MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

No es casual, el descontento es general

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El pasado 8 de marzo se vivió en varios estados del país la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, a través de manifestaciones de cientos de mujeres que salieron a las calles para expresar su cansancio de las atrocidades e injusticias que vive este sector a nivel nacional. Podrían, algunos observadores o críticos, manifestar al respecto que es una constante el hecho de que las mujeres se manifiesten causando destrozos en las ciudades de cada estado y que por eso sea necesaria la intervención de los medios de coerción del Estado, pero lo cierto es que es que las cifras de violencia contra este sector es muy alarmante, no se percibe alguna respuesta por parte de las autoridades que arranque de raíz o disminuya mínimo, las cifras que mantienen a las mujeres en continua manifestación.

En cifras redondas, según medios de comunicación y estadísticas de organismos como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), son 18 mil mujeres asesinadas desde 2018, más de tres mil 500 cada año, 300 al mes y 10 cada día, pero sólo el 24 por ciento de los casos es investigado como feminicidio; del total de mujeres de 15 años y más, 70.1 por ciento han experimentado al menos un incidente de violencia, que puede ser psicológica, económica, patrimonial, física, sexual o discriminación en al menos un ámbito y ejercida por cualquier persona agresora a lo largo de su vida, la violencia psicológica es la que presenta mayor prevalencia (51.6%), seguida de la violencia sexual (49.7%), la violencia física (34.7%) y la violencia económica, patrimonial y/o discriminación (27.4%); el propio Inegi confirma que el 70 por ciento de las mujeres mexicanas han sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida; de 2015 a enero de 2023, han habido 6 mil 543 feminicidios, siendo los últimos cinco años los que más aportan a esta cifra.

Es decir, que violencia contra las mujeres en México sigue siendo una realidad; el acoso sexual, la violencia contra niñas y adolescentes, la violencia digital, la falta de acceso al derecho al aborto, la brecha de género, la violencia ácida, hasta la máxima expresión de esto: el feminicidio. Y esto lo viven diariamente, el temor a salir a las calles solas, encontrar en el ámbito laboral un ambiente hostil, vivir en sus hogares mismos la violencia intrafamiliar entre otros aspectos que están bien registrados.

Pero esta injusticia es generalizada, este temor, esta realidad no solo la viven las mujeres. En este sistema donde debes buscar la forma de sobrevivir sin empleo, sin buenos salarios, sin buena educación, sin salud, sin servicios básicos, y donde además las autoridades no buscan atender estas carencias y mucho menos escuchar a los inconformes, no es de sorprender que las olas de manifestaciones de los distintos sectores se hayan incrementado. 

En México hay más mexicanos, la población sigue aumentando y las condiciones de vida son cada día peores, situación que condena a la población a sumarse a las filas de pobreza y pobreza extrema. Encontramos menos intención y capacidad de las autoridades por crear políticas que aminoren el descontento social debido, a que no pueden cambiar de base la raíz de todos los males de la sociedad mexicana ya que de inicio el análisis de este gobierno con respecto a la realidad de pobreza que se vive, está totalmente fuera del camino correcto, y por lo tanto el descontento va en aumento y la paciencia se aminora. Por eso aumentan las manifestaciones y el volumen de estas ya no es el mismo. ¿Cómo soportar tanta injusticia, miseria y pobreza? Imposible. Por eso las mujeres levantan la voz en su día, salen a las calles el día que conmemoran la lucha de la mujer por condiciones dignas, por justicia.

En el estado de Tlaxcala, muchas mujeres han creado grupos de protección donde procuran cuidarse mutuamente, ya que no encuentran una respuesta favorable por parte de las autoridades, y el 8 de marzo cuando se manifestaron, la respuesta fue de represión.

La manifestación fue pacífica, pero al llegar frente a las instalaciones del palacio de gobierno, fueron atacadas con gas lacrimógeno y con tanquetas de agua y en respuesta, las mujeres empezaron a tirar piedras y a intentar tirar la valla protectora que habían instalado alrededor de los edificios una noche previa a la manifestación. Nótese bien, solo después de que ellas fueron atacadas, la respuesta fue de defensa y contraataque. Aquí no se vivió el derecho a la manifestación, aquí nuevamente hubo represión. Este fenómeno jamás lo habían vivido las féminas en la entidad, según algunas declaraciones, la actitud del gobierno fue totalmente reprobable y, lo quieran o no, fueron ellos mismos los que incitaron a subir de volumen la manifestación.

Esto fue lo vivido ayer, pero el descontento de la población es general. Lo vimos en la marcha en defensa del INE, lo vemos en los plantones que se instalan frente a las oficinas de Palacio Nacional, las marchas de los doctores, de desempleados que piden oportunidades en este sistema tan desalmado. En fin, vemos muchas manifestaciones y luchas reformistas por supuesto, pero luchas de un pueblo descontento, cansado de que el gobierno se llene la boca diciendo que trabaja por ellos cuando la realidad es de miseria, hambre e injusticia. Las manifestaciones, por lo tanto, no son casuales, el descontento es del pueblo en general.   

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