MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Libertad de expresión en el Gobierno de la 4T

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De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión.

Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir información e ideas, ya sea oralmente, por escrito o a través de las nuevas tecnologías de la información, el cual no puede estar sujeto a censura previa sino a responsabilidades ulteriores expresamente fijadas por la ley.

Nuestro aún presidente celebra la libertad de expresión de Julian Assange, y eso no está mal; sin embargo, lo que hace con los periodistas de México es todo lo contrario: a ellos los persigue, los censura.

Por otro lado, nuestra Carta Magna, en su Artículo 6º, señala que la manifestación de las ideas no será objeto de ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la moral, la vida privada o los derechos de terceros, provoque algún delito o perturbe el orden público; el derecho de réplica será ejercido en los términos dispuestos por la ley. El derecho a la información será garantizado por el Estado.

En ese mismo sentido, el Artículo 7º indica que es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio.

No se puede restringir este derecho por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares, de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios y tecnologías de la información y comunicación encaminados a impedir la transmisión y circulación de ideas y opiniones.

Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura ni coartar la libertad de difusión, que no tiene más límites que los previstos en el primer párrafo del artículo 6º de esta Constitución. En ningún caso podrán secuestrarse los bienes utilizados para la difusión de información, opiniones e ideas, como instrumento del delito.

Hasta aquí me parece que está claro y por escrito lo importante que es la libertad de expresión. Sin embargo, lo que pasa en México y su gobierno es todo lo contrario si lo comparamos con las declaraciones que hizo nuestro mandatario sobre el caso de un conocido programador, activista y pirata informático y fundador de WikiLeaks, Julian Assange.

En 2010, Julian Assange fue catapultado a la atención mundial cuando publicó un video que pretendía mostrar un mortal ataque con helicóptero estadounidense en Irak, en 2007.

Poco después, WikiLeaks publicó miles de documentos militares estadounidenses clasificados relacionados con las guerras en Irak y Afganistán, así como un tesoro de cables diplomáticos.

Debido a eso, Assange fue perseguido durante doce años y denunciado por espionaje por las autoridades norteamericanas.

A pesar de que Julian pidió asilo político a Ecuador, después se lo llevaron preso a una prisión de Londres y, debido a las fuertes presiones, Estados Unidos pidió su extradición.

Ya el pasado 24 de junio hizo un acuerdo con el gobierno norteamericano en el cual consistía declararse culpable por espionaje y su acuerdo estipula que ya cumplió su sentencia.

Ante esta clara violación a la libertad de expresión, vimos como el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, una vez que se enteró de la libertad de Julian Assange, se llenó la boca; gritó a los cuatro vientos y celebró con bombo y platillo en su mañanera diciendo:

“Estamos muy contentos por la salida de la cárcel de Julian, era una cosa muy injusta, era como tener en prisión la libertad y en especial la libertad de expresión, y ahora ya como lo puse en el Face está contenta la estatua de la libertad que entregaron los franceses en su momento al gobierno y al pueblo de Estados Unidos” (Infobae, 25 de junio de 2024).

Nuestro aún presidente celebra la libertad de expresión de Julian Assange, y eso no está mal; sin embargo, lo que hace con los periodistas de México es todo lo contrario: a ellos los persigue, los censura, los llama prensa vendida, prensa fifí, mercenarios de la información; los silencia cuando le dicen la verdad en su cara.

Es decir, en nuestro país no existe libertad de expresión cuando se trata de señalar los errores del Gobierno, del enriquecimiento de sus hijos, de los favores políticos, de los miles de asesinatos todos los días, de las madres buscadoras. En fin, el que se dice padre de la moral en realidad tiene doble moral.

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