MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La privatización de la salud de los mexicanos

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El artículo 4 de nuestra Constitución, en su párrafo cuarto, alude a que toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La ley definirá las bases y modalidades para un acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia de la federación y las entidades federativas en materia de salubridad general…

El acceso a la salud y el derecho a la vida, inherentes entre sí, son derechos humanos consagrados en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM); es decir, que por el simple hecho (jurídico) de tener membresía humana, tenemos en todo momento el derecho subjetivo de exigir se respete, se proteja, se garantice y se cumpla el ejercicio de estos derechos, y para ello, los administradores del poder público federal, tienen las facultades y recursos necesarios para hacerlos una realidad.

Valga lo antes mencionado para referirnos a lo planteado a continuación: mientras todos hablaban de la salud del presidente, a la vista de todos, le clavaron otro puñal al ya moribundo sistema de salud del pueblo. Ya ni hablemos de un sistema de salud, “como el de los países nórdicos”, del que tanto parloteaba el presidente Andrés Manuel López Obrador durante su campaña. No. Los mexicanos pobres se quedaron sin otra institución de salud.

Antes debemos recordar que, en 2020, el Instituto de Salud para el Bienestar, mejor conocido como Insabi, sustituyó al Seguro Popular. Las funciones del organismo de salud de la 4T eran prácticamente las mismas que las del Seguro Popular, atender a todas las personas que no disponen de seguridad social, brindar, de forma gratuita, los servicios de salud, medicamentos y demás insumos asociados al momento de requerir atención.

Los funcionarios morenistas anunciaron, con bombo y platillo, la destrucción de lo viejo y la creación del nuevo instituto, bajo la premisa de un argumento muy sencillo: “antes no funcionaba porque había corrupción, ahora ya no la hay y todo funcionará mejor”. La realidad caminó dos pasos, tres años pasaron y las palabras se hicieron pedazos.

Pues bien, después de 17 años se fue el Seguro Popular y para dar paso al Insabi, con el que supuestamente se garantizaría el acceso a la salud con una atención integral y gratuita a las personas sin seguridad social. Sin embargo, este proyecto que traería a los mexicanos un sistema de salud equiparable al de Dinamarca, llegó a su fin el 25 de abril de 2023.

Urge que a los mexicanos les digamos que sí, que el Insabi fue una fachada para el desfalco, que la corrupción criticada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador hoy vive y se desarrolla monstruosamente y peor que en el pasado, que la 4T condena y ataca a todas las voces que se atrevan a articular una crítica a su política, aunque estas sean instituciones formalmente acreditadas.

La privatización de la salud en México sigue en marcha, al ser para muchos pobres la única alternativa para costear sus medicinas. Los mexicanos debemos anclar el dedo en esto y por ningún motivo permitir que nos arrebaten un derecho elemental.

Pero por ningún motivo conviene olvidar lo elemental, señalar que el pueblo sigue sin gozar del derecho elemental de la salud. Las recetas siguen sin surtir, la gente sigue muriendo.

Esto sucede cuando no se analiza correctamente un fenómeno. Este problema no es exclusivo del gobierno morenista, pero si lo es su irresponsable y alevoso discurso para engañar al pueblo mexicano y ganar simpatía entre las masas empobrecidas, de lo contrario, habría partido de la realidad.

No se trata solo de mofarse de la desaparición del Insabi por ser una institución morenista, por más oposición que sea a la 4T, a nadie le conviene que la crisis de la salud continúe a este ritmo y con este grado de deterioro.

Tal parece que nuestro presidente no se ha dado cuenta que la realidad no funciona por decretos, (como la extinción del neoliberalismo en México). Se requiere un estudio científico de la realidad, de los problemas y cualquier fenómeno para poder, entonces sí, proponer soluciones serias que en verdad puedan tener algún éxito, de lo contrario, el único afectado con las ocurrencias diarias de políticos como los de Morena, es el pueblo pobre que día a día padece los males como la falta de organismo que le pueda garantizar su derecho a la salud.

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