MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Otro amargo 10 de mayo para la mayoría de las madres mexicanas

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En una de mis colaboraciones de hace un año señalé que, de acuerdo con información del Instituto Nacional para las Mujeres, desde la antigua Grecia se rendían tributos a Rea, conocida como “la madre de los dioses”, y que en México, a partir de 1922, se institucionalizó su celebración por iniciativa del entonces Secretario de Educación Pública, el periodista Rafael Alducín. Desde entonces, año con año, los hijos enaltecen en vida o en memoria a quienes nos dieron la vida.

Para nadie es desconocido que el festejo del 10 de mayo por el Día de las Madres es una de las fechas más importantes en el calendario de los mexicanos y, como cada año, este no fue la excepción. Hubo restaurantes abarrotados, conciertos gratuitos y a muchas madres de familia se les regalaron ramos de flores, pasteles, chocolates, y las redes sociales se llenaron de emotivos mensajes.

Aunque el Gobierno morenista ha reducido mañosamente en casi 20 mil personas la cifra oficial de desaparecidos en México, son prácticamente 100 mil hombres y mujeres cuyo paradero se desconoce.

Pero no todas tienen la misma fortuna, y cada año se incrementa la cifra de madres que sufren discriminación laboral y tienen dificultades para acceder a servicios básicos como la salud y la educación.

Además, la inmensa mayoría de ellas viven en condiciones de pobreza y pobreza extrema, mientras que para la inmensa mayoría de los Gobiernos siguen sin preocuparse de manera seria para concretar medidas que les permitan mejorar sus condiciones de vida y la de sus hijos.

Y peor aún, mientras sólo algunas madres eran festejadas, miles de madres de personas desaparecidas de buena parte de los estados del país salieron a las calles a marchar este 10 de mayo, como cada año, para exigir al gobierno federal la localización con vida de sus hijas e hijos, ante la política de “oídos sordos” que aplica el gobierno al dolor y al sufrimiento de quienes buscan a sus seres queridos.

Con pancartas, fotografías y consignas que resonaron por las principales calles de los centros históricos del país, denunciaron una vez más que “no hay nada que celebrar” y, al grito de “¿dónde están, dónde están?”, exigieron a las autoridades que no haya más dilación para atender sus casos.

En la Ciudad de México, desde una noche anterior, se realizó una velada en el Monumento a la Madre para recordar a los que hoy no están, y este lugar fue el punto de encuentro para decenas de colectivos de madres buscadoras que se reunieron para continuar con la lucha y la esperanza de localizar a sus hijos, pero también para demandar la urgente y necesaria pacificación del país.

En Guanajuato también hubo protestas; miles de valientes mujeres marcharon y alzaron su voz para exigir justicia por los casos de desaparición que han dejado un vacío en sus vidas y en la sociedad.

No se debe perder de vista que, aunque el Gobierno morenista ha reducido mañosamente en casi 20 mil personas la cifra oficial de desaparecidos en México, son prácticamente 100 mil hombres y mujeres cuyo paradero se desconoce, y de estos, prácticamente la mitad han desaparecido durante este sexenio.

Esto, junto con la cifra de personas fallecidas por homicidios dolosos, ha hecho que estos últimos seis años de Gobierno se deban recordar como los más violentos en la historia de nuestro país. 

Mientras tanto, en Guanajuato, ya se rebasó la cifra de las 4 mil personas desaparecidas, de acuerdo con la información del académico Fabrizio Lorusso, integrante de la Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato. Son cinco los municipios que concentran el mayor número de desapariciones en el estado: Celaya, León, Irapuato, Salamanca y Pénjamo.

Así, mientras sólo algunas madres pudieron ser festejadas, la inmensa mayoría sigue sufriendo y padeciendo la miseria por no contar con lo básico para tener una vida digna, y el dolor por no tener en casa a sus seres queridos, ante la indolencia e indiferencia de un gobierno que, aunque prometió que no sería igual, ha demostrado ser peor. Se han dedicado a robar de la manera más cínica y descarada la riqueza de la nación.

Es sumamente necesario que, a la vista de los graves acontecimientos que se registran en el país, como son la destrucción del sistema de salud, el deterioro de la calidad educativa y la violencia desbordada por todo el territorio nacional, pongamos un alto al abuso y la corrupción, los mandemos al basurero de la historia y nos convenzamos de que sólo el pueblo educado y organizado construirá una sociedad más equitativa para todos.

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