Tenemos que convencernos, compañeros y amigos, de que la política que promueve el presidente de la república no es lo que el país requiere. Es cierto que el sistema da una cara donde según ellos todo camina bien, mejorando en todos los aspectos, así lo ven el presidente y todos sus aduladores, manejando la situación con un sistema de partidos que les permite tener todo controlado.
Por ejemplo, la organización de las elecciones más grandes de la historia, pero también las más violentas, las menos democráticas, porque los puestos que están en disputa son para los amigos de los líderes de los partidos. En algunos lugares, los gallos ya están muy desgastados.
Hay una contradicción entre lo que los medios de comunicación y el presidente dicen para persuadirnos; para ellos todo marcha bien y nos invitan a construir un segundo piso que será más corrupción.
Por otro lado, se encuentra la opinión de expertos en economía, sociólogos, líderes políticos, empresarios y sacerdotes, quienes sostienen que lo dicho por el estado no es verdad, que para llevar a cabo un análisis exhaustivo del diagnóstico del país y de la administración, debemos tener en cuenta diversos aspectos relevantes, y de esta forma poder analizar a la administración, no tener en cuenta solo los programas sociales, es necesario examinar cómo estamos en la economía, la salud, educación, la inseguridad, la pobreza, los salarios, las condiciones en las que están trabajando nuestros obreros. Sin embargo, de todos estos aspectos, hay uno que nos da una aproximación de lo que en los hechos está sucediendo en México: la seguridad.
El Gobierno carece de una estrategia de seguridad coherente, los esfuerzos para abordar la corrupción y el crimen organizado se consideran altamente politizados y como estrategia para avergonzar a gobiernos anteriores son insuficientes, sin un plan y con una corrupción floreciente.
La situación en el país se encuentra en un estado de desgracia. Por ejemplo, el Instituto Nacional Electoral informó que existen 360 candidatos que habían solicitado protección por motivos de seguridad, de los cuales 300 están compitiendo por un cargo federal y 60 a nivel local.
Existen quince estados en peligro de intervención del crimen organizado, de los cuales doce de ellos pertenecen a Morena, dos del Partido Acción Nacional (PAN) y uno del Movimiento Ciudadano (MC).
En el transcurso del sexenio, según el registro diario de la consultora TResearch, se han llevado a cabo 185 mil 169 homicidios dolosos que superan los doce años de gobernación del PAN.
En el Gobierno de Calderón, habían registrado 80 municipios gobernados por el crimen organizado, y ahora con AMLO se encuentran 750, donde las autoridades son cero a la izquierda y donde los mañosos imponen impuestos y las reglas del mercado. En Michoacán, 22 aspirantes han tenido que renunciar.
Las elecciones más importantes de la historia son donde hay más terror, miedo e inseguridad.
Los ejércitos no son suficientes para salvar el país; una nación defendida por el pueblo es invencible, pero esto no está ocurriendo. La presente problemática se refiere al cáncer que la cuarta transformación no podrá detener, ya que es factible detenerse cuando se asciende y nunca cuando se desciende.
Hay una contradicción entre lo que los medios de comunicación y el presidente dicen para persuadirnos; para ellos todo marcha bien y nos invitan a construir un segundo piso que será más corrupción, inseguridad, falta de medicinas, falta de crecimiento económico, con interminables obras producto del capricho de una sola persona, de persecución de la gente que piensa diferente y con una sociedad que se está acostumbrando a no trabajar.
Las causas de todo lo acontecido en nuestro país son la desigualdad, la pobreza y la ausencia de oportunidades, lo que ha llevado a los jóvenes a caer en las garras del crimen organizado. Por consiguiente, es imperativo que estas causas sean atacadas de manera diligente si se desea corregir el problema.
Los Gobiernos anteriores lucharon contra el crimen organizado, pero este gobierno no. Su política de abrazos y no balazos no funcionó, está peor que en la de los gobiernos anteriores en el cual nos tiene parados en un charco de sangre. Su política resultó peor que la de gobiernos anteriores.
Ahora el país tiene más miedo, hay más violencia y crece más. Por esta razón tenemos que darnos cuenta, despertar, saber que la situación no está bien, no lo digo yo, lo dicen miles de voces del pueblo y especialistas que saben del tema y aseguran que las cosas van muy mal y se pondrán peor.
Urge que el pueblo despierte y luchemos juntos para detener este fenómeno de la cuarta transformación.
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