En los últimos años, el presupuesto destinado a diversas áreas y cómo se pretende gastar para el año entrante ha sido polémico, como ocurre con el Presupuesto de Egresos de la Federación, al que le recortan recursos con el paso del tiempo, siempre afectando a las obras que benefician a los más pobres del país.
Las disputas por el presupuesto parecen una lucha por ver quién se lleva el mejor botín, quién sale mejor favorecido con lo que se aprueba
Este tema genera un constante debate entre los diputados de distintos partidos, en una competencia por ver quién logra obtener mayores beneficios de esta cuestión. En los estados no es la excepción.
En Nuevo León, el presupuesto para el año 2025 presenta una propuesta en la que el gobierno del estado planea conseguir un préstamo para resolver algunos de los problemas de la entidad, como el tema de movilidad y educación. Enviaron su propuesta al Legislativo solicitando una deuda de 17 mil 500 millones de pesos, una cifra histórica en la historia reciente de Nuevo León.
Como siempre, esto representa otro peso más para las espaldas del pueblo, que es quien, al final, paga los impuestos al gobierno.
Al llegar a la discusión entre los diputados de oposición al gobierno actual, estos se arrepintieron de la magnitud de la deuda y modificaron la propuesta, pidiendo sólo 5 mil millones de pesos para solucionar la problemática en Nuevo León.
Pero, como me decía mi abuelita, “deuda es deuda” y la verdadera cuestión será cómo pagarla, ya que será con los impuestos de la gente.
Al final, esto revela que existe un déficit para resolver los problemas que afectan a la sociedad, problemas de toda índole que le corresponden al gobierno resolver.
Sin embargo, aunque intenten, no podrán solucionarlos por completo, pues no hay dinero suficiente para hacerlo. Si seguimos por el mismo camino, la problemática se agravará.
Es necesario implementar una nueva política fiscal, que sea progresiva y que cobre más impuestos a quienes más ganan. Los impuestos recaudados deben ser bien distribuidos; no como ocurre actualmente, donde los más beneficiados son siempre los sectores más adinerados.
Las disputas por el presupuesto parecen una lucha por ver quién se lleva el mejor botín, quién sale mejor favorecido con lo que se aprueba. El pueblo sólo es la excusa perfecta para decir que se lucha en su favor.
Los ciudadanos comunes, como el que escribe estas líneas, la pasaremos igual o incluso peor que en otros años, con más deudas y pensando en cómo enfrentaremos la famosa cuesta de enero.
El pueblo debe organizarse y luchar por sí mismo, llevar a su base más experimentada, disciplinada y consciente para tomar el poder político de la nación.
Debemos luchar realmente por lo que le corresponde al pueblo, pues solo él es quien genera la riqueza de la nación. Debe ser él quien disfrute y goce de lo que produce.
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