En este modo de producción capitalista es común ver que el gobierno esté mejor preocupado por los asuntos del sector privado que del público, pues claro, ¿qué esperábamos?, y esto sucede porque a fin de cuentas el gobierno es el representante de esta clase social (los ricos) a quienes hay que cuidarles su propiedad y de paso de la del resto, aunque esta sea insignificante, porque dado que son los dueños de los medios de producción definen las políticas a seguir en una sociedad como la mexicana.
En este sentido, en el gobierno de Andrés Manuel (AMLO), se sigue favoreciendo a los más acaudalados de México, como a las empresas de su colaborador y amigo Ricardo salinas Pliego que opera por ejemplo las tarjetas de transferencia monetaria, tal como lo hizo en su momento Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa o Vicente Fox Quezada, por mencionar a algunos ex presidentes y esto a pesar de que AMLO se dice pertenecer a la izquierda mexicana, sin embargo no resuelve las demandas de los más empobrecidos de esta patria.
Pero, en contraste vimos cómo se lanzó contra programas que funcionaban con cierto éxito como el Prospera, las guarderías del seguro social o el seguro popular para ser sustituidos por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) que al paso de los meses no ha quedado claro como atenderá a la población mexicana que padece la incertidumbre, tema agravado por la presente pandemia del covid-19. Así, con esta nueva medida el problema empeoró, y todo por ser congruente con su visión de que todos los males de México se debían a la corrupción en todas las oficinas y programas públicos aplicados por las dependencias gubernamentales del pasado.
Esta visión unilateral no es compartida por toda la gente pues, aunque la corrupción existe, Antorcha afirma que el verdadero cáncer es la pobreza generalizada y peor aún, la miseria en que millones de familias tienen que vivir a cusa de la acumulación de su contraparte, -la riqueza en unas cuantas manos-, mientras que la corrupción es tan solo una consecuencia de la pobreza comparable con otros flagelos como es la delincuencia o la migración.
¿Y por qué AMLO no habla en estos términos y prefiere la corrupción como eje de sus discursos y análisis? Porque no quiere confrontarse con ellos, en cambio regatea recursos a las instituciones como sucede con los trabajadores de la salud que han evidenciado que no hay materiales de protección efectiva para no contaminarse con la covid-19, afirmando que faltan mascarillas de calidad, nos hay suficientes ventiladores, desinfectantes, etc., por lo que no queda claro tampoco como entra el Insabi ante esta contingencia.
¿Los médicos qué hacen al respecto? Al no ver ayuda por parte del gobierno federal, ellos, valientemente, están actuando por su cuenta, están haciendo de tripas corazón para toparle al coronavirus. Pero esto debiera de preocuparle a AMLO porque si los médicos se nos contagian, ¿quién atenderá a los pacientes enfermos y a los mismos especialistas expuestos al virus?
Por si esto fuera poco, el personal de salud está siendo agredido por la ciudadanía como si ellos fueran los culpables de lo que está pasando, con estas acciones, querido lector, no hacemos otra cosa más que demostrar nuestra poca conciencia, la baja capacidad de empatía hacia los médicos y nuestro miedo a que de estar contaminados nos enfermen al viajar con ellos en el camión urbano o comprando los víveres en las tiendas.
Por eso, los antorchistas planteamos que debemos solidarizarnos con ellos y apoyarlos en su exigencia a que el gobierno les dé la protección requerida porque las autoridades son los verdaderos culpables de que la gente los ataque, porque si ellos no denunciaran esta anomalía seguramente nadie tendría miedo a su cercanía y por el contario, daría gusto y seguridad de convivir con alguien que sabe y que está curando a los enfermos en cuestión.
Entonces, amables lectores, hay que ser solidarios con estos valientes médicos mexicanos, porque muchos de ellos también viven al día ganando ciento 80 pesos por jornada y no cuentan con las herramientas adecuadas para el desempeño de su labor y entendamos que su exigencia es parecida a la del operador que pide botas industriales, overol, gafas, guantes, casco y que también tienen familia que los espera en casa.
Otra lección es que no esperemos que pasen este tipo de situaciones para demostrarnos fraternidad porque todos los asalariados somos víctimas de la explotación con que funciona el sistema capitalista extrayendo la plusvalía, pero empobreciendo al pueblo mexicano que no tuvo ningún cambio sustancial con Morena en el poder federal.
Pasada esta crisis debemos unirnos en torno a los mejor que tienen los pobres de México que es su organización, debemos aceptarnos como víctimas de la lucha de clases en México y saber que solo organizados podemos defendernos de los abusivos por su poder y dinero. Por tanto, vamos juntos a defender los derechos de los trabajadores de la salud, que son los mismos en esencia de todo el pueblo pobre de la patria, juntos venceremos las adversidades y estaremos demostrando la esencia humana. ¡Adelante mexicanos, hay que proteger a nuestros amigos doctores!
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