MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Llegó la hora de que el pueblo quite

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Febrero loco y marzo otro poco, reza el refrán español que advierte sobre la situación invernal que perdura en el mes de febrero y otro tanto en el mes de marzo. Así, siguiendo esta advertencia climática caso similar sucede en la vida social-económica.

Tras vacacionar y estar con los nuestros un rato en las fiestas decembrinas y que en las más veces desvían nuestra atención de los problemas que esos, sí que no tienen vacaciones, amanecimos el primero de enero con nuevos desafíos económicos como el reemplacamiento en Michoacán, la subida de precios de la canasta básica que no se compensa con el cacareado aumento salarial del Sr. presidente de la República, en enero “México ha vivido su peor cuesta de enero en dos décadas” (Darinka Rodríguez, El País, 9 de febrero); el aumento del desempleo que ha venido registrando la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, Gerardo Hernández de El Economista dice que “si bien el mercado de trabajo estuvo en un proceso de recuperación y aunque ya se tiene el mismo nivel de ocupación que se reportaba previo al impacto de la pandemia, no se crearon los empleos suficientes para satisfacer el crecimiento de la Población Económicamente Activa; otro, el aumento de víctimas de la pandemia que no para, la media diaria de contagios ronda los 20 mil casos”.

Y así como advierte el refrán, esta situación va para largo. No vemos medidas que instrumente el gobierno federal para resolver dichos problemas. Para garantizar la oferta de empleo se requiere de inversión tanto pública como privada, y no hace mucho que el primer mandatario sugirió una pausa en las relaciones con España alegando saqueo por parte de las empresas españolas en contubernio con los gobiernos de ambos países en circunstancias de que España es el segundo país de origen con mayor inversionistas en México, sólo después de Estados Unidos. Esta situación negativa la paga al final el pueblo.

Otro caso, en medio de los asesinatos en contra del periodismo en México, el mandatario se despendola contra quienes sacan a relucir su fracaso en su “lucha contra la corrupción”, como el tan sonado caso de Loret de Mola; todavía más cuando “en México la impunidad para cualquier asesinato supera el 90%. En el caso de los periodistas… de un 99.13%”   (El País, 12 de febrero). Esto no es más que agravante a la ya tan difícil situación como líneas arriba se describe.

Pero el discurso de buenas intenciones sigue aunque la realidad se contraponga. Durante la conmemoración del Día de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), realizada en la base militar de Santa Lucía el 11 de febrero, López Obrador dijo: “Nosotros no nos vamos a divorciar nunca del pueblo, le debemos al pueblo el haber llegado para transformar y nunca le vamos a dar la espalda”. La vida económica de los mexicanos dictan lo contrario. Las políticas educativa, sanitaria, económica y sociales dejan mucho qué desear. El morenismo no pasa del discurso a los hechos. A este paso, la crudeza del invierno no se detendrá en marzo.

Pues bien, como ha sido la experiencia de la lucha popular, estos problemas los resolverá el pueblo organizado y consciente en lucha. El pueblo pone, pero es hora de que el pueblo también quite. Nada de resignación ante las injusticias, el pueblo mexicano, como en glorias pasadas, tendrá que acometerlas luchando.

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