sépticas.
Lo que podría haberse considerado una situación normal en el México de 1900, hoy en día resulta inaceptable, en que la tecnología ha facilitado la comunicación instantánea y la difusión de información.
Sin embargo, la política y los intereses personales siguen siendo obstáculos insuperables para quienes sufren estas carencias.
Según el Censo de Población y Vivienda de 2020 realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en el Estado de México, alrededor de 282 mil 816 viviendas no cuentan con acceso a drenaje.
Esto representa aproximadamente el 4.8 % del total de viviendas en la entidad. Este número pone de manifiesto la magnitud del problema en el Estado de México, donde una parte significativa de la población todavía carece de acceso a servicios básicos esenciales como el drenaje, lo que implica importantes retos de infraestructura y salud pública en la región.
La dependencia también informa que en Texcoco mil 507 casas cuentan con pisos hechos de tierra y, de esas, dos mil 242 tienen techos fabricados con materiales endebles. En cuanto a servicios básicos, se contabilizaron 35 mil 979 hogares que carecen de acceso al agua potable; mil 362 casas incluso carecen de un sistema de drenaje adecuado y 148 casas carecen de electricidad (Infobae, 2024).
La crisis del agua y drenaje en Texcoco
Las fosas sépticas se han convertido en la única opción para almacenar desechos y su mantenimiento representa un costo adicional para las familias, quienes deben contratar servicios de desazolve. Esta situación pone en riesgo la salud pública, pues la acumulación inadecuada de desechos puede contaminar los mantos acuíferos y propiciar la proliferación de enfermedades.
La falta de acceso a agua potable y drenaje es un problema que se agrava, ya que en 2015, gestionado por el entonces diputado federal, doctor Brasil Acosta, se introdujo el drenaje.
Sin embargo, el Gobierno de Higinio Martínez no autorizó que este drenaje se conectara a la red de la colonia vecina, Leyes de Reforma, un permiso que depende del municipio.
La política y el egoísmo: Barreras para el desarrollo
El rezago en infraestructura básica como agua potable y drenaje en Texcoco no es producto de la casualidad. Las disputas políticas y el egoísmo de ciertos líderes han mantenido a la población en el abandono.
Uno de los actores más influyentes en la política local es el senador Higinio Martínez, a quien muchos consideran el "dueño" de Texcoco. Su control sobre la región ha sido determinante para frenar proyectos de desarrollo que podrían mejorar la calidad de vida de los habitantes.
Martínez antepone sus intereses políticos a las necesidades de la población y se opone a la llegada de nuevos residentes a Texcoco, temeroso de perder control sobre su bastión político. Esta actitud contrasta con el desarrollo que ha experimentado Texcoco en las últimas décadas, con la apertura de nuevas vialidades y centros comerciales, lo cual ha atraído a más personas.
Sin embargo, el crecimiento poblacional no ha sido acompañado de una expansión adecuada de la infraestructura básica, lo que genera tensiones y problemas sociales.
La normalización del problema: Una realidad peligrosa
Uno de los aspectos más alarmantes de esta situación es la manera en que se ha normalizado la falta de agua potable y drenaje en Texcoco y en otras partes del Estado de México.
Para muchos habitantes, vivir sin estos servicios básicos ha dejado de ser una excepción para convertirse en la norma. La resignación ante esta realidad es peligrosa, ya que perpetúa la pobreza y la desigualdad social.
El acceso al agua potable y al saneamiento es un derecho humano fundamental, reconocido por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Sin embargo, en comunidades como Fray Servando Teresa de Mier, este derecho es vulnerado constantemente. La normalización de estas carencias es una forma de violencia estructural que condena a generaciones enteras a vivir en condiciones indignas.
El reto para el nuevo Gobierno local
La reciente elección de Nazario Gutiérrez como presidente municipal de Texcoco plantea una nueva interrogante: ¿será capaz de desmarcarse de su padrino político, Higinio Martínez, y llevar a cabo las reformas necesarias para mejorar la calidad de vida de la gente del municipio? O, por el contrario, ¿seguirá la misma línea de indiferencia y egoísmo que ha caracterizado a la administración local en los últimos años?
El reto para Gutiérrez es mayúsculo. Si bien su cercanía con Martínez le ha permitido ganar la elección, su compromiso debería estar con la población de Texcoco y no con los intereses de un solo grupo político.
La situación en colonias como Fray Servando Teresa de Mier no puede seguir siendo ignorada. Es necesario un plan integral que garantice el acceso a agua potable y drenaje para todos los habitantes, sin importar su ubicación o condición social.
Este desafío no es sólo una cuestión de infraestructura, sino también de voluntad política. El nuevo Gobierno municipal tiene la oportunidad de marcar un cambio real y sentar las bases para un Texcoco más justo y equitativo.
Sin embargo, para lograrlo, deberá enfrentarse a los intereses arraigados que han mantenido a la población en el olvido durante tanto tiempo.
Los vecinos de la colonia Fray Servando Teresa de Mier deben seguir unidos y organizados para reclamar lo que el artículo primero de la Constitución Mexicana garantiza: “Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa.
La Ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo”, algo que solo lograrán unidos y organizados con Antorcha, es muy simple.
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