Los mexicanos que vivimos al día somos los más vulnerables ante las epidemias. Es verdad que si el virus proviene del extranjero, es más probable que los acaudalados sean los primeros que lo ingresen al país, sin embargo, una vez en el territorio nacional los más vulnerables son aquellos que sufren día a día todo tipo de carencia social.
De acuerdo con el Estudio Diagnóstico del Derecho a la Salud 2018 elaborado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en nuestro país más de 19 millones de personas carecen de servicios de salud; además, 71.7 millones de personas carecen de seguridad social, el 57.3 por ciento de la población total en México.
Por su parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) apunta que México es el tercer país miembro que menos invierte en materia de salud: 5 por ciento contra el 9 por ciento promedio entre los países que la conforman.
La carencia de seguridad social es un indicador para determinar si una persona se encuentra en situación de pobreza, junto con la carencia por acceso a los servicios de salud, el rezago educativo, la calidad y los espacios de vivienda, el acceso a la alimentación y a servicios básicos en la vivienda.
Por simple lógica, todo este panorama hace más vulnerables a la clase trabajadora, pues son ellos los que viven al día, son ellos los que sufren de las carencias en sus hogares, los que no tienen accesos a servicios de salud y mucho menos pueden costear atención especializada, son ellos los que no se pueden quedar encerrados en cuarentena porque su magro salario solo los ayuda a vivir al día. El pueblo pobre solo posee su fuerza de trabajo para venderla y poder subsistir.
Los diferentes niveles de gobierno no pueden limitarse a declarar cuarentena y prohibir la interacción social, deben planificar estrategias contundentes para proteger a los que más lo necesitan. Es una ocurrencia decir que los pobres son inmunes al virus; los pobres son los más vulnerables y los que sufren las consecuencias más letales de las epidemias.
Un último dato del Coneval. En México, 172 municipios son puntos rojos en cobertura de servicios de salud; uno de cada cuatro habitantes no tiene cobertura y se encuentran distribuidos en 18 entidades del país, destacan Oaxaca, Puebla, Veracruz y el Estado de México. A pesar de eso, Barbosa, gobernador de Puebla, se burla de la contingencia como lo hace AMLO, y Alfredo Del Mazo Maza, gobernador del Edomex, deja sin insumos médicos a diferentes hospitales de la entidad y niega la habilitación de nuevos centros de salud que ofrecerían atención médica a los más desprotegidos. Como dice el dicho popular: "Los hechos no dejan de existir solo porque sean ignorados".
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