MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Pepenadores de Irapuato a la deriva

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Los trabajadores del relleno sanitario del municipio de Irapuato tienen laborando cerca de 20 años. Anteriormente su ubicación era en la comunidad Copalillo, viendo que estaba a un costado de la carretera más concurrida de nuestro país, me refiero a la federal 45 que atraviesa el territorio mexicano, la decisión de reubicarlo fue algo primordial para el ayuntamiento. Se buscó un lugar con mejores condiciones, fue así que el municipio llegó a un acuerdo con los 21 ejidatarios dueños de la comunidad Peñitas; ahora son 33 hectáreas con 42 centiáreas (333,756.587m2).

De este terreno hoy en día, 24 hectáreas se encuentran en proceso de terminación, pues ya han sido utilizadas; 9 están disponibles para área de trabajo y 5 para explotación material y cubierta de residuos sólidos proyectando un mayor tiempo de la vida útil, cuenta además con las características mínimas de operación señaladas en la NOM-SEMARNAT-083-2003. Dicho terreno se pondría en renta para el ayuntamiento municipal, el cual recibiría un pago de 90 mil 465 pesos mensuales.

Se reanudan labores en la nueva ubicación, los pepenadores que están ligados a este relleno sanitario y lo ven como su única fuente de trabajo –ya que por la edad, por no saber leer o escribir, o porque los padres han enseñado la labor digna a los hijos jóvenes– no tienen otra manera de llevar un ingreso a sus hogares.

Durante 11 años se lucró con los pepenadores debido a que les exigían cuotas y favores personales por grupos minúsculos y líderes falsos; abusaban de su necesidad. En el periodo del gobierno del Lic. Jorge Estrada Palero –2009-2012–, al querer privatizar el relleno sanitario, los pepenadores dirigidos por el Movimiento Antorchista Nacional, encabezados por el Ing. Gualberto Maldonado Morales, empezaron una dura e intensa batalla por defender los derechos de los más necesitados y pobres de la entidad; al quererlos sacar "con una mano por delante y la otra por detrás" y despojarlos de su única fuente de empleo y al no tener otra manera de alimentar a sus familias, los pepenadores se deciden a unirse y formar un sólo grupo firme y sólido, tan fuerte que ni las propias autoridades a pesar de sus intentos por disgregar e intimidar al grupo, gracias al respaldo del Articulo 123 de nuestra Constitución Política Mexicana y su lucha constante, los trabajadores lograron imponerse. Tenían su sobrevivencia en sus manos; así de duro, pero así de real.

A finales del gobierno de Palero, los pepenadores tuvieron que emprender un camino de lucha: salieron a las calles a manifestarse, a protestar y denunciar a nivel nacional las injusticias cometidas y la irracionalidad del gobierno en turno hacia ellos por querer conservar su trabajo.

La unión hace la fuerza, eso es lo que aprendieron los trabajadores de su lucha; tal lección debemos recatarla todos los pobres, porque para poder salir adelante tenemos que unir al pueblo mexicano, hacer un sólo frente guiados de la mano por Antorcha.

Hoy día laboran con un padrón reconocido por el ayuntamiento de 184 pepenadores, el cual es un logro de la lucha organizada. Cada día el relleno municipal de Irapuato recibe alrededor de 500 toneladas de basura recolectadas de casas-habitación, avenidas principales y de los sectores comerciales e industriales.

Sin embargo, en un lapso de seis meses se han dado hechos fuera de lo normal: la entrada de personal ajeno a las actividades internas; incendios en cuatro ocasiones; el robo de maya con la que se delimita la renta de la propiedad; el trabajo continuo de 24 horas, decisión del mismo ayuntamiento; la pérdida total de inversiones de los compradores y, a su vez, la restricción de la entrada a los pepenadores por el tipo de lixiviados acumulados en el relleno sanitario. En el caso de los incendios, se dificulta controlarlos, por lo que han provocado pérdidas económicas fuertes a cada uno de los compradores y pepenadores, pues se restringe por días el ingreso.

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El hecho de se que esté ingresando más de lo normal a dicho establecimiento, provoca descontrol total, al ingresar cerca de 500 personas ajenas al trabajo de recolección, los pepenadores tienen ingresos mínimos, a esto se le suma la medida de contingencia por el Covid-19. Si el ingreso era prácticamente escaso, con la pandemia no se tiene manera de laborar, y si se labora, la inseguridad con que se trabaja es alarmante, el peligro, inminente, siendo que día a día ponen en riesgo su vida.

La penuria y la falta de atención del presidente municipal lleva a poner en riesgo la vida de los irapuatenses. Hasta el momento, una despensa es todo el apoyo que han adquirido de los meses que llevan sin trabajar, y la necesidad de mantener a sus familias los ha orillado a decidir poner en riesgo su vida en el trabajo, pues no se les proporciona proporcionan kits de limpieza y overoles desechables. Los pepenadores son un blanco fácil para el nuevo virus, pues ahí llegan todos los residuos de la ciudad, sobre todo del sector salud, que atiende a los infectados de SARS-Cov-2, sin embargo y a pesar de la peligrosidad, la necesidad es más fuerte.

¿Y las autoridades? Bien, gracias. Un comunicado emitido por el ayuntamiento en un periodo y condiciones de dicho arrendamiento del 01 de abril del 2019 al 31 de marzo del 2022. Dictamen que Fundamenta y Motiva la Adjudicación Directa por Casual. Debe de tener las siguientes características: garantizar la extracción y conducción del biogás, laguna de lixiviados existentes, una compactación de residuos mayor de 600 kg/m3, caminos de acceso, caminos interiores, cerca perimetral, caseta de vigilancia y control de acceso, bascula, agua potable, electricidad, drenaje, servicios sanitarios, oficinas, seguridad y control de registro (ingreso de residuos sólidos urbanos, materiales, vehículos, personal y visitantes). De todas, muy pocas se cumplen.

El relleno sanitario no cuenta con respiradores para la extracción de gas, por lo tanto es una bomba de tiempo que en cualquier momento nos puede dar una desagradable sorpresa. A la cerca perimetral le falta un tramo aproximado de 500 metros; no se tiene agua potable para los trabajadores, no se cuenta con un control de acceso de los que ingresan ni existen servicios sanitarios, los trabajadores se ven obligados a hacer sus necesidades al aire libre. En fin, un descontrol total. Por ser el único relleno sanitario en el municipio, los intereses de muchos afloran por formar parte de este, y no precisamente como trabajadores, aunque los pepenadores lo vean como una fuente de trabajo, los poderosos lo ven como una fuente para enriquecerse.

"Los pepenadores no estamos en contra de la medida eso, porque ese no es el problema. El problema real es qué comeremos durante esta pandemia, la necesidad nos obliga a buscar la manera de tener algún ingreso y, ahora, ya laborando sin protección, nos da mucho miedo por las condiciones en las que estamos, pero tenemos que comer", comenta el señor David Gutiérrez, pepenador reconocido en el padrón municipal.

Por eso la exigencia al Gobierno Federal de que implemente un plan nacional de alimentación, que sus funcionarios tomen muy en serio el puesto que desempeñan, porque hasta el momento las personas más afectadas son los trabajadores de nuestro país.

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