Desde su nacimiento en Movimiento Antorchista Nacional ha pugnado por una patria más justa, es decir por una patria en donde los mexicanos tengamos mejores condiciones de vida, una patria en donde cada mexicano cuente con una vivienda digna, condiciones de trabajo humanas, acceso a una educación de calidad, acceso a la salud, cultura y deporte. Han pasado más de 46 años en los cuales cientos y miles de mexicanos pertenecientes y no a las filas antorchistas han sido testigos de como el trabajo tesonero, abnegado y noble de hombres y mujeres ha sido capaz de cambiar radicalmente parte de la realidad que hasta entonces parecía imposible cambiar.
Sin embargo, las obras y servicios que han cambiado la vida de cientos y miles de mexicanos no fueron fáciles de lograr, mucha lucha, esfuerzo y sacrificio se han vertido para que los gobernantes en turno (y la mayor de las veces de mala gana) deban realizar las obras que el pueblo organizado propone, no obstante que todas ellas se encuentran plenamente justificadas, no sólo no han sido fáciles sino que además no han sido las suficientes, todavía la mayoría de los habitantes de nuestro país seguimos viviendo en condiciones deplorables, hacinados, sin contar con los servicios elementales y mucho menos contamos con la atención medica elemental.
Como si esto no fuera ya suficiente, ahora tenemos dirigiendo a la nación un personaje que, apostándole a al descontento popular por los errores de los gobiernos anteriores y apostándole a la mala información de las mayorías, su falta de conciencia de clase y por tanto desorganización, sin el mejor rubor y ante sus falta de resultados durante el tiempo que lleva gobernando, lejos de exponer un programa de nación con miras a mejorar las condiciones de vida de las mayorías, se ha dedicado a asegurar su clientela política que le garantice influir en las conciencias de los próximos electores, garantizar el recurso para la famosas "tarjetas" ha sido la prioridad de la 4T, aunque para ello tenga que quitarle dinero a sectores importantes como la agricultura, deporte, cultura, obra pública y salud.
Justamente en este escenario, en donde con el pretexto de combatir la corrupción se han echado abajo instituciones históricas que medianamente garantizaban la atención medica de la inmensa mayoría, es como nos encuentra la más reciente de las calamidades mundiales el COVID-19. Para desgracia del pueblo empobrecido e indefenso, en días pasado se nos informó que acabamos de pasar a la fase 3 de esta pandemia y, como es de esperarse en un pueblo vulnerable como el nuestro que no cuenta con la capacidad de guardar la sana distancia porque durante generaciones enteras han tenido que vivir hacinadas, que no cuenta con agua potable para atender las recomendaciones sanitaras, que vive al día y por lo tanto no puede quedarse en casa, el miedo y la desesperación han comenzado a reflejarse en los mexicanos más atrasados que como hemos visto lejos de ver el trabajo de los médicos en sus justos términos como verdaderos héroes que están en la primera línea de batalla, los agreden en la vía pública, sin analizar que ellos también son víctimas de las malas decisiones, allí están nuestros cuerpos médicos enfrentándose a COVID-19 prácticamente cuerpo a cuerpo, sin batas adecuada, sin guantes, sin mascarillas que garanticen un poco más su integridad física, manifestándose para ser escuchados y con ello garantizar no solo librar la batalla en mejores condiciones sino también la de sus pacientes. Considero que la postura correcta de los mexicanos bien nacido es respaldar de manera incondicional a nuestros profesionistas de la salud, sumar esfuerzos, hacer que las autoridades escuchen sus reclamos y atiendan de manera inmediata sus necesidades sin amenazarlos con faltas administrativas y despidos injustificados. Ha llegado la hora de que escuchen la voz de las mayorías, esa voz que durante siglos enteros ha llevado al éxito a los administradores del poder que han tenido la certeza de escucharla o bien se resignen a manchar las páginas de nuestra historia como unos aprendices de dictadorzuelos que no supieron ponerse a la altura de las circunstancias. La última palabra es de ustedes señores de la 4T.
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