Han transcurrido ocho meses desde el inicio de la pandemia por la covid-19.Sin embargo, deberíamos preguntarnos qué repercusiones o aspectos de nuestra vida cotidiana se han visto afectados; por ejemplo, en el sector educativo.En este sentido, al estar conscientes de la importancia que tiene la educación para el futuro del país, se ve la necesidad de transformar verdaderamente el Modelo Educativo y reconocer como prioridad de todo esfuerzo a los niños, niñas y adolescentes de todo el país.Bajo este enfoque se debe transitar hacia una educación de calidad para todos los mexicanos y generar las condiciones que permitan garantizar la continuidad escolar.
Por lo tanto, de acuerdo con el Modelo Educativo (2017) parte de la visión clara de los fines que debe tener la educación en el siglo XXI, y que ha sido plasmada en los principios que la constitución establece en su Artículo 3º; al igual que en la Ley General de Educación en sus Artículos 7º y 8º; y en los Artículos 57º, 58º y 59º de la Ley general de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes; la educación debe buscar la formación integral de todas las niñas, niños y jóvenes, así como continuar con su formación académica y profesional.
Al mismo tiempo, debemos cuestionar si en el contexto mexicano se lleva a cabo eficaz y eficientemente estos principios durante el periodo en la pandemia.Si bien, el Estado debe garantizar el derecho a la educación de todos los mexicanos y que el acceso a ella sea gratuito; basta con analizar los datos obtenidos por el Inegi donde se establece que solo el 18.6% de la población puede estudiar una carrera universitaria.Además, se debe resaltar que gran parte del porcentaje de la población estudiantil debe dejar sus estudios para buscar un empleo y así contribuir económicamente en sus hogares.
Sucesivamente, con la implementación de la nueva modalidad aprende en casa II cuyo propósito es "hacer llegar a todos la educación" a través de programas televisivos resalta la ineficiencia del Estado al hacer frente a estas adversidades, ¿acaso realizaron un estudio cuantitativo de los habitantes que tienen acceso a internet o algún dispositivo electrónico?, ¿se preguntaron si realmente los niños y niñas tendrían una formación integral? o ¿si los contenidos televisivos consolidaran los aprendizajes esperados? La respuesta parece clara; puesto que, basándonos en datos cuantitativos solo el 44.3 % de las familias mexicanas cuentan con computadora y el 45.9% tiene televisión de paga debido que en algunas comunidades no cuentan con señal abierta.
Además, si sumamos cuántas familias tienen acceso a internet inalámbrico las cifras parecen no rebasar la mitad de la población.Por otro lado, si el lema de la educación a distancia es "hacer llegar a todos la educación", ¿qué sucede con la otra mitad de los habitantes que no tiene acceso a ninguna herramienta tecnológica?, ¿cuántos estudiantes no están recibiendo una educación por falta de un dispositivo electrónico? Porque podríamos inferir que el Estado no contempló estas circunstancias o simplemente puso en marcha un programa que cubriera la incapacidad que tiene para cumplir con uno de sus deberes.
De manera inmediata se solicita una cobertura amplia de internet gratuita, que permite por lo pronto ayudar un poco a este gran problema.Y a nosotros queridos maestros Antorchistas seguir preocupándonos por la educación de nuestros alumnos y generando estrategias que ayuden a no perder contacto con ellos, seguir con esa empatía que nos caracteriza y hacer llegar la educación a las comunidades más alejadas, y que dentro de nuestras posibilidades fortalezcamos los aprendizajes esperados, siempre con el firme propósitos de ayudar a crear al hombre nuevo.
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